La oración que agrada a Dios

A algunos creyentes les gustan las promesas bíblicas que nos invitan a pedirle a Dios. Textos, tales como: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre, pedid y recibiréis” (Juan 16:24). Otro muy favorito es el que dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Pareciera, pues, que para muchos creyentes el pedir a Dios es lo más importante, pero la acción de gracias no parece estar presente.

A lo mejor son tantas las peticiones, y la lista cada día es nueva que se olvidan de dar gracias de lo que el Señor suplió. De Dios recibimos absolutamente todo. Observe cada cosa que le rodea, vea todas las cosas que ahora tiene y se dará cuenta que en todo Dios ha sido su proveedor.

La oración que sólo se limita a pedir a Dios llega a ser egoísta y hasta cansona. Esta oración no conoce la bienaventuranza que dice: “Mas bienaventurado es dar que recibir”.

Y este tipo de oración que sólo tiene este fin, muchas veces es la oración que menciona Santiago, la que nos advierte: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Santiago 4:3). La oración no es solo pedir. La oración es saber dar gracias al Dios que nos da todo.

b. La oración debe tener acción de gracias.

La gratitud debe ser el ambiente en el cual tenemos que hacer llegar nuestras oraciones a Dios. Tenemos tantas razones para ser agradecidos. ¿Quiere usted saber por qué debemos ser agradecidos en nuestras oraciones?

En esta misma carta Pablo nos habla de la necesidad de agradecerle a Dios. Cuando se refirió a la herencia que tenemos en Cristo nos habló de dar gracias al Padre con gozo por lo que ahora nos espera (1:12).

Cuando nos habló que ahora estamos arraigados, sobreedificados y confirmados en la fe nos dijo que fuéramos agradecidos (2:7). Cuando nos habló de la paz de Dios que ahora mora en nuestros corazones nos dijo: “Sed agradecidos” (3:15). Y cuando hagamos algo, sea de hecho o de palabra, que seamos agradecidos, porque lo hacemos para el Señor (3:17).

Los creyentes de la Biblia se muestran siempre agradecidos. El impacto de la obra del Señor en sus vidas los llevó a ser agradecidos a Dios por el don inefable de la salvación; esta fue su nota distintiva.

Nuestras oraciones deberían acumular más gratitud que peticiones. ¿A caso no es cierto que Dios conoce nuestras necesidades? Entonces, practiquemos más aquella oración que sólo se deleita en la acción de gracia.

IV. ES LA QUE SE HACE EN INTERCESIÓN POR OTROS

a. Orar por los que están al frente.

Pablo le daba a la oración un valor total. No solo ha hablado de ella en relación con la perseverancia, la vigilancia y la acción de gracias, sino que ahora habla de la importancia que esa oración sea también de intercesión, en especial por la proclamación del evangelio.

Unos de los fuertes deseos de los hombres y mujeres de Dios al pasar por las pruebas, mientras llevan el peso de la responsabilidad del ministerio, es que puedan estar arropados y sostenido por las oraciones de otros creyentes.

Pablo era un hombre de Dios, por lo tanto, era también un hombre de mucha oración, sin embargo, en no pocas ocasiones pide a sus hermanos que oren por él porque como todo ser humano requería de la oración de los demás.

Daniel, cuando se enteró de la orden de Nabucodonosor de dar muerte a los sabios de Babilonia, entre los que estaría él, informó el asunto a sus amigos Ananías, Misael y Azarías, para que pidieran misericordia del Dios del cielo acerca de este misterio, a fin de que no perecieran Daniel y sus amigos con el resto de los sabios de Babilonia (Daniel 2:17–18). Y la oración les dio la victoria.

Deja un comentario