Si es posible un nuevo comienzo

Lo cierto es que Bernabé y Saulo después de aquella profecía, iniciaron su primer viaje misionero. Y con ellos llevaron a Juan Marcos como ayudante. (Hechos 13:5). Llegan a la ciudad de Pafos y Marcos es testigo de cómo el mago Barjesús [Elimas, en griego] queda ciego por orden punitiva de Pablo (Hechos 13:10-11).

II. FRENTE AL FRACASO

Deserción de Juan Marcos

Pero Lucas nos cuenta que saliendo de Pafos arribaron a Perge, una ciudad que quedaba en Panfilia. Y al llegar a Perge Juan Marcos decidió abandonar al equipo misionero y regresar a su casa en Jerusalén. (Hechos 13:13). Hasta la fecha no se tiene una explicación exacta de porqué Juan Marcos tomó esta decisión.

Algunos piensan que extrañaba su hogar en Jerusalén. Otros opinan que temió al peligro personal que se corría en aquellos duros y peligrosos viajes. Y están los que consideran que tal vez Juan Marcos se molestó o se resintió de que Bernabé su pariente ya no fuera el líder del equipo, sino que ahora quien presidía la comitiva misionera era Pablo.

Yo creo que nunca es aconsejable embarcarse en una misión a la que Dios no nos ha comisionado. (Ej. El rey Uzías 2 Crónicas 26:16-21). Recordemos que fueron Bernabé y Saulo los que fueron llamados por el Espíritu Santo de emprender esta misión según Hechos 13:1-3.

Juan Marcos fue agregado por Bernabé su pariente, no por el Espíritu Santo. Es Dios quien comisiona y capacita a los comisionados, para enfrentar todos los desafíos de la comisión.

III. SE ORIGINA UN CONFLICTO

Ya habían pasado unos dos años de aquel incidente, cuando Pablo le propone a Bernabé emprender un segundo viaje, para confirmar la fe de los nuevos creyentes en las iglesias que habían plantado en su primer viaje misionero.

Y Bernabé le sugiere a Pablo llevar con ellos a Juan Marcos y darle una segunda oportunidad. Pero Pablo que tenía bien guardada en su memoria el abandono de Juan Marcos en Perge de Panfilia, no le agradó la idea de llevarlo con ellos. (Hechos 15:37-38).

Y aquí Lucas nos narra la fuerte e incisiva desavenencia que surgió entre Pablo y Bernabé a causa de Juan Marcos. Dos columnas de la iglesia primitiva que hombro a hombro como buenos compañeros en el ministerio habían llevado a cabo grandes proezas en el Reino de Dios, que marcaron época, y que siempre se habían visto unidos en los lazos de una íntima colaboración,[2] ahora los encontramos en un total desacuerdo.

Pablo veía la deserción de Juan Marcos en Panfilia como una indicación de debilidad que podía repetirse. Perdió la confianza en el joven Marcos. No deseaba malgastar el tiempo con alguien que ya había mostrado su falta de madurez e inconstancia en la obra.[3] Para Pablo la obra del Señor era demasiado grande para ser estorbada por la presencia de cualquiera que no fuese completamente consagrado a la tarea.[4]

Mientras que Bernabé tenía otra forma de evaluar el asunto. Ya fuera porque Marcos era su familia o porque comprendía mejor al joven, quería darle una segunda oportunidad al muchacho.

A pesar de su deserción, Bernabé veía en Marcos un potencial y no quería dejar de ayudarlo. Bernabé comprendió que tenemos derecho a rectificar los errores que cometemos en la vida.

Lucas no oculta la tensión que se produjo entre Pablo y Bernabé. Y nos cuenta que El desacuerdo que surgió entre ellos fue tan grande que se separaron. Bernabé tomó entonces a Marcos y zarpó con él hacia Chipre, mientras que Pablo se unía a Silas y, con la bendición de los creyentes, partía hacia Siria y Cilicia a alentar a las iglesias de aquellos lugares.” (Hechos 15:39-41 NTBAD).

Esta historia confirma en primer lugar que Dios no usa a hombres perfectos, ni que hay iglesias perfectas. Es inevitable que existan desacuerdos entre creyentes que aman al Señor y que se aman unos a otros.

Lo que si se debe evitar es que surjan raíces de amargura, hostilidad y resentimientos que detengan el avance del evangelio. Esto no ocurrió con Pablo, Bernabé y Juan Marcos, como se confirma posteriormente en las epístolas escritas por el propio Pablo. (1 Corintios 9:6).

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