¡Levantate su mirada!

Porque Jesús no solo murió por nosotros, sino que ahora su ministerio es de interceder también por nosotros. Esta fue la visión que también tuvo Pablo, quien después de hablar que nada ni nadie nos separa del amor de Cristo, nos dijo que él está a la diestra de Dios y que también intercede por nosotros (Romanos 8:34). Que gran confianza nos deja la posición de Cristo en los cielos.

II. PORQUE ESTAMOS ESCONDIDOS EN CRISTO

1. Escondidos al momento de morir (vers. 3)

¿Cómo entender que ahora el creyente está escondido con Cristo? Pablo nos ayuda en esto cuando nos dice que hemos muerto. ¿Qué significa esto para nosotros? En la forma como Pablo usa acá este imperativo, ya esto sucedió en el pasado. No se habla de un proceso, sino de algo que ocurrió en un solo momento y algo especifico.

Como muerte al fin tuvo que ser una crisis, pero ocurrió una sola vez. Cuando creemos en Cristo ocurrió una muerte al pecado (Romanos 6:2). Ya el pecado no se va a enseñoreará más de nosotros. La muerte con la que ahora estamos escondidos en Cristo es también una muerte a nosotros mismos (2 Corintios 5:14, 15).

Al conocer a Cristo ya no vivimos para nosotros mismos. Sin embargo, este es el mayor problema al que se enfrenta esa muerte, porque no siempre estamos muertos a nosotros mismos. La otra muerte a la que ya enfrentamos es a la ley (Romanos 7:6).

De esa ley morimos y quedamos libres. Y la última muerte ha tenido que ver con el mundo, porque ya no pertenecemos a él. Es verdad que vivimos en él, caminamos en él y hasta somos influencias por él, pero la verdad de haber muerto a todo esto es porque ahora estamos escondidos en Dios.

2. Escondidos al momento de resucitar (vers. 1)

Si lo arriba expresado nos parece difícil de entender cuando se habla de la muerte del creyente ¿cómo entender ahora esto que también hemos resucitado? Ya Pablo nos mostró una enseñanza parecida cuando nos habló en el capítulo 2 que fuimos bautizados con Cristo en su muerte, pero que ahora andamos en esa novedad de vida nueva al levantarnos de la “tumba” del bautismo. Una manera de entender nuestra “resurrección” es siguiendo a Cristo después que resucitó.

Lo primero que vemos es que Jesús al momento de resucitar hizo presencia en medio de los hombres, apareciéndose durante cuarenta días. Su presencia sirvió para animar y consolar a sus discípulos. Sirvió para restaurar, como el caso de Pedro. Al resucitar era poseedor de un poder especial para hacer cosas sobrenaturales.

Y el mismo Señor nos ha capacitado porque también en nosotros mora el poder que resucitó a Cristo de entre los muertos. Pero, sobre todo, una manera de entender que ahora nosotros hemos resucitado en Cristo es que, al igual que el Señor, debemos estar preparados porque en cualquier momento seremos arrebatados hasta el cielo. Miremos más a menudo al cielo, nuestra patria final.

3. Escondidos en Dios (vers. 3b)

Una cosa es estar escondidos de los hombres, pero otra muy distinta es que estés escondido en Dios. No estamos escondidos con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, sino con el vive en Cielo Blanco. Pero ¿qué significa estar escondido en Cristo? Utilicemos la figura de lo visible y lo invisible. Lo visible para el creyente es lo que refleja su conducta y su carácter, así como sus actividades donde se destaca su presencia.

Pero lo que sostiene lo que hacemos externamente está sustentado por las raíces de nuestra relación con Dios, que no se ve. Pablo dice que ya hemos muerto y nuestra vida está escondida en Dios; eso sería como nuestras raíces que ya echamos en él.

Estar “escondidos en Dios” por un lado, es poseer la más inexpugnable garantía de que nuestra vida está segura en él, de manera que nadie nos podrá alcanzar para apartarnos de la mano de Dios (Romanos 8:37-39).

Nuestra existencia está en Cristo mismo (Filipenses 1:21). Si nuestra vida está “escondidos en Dios”, debemos vivir libres de temores ante toda adversidad. Estaremos seguros de que sea que vivamos o que muramos, somos del Señor. Debemos estamos escondidos en Dios para el mundo, la carne, el pecado y Satanás

III. PORQUE SEREMOS MANIFESTADOS CON CRISTO

1. Cuando Cristo se manifieste… (vers. 4)

Deja un comentario