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La oración que agrada a Dios

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Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: La oración que agrada a Dios

Predicas Cristianas Texto Bíblico: Colosenses 4:2-4

INTRODUCCIÓN:

He llegado a la conclusión que todos los hombres, cristianos o no cristianos, en algún momento de sus vidas oran; algunas de esas oraciones serán rápidas, otras largas; algunas en forma mecánica o algunas muy sentidas. Y es allí donde tenemos que asegurarnos si las oraciones hechas a Dios son de su agrado.

La pregunta será entonces ¿cuándo una oración es del agrado de Dios? Y la respuesta tiene que ver con la actitud del corazón y con la sinceridad con la que me acerco a Dios, más que las palabras. Esta fue la enseñanza que dejó Jesús cuando se refirió al publicano y al fariseo respecto a la oración.

Al final, uno salió justificado, mientras que el otro fue reprochado. La pregunta sigue siendo ¿cuál es la oración que agrada a Dios? Existe una historia de D.L. Moody cuando hizo una visita a Escocia en los 1800 y abrió una de sus charlas en una escuela primaria local con la pregunta retórica, ¿Qué es la oración?, para su asombro, cientos de niños levantaron la mano.

Así que decidió dar la palabra a un chico cerca del frente, el cual se levantó prontamente y dijo, “La oración es una ofrenda de nuestros deseos a Dios, en el nombre de Cristo, por la ayuda de su Espíritu, con la confesión de nuestros pecados, y un reconocimiento agradecido de sus misericordias”.

Se dice que esta es la respuesta a la pregunta Nº 78 en el Catecismo de Westminster. Moody respondió finalmente a esta oración, diciendo, “Agradece, hijo, el haber nacido en Escocia”. Qué pudiéramos decir acerca del concepto de la oración que pronunció este niño.

No fue la del fariseo, sino alguien con una nobleza del alma y un corazón puro. En nuestro pasaje de hoy Pablo busca animar a los colosenses sobre su vida de oración. Al hacerlo comparte con ellos las características de la vida de oración a la que un cristiano debe dedicarse. Hay un tipo de oración que agrada a Dios, de ella nos ocuparemos hoy. Veámosla.

I. ES LA QUE SE MANTIENE COMO UN IMPERATIVO CONSTANTE

a. La oración demanda entrega.

La traducción del imperativo “perseverad” tiene la idea de “entregarnos de continuo a ella”. No hay en la Biblia ningún ejemplo respecto a la oración que no tenga el elemento de la perseverancia. Observen a Abraham intercediendo por Sodoma. A Jacob luchando toda una noche con el ángel de Dios hasta que lo bendijera. A Moisés en sus cuarenta días en la montaña del Sinaí.

A Elías en el monte Carmelo. O a David con sus salmos, y qué decir de profetas Isaías o Amós. La perseverancia en la oración fue el gran secreto de sus victorias. Y cuando llegamos al Nuevo Testamento y vemos la vida de aquellos creyentes, observamos la misma perseverancia. La historia del libro de los Hechos habla que los apóstoles frente al desafío de elegir al sucesor de Judas “perseveraban en la oración” (Hechos 1:14).

La iglesia ya organizada perseverancia en la doctrina, la comunión, el compañerismo y las oraciones (2:42). Y los apóstoles cuando vieron amenazado su tiempo de oración por atender a las mesas, dijeron: “Nosotros persistiremos en la oración…” (6:4). Ningún otro asunto requiere ser tan tomado en cuenta como este ministerio. Muchas cosas serían mejores si no paráramos la oración.

b. La oración tiene enemigos.

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