Dios te ama de todas maneras

I. Jesús le dio una segunda oportunidad

La biblia no pasa por alto nuestro pasado. Dios no dice que lo que hemos hecho en el pasado no importa; porque sufrimos las consecuencias de nuestros pecados. Lo que Dios asegura es perdonar todos nuestros pecados si nos arrepentimos y nos apartamos de ellos. La biblia dice que El que encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13).

Las palabras de Jesús a la mujer adúltera de la historia, pudiéramos parafrasearlas de la siguiente manera: “Mujer, sé que has estropeado todas las cosas, hasta hoy todo lo has hecho mal; pero la vida no se te ha terminado. Te doy la oportunidad de comenzar una nueva etapa en tu vida. Que dejes atrás tu pasado y te levantes sobre el polvo de tu derrota y alcances un nivel de vida superior al que hasta hoy has vivido.”

Así como Jesús encaminó a esta mujer pecadora a reconciliarse con Dios, de igual manera el Señor nos asignó la tarea de predicar un evangelio de reconciliación; de restauración del pecador a la comunión con Dios. “Dios ha dado al mundo la oportunidad de reconciliarse con Él por medio de Cristo, no tomando en cuenta los pecados del hombre sino borrándolos. Este es el glorioso mensaje que nos ha enviado a predicar.”  (2 Corintios 5:19 NTBAD).

Condenamos el pecado, pero amamos al pecador. Condenamos el pecado cuando nos negamos a ignorarlo, tolerarlo o excusarlo. Pero amamos al pecador diciéndole la verdad en amor; testificándole del perdón que está disponible a través de Jesucristo.

II. Jesús tuvo compasión de ella

La religión organizada de los tiempos de Jesús miraba a los pecadores con repugnancia, con menosprecio, los dominaba su propia justicia. Esto lo ilustra la historia que nos cuenta Juan de la mujer adúltera y la parábola del fariseo y el publicano de Lucas 18:9-14. Mientras que Jesús miraba a los pecadores con compasión al ver y comprender sus sufrimientos.

Jesús mostró su compasión sanando a los enfermos, consolando a los desconsolados, alimentando a los hambrientos, buscando y perdonando a los pecadores perdidos, dando descanso a aquellos que están agobiados y cansados. La compasión de Jesucristo es un modelo a seguir para los cristianos de todos los tiempos. El evangelio que predicamos es un evangelio compasivo.

El Señor nos llama a ser compasivos por medio de las parábolas del buen samaritano (Lucas 10:33) y del hijo pródigo. (Lucas 15:20).

El apóstol Pedro aconseja a los cristianos de todos los tiempos a ser compasivos. “En fin, únanse todos en un mismo sentir; sean compasivos, misericordiosos y amigables; ámense fraternalmente y no devuelvan mal por mal, ni maldición por maldición. Al contrario, bendigan, pues ustedes fueron llamados para recibir bendición.” (1 Pedro 3:8-9 RVC).

III. Jesús le lanzó un desafío

Jesús retó a esta mujer con el desafío de una vida sin pecado, al decirle: Vete y no peques más. El Señor no le hecho la mano en el hombro y le dijo: «Está bien hija; no te preocupes; sigue viviendo como hasta ahora, todo va a estar bien. Sigue adelante».

El Señor NO justificó su pecado. Ni siquiera rebajó la pena de lapidación conmutándola [cambiándola] por otra más suave. Más bien le dijo: «Mira, está mal lo que haces. Debes salir de donde estás. Eso no te va a llevar a nada bueno. Emprende la lucha para mejorar y cambia de vida de arriba abajo. Vete, y no peques más.»

Jesús desafió a esta mujer a tomar resoluciones de cambio radicales en su vida. Le hizo ver que sí es posible cambiar de vida. Que no siempre tenía que ser víctima de sus debilidades sensuales y falta de carácter moral.

Muchas personas esclavas del alcohol, del tabaquismo, de la pornografía, la prostitución, la violencia y el mal carácter, piensan que tendrán que ser así toda su vida. Pero no es así. Este es el desafío que Cristo le lanza a esta mujer pecadora. Jesús le hace ver que Si es posible un cambio.

El evangelio de Cristo ofrece ese camino de cambio. La biblia dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17). Estar en Cristo es un concepto profundo que representa una relación íntima con Cristo, y que Pablo lo expresa con el término nueva criatura es.

En ese acto de nuevo nacimiento, el Espíritu Santo imparte vida nueva y ya el creyente en Cristo, no será el mismo jamás. No es que hayamos sido reformados, rehabilitados o reeducados; es que ahora en Cristo somos una nueva creación de Dios, viviendo en unión vital con nuestro Salvador Jesucristo. (Colosenses 2:6-7). La verdad del evangelio nos hace libres y nos hace ver que no siempre tenemos que ser los mismos.

Deja un comentario