Si es posible un nuevo comienzo

En segundo lugar, este suceso confirma que Dios nunca pierde el control. La desavenencia de estos dos hombres no iba a impedir el avance del evangelio al mundo gentil.

En su providencia Dios hizo posible que en vez de un solo viaje misionero, se hicieran dos en dos distintos campos de trabajo. Bernabé y Marcos se fueron a Chipre, mientras que Pablo y Silas viajaron por Siria y Cilicia. Dios obra aun en medio de conflictos y desacuerdos que surgen dentro de su iglesia.

Y en tercer lugar, este incidente deja ver la gracia y la misericordia que Dios tiene con aquellos a quienes se le asigna una tarea en su reino. Solamente debido a la pura y soberana gracia de Dios no hubo divisiones permanentes en la iglesia de Antioquía. Y también por la gracia de Dios cada uno continuó su ministerio después de tal desacuerdo.[5] Tanto Pablo como Bernabé siguieron trabajando para Dios con su bendición y su gracia.

Nunca más oímos de Bernabé y Marcos en el Libro de los Hechos. Pero Bernabé pasó a la historia de la iglesia como un líder espiritual sensible, compasivo, dispuesto a invertir el tiempo necesario para animar a otros a realizar la tarea que Dios quería. El carácter y ministerio de Bernabé lo sustentaban la bondad, la generosidad, la fe y la sabiduría. Más que a cualquier otro ser humano, Pablo le debe la grandeza de su carrera a Bernabé.[6]

IV. UN NUEVO COMIENZO

Después de unos diez años de este altercado entre Pablo y Bernabé, es que se vuelve a mencionar a Marcos en el registro bíblico.

Pablo está preso en Roma, y desde la cárcel escribe su carta a los Colosenses. Y es sumamente interesante que menciona a Marcos, como uno de los pocos colaboradores creyentes judíos que trabajan con él para el reino de Dios, y que ha sido un consuelo para él. Notemos la recomendación que hace Pablo de Marcos: En cuanto a Marcos, ustedes ya han recibido instrucciones; si va a visitarlos, recíbanlo bien.” (Colosenses 4:10 NVI).

Cualesquiera que hayan sido las asperezas que hubo entre ellos en el pasado, los acontecimientos ocurridos en estos doce largos años limaron esas diferencias a tal punto, que ahora Pablo lo recomienda a la iglesia como un digno líder cristiano. Marcos se había rehabilitado por completo.

En su carta a su amigo Filemón, Pablo vuelve a mencionar a Marcos como un fiel colaborador. “También te mandan saludos Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis compañeros de trabajo.” (Filemón 1:24 PDT).

Pero aun te digo más. Unos cuatro o cinco años más tarde, cuando Pablo está esperando el cumplimiento de su sentencia de muerte en una cárcel romana, le escribe una segunda carta a Timoteo, su brazo derecho en el ministerio, y le pide que cuando fuera a verlo, buscara a Marcos y lo trajera con él.

Marcos fue una de las personas que Pablo quería tener cerca de él al final de su vida, porque lo consideraba un hombre útil para tener a mano. El desertor se había convertido en el hombre servicial que podía echarle una mano a Pablo en cualquier cosa de la obra del Evangelio.

Pablo le pide a Timoteo, busca a Marcos y tráelo cuando vengas. Él me será útil en el trabajo aquí” (2Timoteo 4:11 PDT). Estas palabras de Pablo confirman que Marcos había recuperado su reputación, y ahora Pablo reconoce su sinceridad y valor como ministro del evangelio.

Marcos no solo se había reconciliado con Pablo, sino que su esfera de acción había crecido de manera espectacular. Había estrechado una muy buena relación con el Apóstol Pedro.

Y esa relación no era una relación superficial, porque cuando Pedro escribió su primera epístola, termina enviando un saludo de parte de Marcos, a quien llama “mi hijo Marcos”. (1 Pedro 5:13). La tradición confirma que Pedro fue la principal fuente histórica que usó Marcos para escribir su evangelio.

CONCLUSIONES

Nadie tiene por qué seguir siendo el mismo. Marcos es la prueba. Su experiencia nos anima e inspira.

Una vez fracasó, pero comenzó de nuevo y triunfó. Falló, pero se rehabilitó.

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