La recompensa que nos espera

Julio Ruiz

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La recompensa que nos espera

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De manera que la esperanza segura que ellos tenían se basaba en el recordatorio de Pablo al decirles que lo que ellos hacían, lo hicieran “como para el Señor y no para los hombres”. Así, pues, la Biblia nos enseña que nuestro amado Dios recompensará a sus siervos por sus fieles servicios que hagan para él.

El asunto para destacar acá es que Dios dará a cada uno conforme a sus obras. Sus obras revelan lo que son. Y si bien es cierto que la herencia para todos tiene que ver con la misma vida eterna, las recompensas serán el premio de Dios por las cosas hechas (2 Corintios 5:10).

II. HABRÁ GRADOS DE DISTINCIÓN EN LAS RECOMPENSAS

1. Los grados de gloria para los santos (1 Corintios 15:41-42)

Aunque le sorprenda, habrá grados de gloria para los santos en el cielo, así como hay una gloria en las luminarias del universo. Lo que nos hará igual es que todos recibiremos la vida eterna. Esto para asegurar a los creyentes que todos participaremos del cielo prometido, pero habrá diversos grados en lo que respecta a los galardones.

Entonces, mis amados, no todos los santos en gloria serán iguales. Lo que puedo imaginarme al tocar este tema es la manera cómo Dios ha establecido la jerarquía y el orden de autoridad que se les ha dado a los ángeles. ¿Se ha preguntado por qué tenemos una cadena de mando en estos seres llamados querubines, serafines, ángeles y arcángeles?

Alguien lo ejemplifica así. “Todos irán en el mismo vuelo, pero algunos en primera clase y otros no. Todos comerán una comida exquisita que sacia plenamente su hambre: un buen bistec encebollado, con arroz blanco y habichuelas rosadas, con amarillitos por el lado; pero otros un filete de mignon, con papas gratinadas y un buen vino o piña colada. Ambas comidas sacian, pero una es más deleitosa que la otra.”. He allí la diferencia.

2. Las recompensas de acuerdo con las obras

Romanos 14:12 afirma que cada uno de nosotros “dará cuenta a Dios de sí”. Y 2 Corintios 5:10 nos dice, “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.

Lo que tenemos que saber con el contexto de ambas enseñanzas es que esto habla a los creyentes. El tribunal de Cristo será el lugar donde el creyente será juzgado, mientras que el “Trono Blanco” será el lugar donde los incrédulos comparecerán para oír la sentencia final.

El uno será un lugar de premiación, mientras que el otro será un lugar para la condenación. Así que el “tribunal de Cristo” no será un juicio para salvación, sino el juicio para las recompensas.

Allí cada uno de nosotros estará delante del Señor para oír la sentencia que tuvieron que ver con nuestras buenas obras. Si nuestras obras fueran buenas, seremos recompensados por nuestra fidelidad (1 Corintios 9:24-27), y tales recompensas serán las distintas coronas de las que seremos objetos (1 Corintios 9:25; 2 Timoteo 2:5). La parábola de los talentos lo ilustra.

III. LAS RECOMPENSAS SE BASAN EN EL SERVICIO PRESTADO

1. “Hacedlo de corazón, para el Señor…” (vers. 23)

¿Por qué Dios ha prometido dar mayor recompensa a los que trabajan más por el reino de Dios? Porque no todos trabajan de la misma manera. No todos se esfuerzan en dar lo mejor de ellos. Así que no es extraño pensar que Dios ha prometido recompensar con mayor gloria a aquellos que están trabajando más para la extensión de su reino acá en la tierra.

La recompensa de la que hablamos se basa en el servicio que le presentamos al Señor. Interesante, como ya lo he mencionado, que Pablo hable de estas recompensas en el texto que refiere a la posición de los siervos, su trabajo y sus responsabilidades para con sus amos. Puso ese ejemplo para decirnos que no siempre el trabajo que hacemos es con agrado.

No siempre hay un verdadero placer cuando trabajamos para el Señor. En no pocos casos sentimos más como una carga que una real bendición y privilegio. Cuando hacemos las cosas de corazón, como para el Señor y no para los hombres, encontramos un verdadero gozo del servicio. Mateo 10:42 nos habla de la recompensa que tendremos si damos un vaso de agua fría tan siquiera a uno de estos más pequeñitos.

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Julio Ruiz
Autor

Julio Ruiz

Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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