IV. LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES EN LA FAMILIA
1. La familia – “No exasperéis a vuestros hijos…” (vers. 21)
La palabra “exasperar” se traduce como “provocar”. La idea sería como empujar al hijo a una situación negativa, donde el padre fue el causante. Una traducción cercana sería: “No tener el hábito de regañar”. En otro texto Pablo dice que los padres debemos tener el cuidado de no provocar a ira a nuestros hijos (Efesios 6:4).
Si bien se le pidió con anterioridad al hijo que fuera obediente, ahora tenemos a un padre que podría ser la causa de muchas desobediencias en nuestros hijos. La pregunta para responder acá sería ¿cuándo el padre exaspera a sus hijos?
La lista sería muy larga, pero bien pudiéramos hablar de aquellas cosas donde nosotros los padres demandamos de nuestros hijos aquello que es más para mantener nuestra “autoridad” en el hogar, en lugar de la armonía y la seguridad de ellos.
Un padre controlador o airado exaspera a su hijo. Un padre que siempre está cambiando las reglas de la casa provoca en su hijo el desánimo. El padre que siempre está comparando a un hijo con otro lo exaspera y deja en él un sentimiento de frustración y de fracaso. Un hijo no debiera ver el rostro de su padre y pensar con qué viene ahora el viejo, qué me va a decir otra vez.
2. “Para que no se desalienten” (vers. 21b)
Esto es lo primero que debiera estar en la mente de un padre responsable. Cada vez que usted exaspera o provoca a ira su hijo, está creando en él una rebeldía pasiva que con el tiempo llegará a ser muy activa. Como padre no podré sentirme bien al ver a mi hijo que se haya desalentado por mi propia insensatez.
Los padres debiéramos vigilar nuestras reacciones y actitudes, pues sin darnos cuenta pudiéramos estar criando a un hijo con una amargura en su corazón. ¿Sabe por qué los hijos buscan otros consejeros y no a sus padres?
Por la falta de confianza que ellos le tienen. Hay padres que son prestos a regañar, pero muy secos y no les demuestran a sus hijos su amor y sus sentimientos.
¿Abraza y besa a sus hijos aún después de grandes? La oración “para que no se desalienten” debe ser analizada por todo padre que busca y desea lo mejor para sus hijos. Con frecuencia debiéramos evaluar nuestra actitud como padres.
A veces el orgullo prevalece más y podemos estar pasando por encima de la persona de nuestros hijos. Ellos se merecen nuestra consideración y respeto. Los hijos seguros, alegres, triunfadores y fuertes en su fe han tenido a padres que los guían y los aman entrañablemente.
CONCLUSIÓN:
Mis amados, hay un “Diseño de Dios para la Familia” a través de las responsabilidades de cada uno de sus miembros. Resumiendo, y aplicando lo expuesto, decimos que la respuesta de la esposa a su marido nada tiene que ver si él es bueno o malo. Sus acciones deben basarse en su relación con Cristo (Colosenses 3:1).
De la misma manera, un esposo debe amar a su esposa incluso si ella no se somete a él. El niño debe obedecer en todo independientemente de si tiene buenos o malos padres.
En las relaciones con la familia, las respuestas no deben basarse en lo que otras personas nos hagan, sino más bien en nuestra relación con Cristo. No podemos ni debemos controlar a los demás miembros de la familia.
En todo caso, lo que se nos demanda a todos es que seamos fieles al Señor mientras buscamos caminar en el diseño original que Dios estableció para la familia, donde las esposas se someten a sus maridos, los maridos aman a sus esposas y no son ásperos con ellas, donde los hijos obedecen a sus padres en todo y donde los padres ni exaspera ni provocan a ira a sus hijos.
© Pastor Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
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