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Los pecados del carácter

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: Los pecados del carácter

Predicas Cristianas Texto Bíblico: Colosenses 3:8-11

INTRODUCCIÓN:

El mensaje pasado Pablo nos confrontó acerca de los pecados sexuales que atentan contra nuestro cuerpo. Nos increpó para que nos opusiéramos continuamente a todas estas obras corruptas no haciendo provisión para los placeres carnales.

El imperativo ha sido de dar muerte a todo lo que le hace daño al espíritu. Y Pablo como si todavía le quedará otro asunto que tratar nos habla de otros pecados que atentan contra el carácter. Que, si bien los primeros que puso en la lista tienen mucho que ver con el desorden interno, el del corazón, los pecados del carácter afean el rostro y contaminan el alma.

El desafío de este pasaje es que los creyentes no deben ser conocidos por vivir el mismo estilo de vida que tenían antes de creer en Cristo. La salvación es por fe, sin embargo, la vida cristiana es una vida cambiada. El imperativo anterior decía: “Haced morir lo terrenal en vosotros”. Ahora el nuevo imperativo nos dice: “Dejad también vosotros todas estas cosas”.

John Wooten ha dicho: “Un caballero es uno que considera los derechos de los demás antes que los suyos, los sentimientos de otros por encima de los de él. El asunto es que uno debe preocuparse más por su carácter que por su reputación. El carácter es lo que uno realmente es. La reputación es sólo lo que la gente piensa que uno es”.

Hay muchas cosas en nuestro carácter que nos impiden avanzar para ser mejores personas. Usted estará de acuerdo conmigo que nada afecta más nuestra vida que tener un mal carácter, pero también que nada embellece más el alma que la nobleza de un buen carácter. ¿Tiene usted un buen carácter o un mal carácter? Cuáles son estas cosas que debemos dejar y por qué dejarlas.

I. CUÁLES SON LOS PECADOS DEL CARÁCTER

1. Pecados de actitud (vers. 8)

La ira

La ira se define como una reacción interna a lo que pasa a nuestro alrededor. ¿Es malo sentir ira? ¡No! Cada ser humano tarde o temprano va a sentir ira. Entonces, ¿hay una ira mala y una buena? Pablo mismo nos va a decir “airaos, pero no pequéis”. Esto sería como la ira permisiva. Hay situaciones en nuestras vidas, especialmente cuando vemos alguna injusticia, que la ira se manifiesta contra todo lo que es contrario a lo bueno.

Por ejemplo, Nehemías sintió mucha indignación cuando supo que se estaba extorsionando a otros siervos de Dios con el tema de la usura (Nehemías 5:6). Jesucristo sintió una ira santa cuando vio que la casa de su Padre la habían convertido en una cueva de ladrones. Entonces, ¿cuándo la ira cruza la raya y se convierte en pecado?

Cuando dejamos que ella nos controle, nos gobierne y hasta nos domine. Cuando esto ocurre la persona simplemente le da lugar al diablo. Este fue el caso de Caín. Su semblante decayó cuando su ofrenda no fue aceptada y Dios le había dicho que tuviera cuidado, porque el pecado estaba a la puerta, y así fue. Con su ira descontrolada se levantó y mató a su hermano. La mejor manera de controlar la ira es viviendo bajo la influencia del Espíritu… el del dominio propio.

El enojo

¿Por qué Pablo pone la ira y el enojo separados? ¿No es acaso esto una misma reacción del espíritu en nosotros? Bien se podría decir que la ira es como la paja seca, que se quema rápido, pero el enojo es como un gran tronco que agarró candela y pasa hasta días quemándose. Podemos decir que el enojo sería el resultado de una ira prolongada, que no fue controlada.

Cuando la ira se suprime por mucho tiempo, el resultado será la explosión del carácter. Por lo tanto, la ira sale, pero el enojo se guarda. El enojo llega a ser aquel rencor que se ha guardado por años contra una persona.

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