2. “Porque a Cristo el Señor servís…” (vers. 24b)
Siguiendo el contexto del versículo 22, en términos terrenales los esclavos no podían tener herencia, de allí la aparente ironía de estos textos. Por eso se nos dice que por cuanto el trabajo es hecho para el Señor entonces de él vendrá la recompensa. Uno de mis textos favoritos es Hebreos 6:10.
Me gusta la declaración que llena de esperanza y seguridad cuando dice que “Dios nos es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”.
La presente declaración nos ayuda, porque si bien todos los trabajos terrenales no siempre hay recompensas, y las que se nos dan son para goces temporales, las recompensas por servir al Señor tienen el agrado de sus ojos, la garantía cuando se termina la jornada y el sello de su calidad. Las promesas por el servicio al Señor son extraordinarias.
Aunque suframos acá se nos dice que las recompensas son grandes en los cielos (Mateo 5:12). Y la promesa que más habla de los galardones es la que incluye la venida de Cristo. En su venida nos dice que traerá sus recompensas (Apocalipsis 22:12).
IV. PONGAMOS LA MIRADA EN LAS RECOMPENSAS
Una de las cosas que ha logrado esta pandemia es crear en muchos hermanos que eran tan consecuentes con las cosas del Señor, un estado de desánimo y de retirada de las cosas que antes hacían para el Señor. La desmotivación ha llevado a algunos a alejarse de las sendas antiguas y perder la mirada en aquellos galardones que se les ha prometido.
En algunos o en otros se está cumpliendo la palabra de Dios que nos dice que “el que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.” (2 Corintios 9:6).
Mis hermanos, Dios ha prometido recompensar el trabajo que hacemos para él. Es una cosa asombrosa que no solo tengamos de él el regalo de la vida eterna, sino que además nos ha asegurado premiarnos con sus galardones.
Cuando alguien toma la decisión de irse de la iglesia, donde desarrolla sus dones espirituales que son usados para las recompensas, está menospreciando el paquete completo que Dios ha prometido.
El ejemplo de Moisés nos recuerda de acuerdo con Hebreos 11:24-26, que él cuando se hizo grande, prefirió ser maltratado con su pueblo que disfrutar de los deleites temporales, “…porque tenía puesta la mirada en el galardón.”. El deleite de Cristo será siempre mejor.
CONCLUSIÓN:
Un resumen del presente tema nos lleva a decir que el trabajo que hacemos es para el Señor y no para los hombres, porque “a Cristo el Señor servís”. Por lo tanto, ese trabajo debe ser hecho de corazón, con gozo y con ánimo pronto. Se nos asegura por la palabra que “el trabajo en el Señor no es en vano”.
Todo esto nos anima a considerar que el trabajo que hacemos fue dado por Dios, porque es un llamado o un ministerio. Que servimos más allá de un dueño terrenal. Al hacer esto, y al final de la jornada, habrá una recompensa que será traída cuando Cristo venga ¿Sabía usted que esta será la segunda razón de su venida?
Lo importante no es si hago mucho o hago poco, sino que lo que haga será para el Señor. En este sentido, lo que Dios espera es que seamos fieles en lo que se nos ha encomendado.
© Pastor Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia
Fairfax, VA.
buena reflexión
Excelente tema, gracias y bendecidos. Es una fuente de información que aclara nuestras dudas.