Los hermanos Tíquicos

La fidelidad al Señor es directamente proporcional al amor que tengamos por la iglesia. Este tipo de fidelidad está siendo rara en este tiempo. Necesitamos recuperar la fidelidad de aquellos primeros cristianos. La fidelidad de algunos pareciera estar sujeta al interés de lo que me ofrecen, en lugar de lo que yo puedo ofrecer; de eso depende si sigo o no.

b. Que inspiran una absoluta confianza.

La fidelidad de Tíquico se comprobó primeramente cuando fue enviado junto con un grupo escogidos de hermanos para llevar la gran ofrenda que se había recogido para los santos de Jerusalén con motivo de una gran hambre que se desató en ese tiempo.

Tuvo que ser de una fidelidad inquebrantable para ser parte de aquella extraordinaria tarea que ha quedado para la historia (2 Corintios 8:22). Pero Tíquico tuvo un privilegio mayor. Él fue responsable de llevar dos importantes cartas: la de Éfeso y la de los Colosenses.

Este trabajo requería de alguien que tuviera un profundo respeto y un gran amor entre los demás hermanos. Pablo no tenía a alguien mejor que este discípulo para este trabajo. Fue este hombre quien tuvo el privilegio de llevar los autógrafos, las originales de esta carta, la bendita palabra de Dios.

Estas son las cartas más grandes de la teología y eclesiología que se haya escrito jamás. Pero por si faltara algo, Pablo le confió a este discípulo a Onésimo, el fugitivo convertido para ser llevado a Filemón, su amo.

En la iglesia necesitamos a esos hermanos, capaces de ser recomendados para obras y cosas grandes. Necesitamos de hermanos fieles que amen profundamente la obra del Señor.

III. SON HERMANOS QUE SIRVEN 

Tíquico no solo era fiel como ya lo hemos visto, sino que era un ministro (“consiervo”). Hay muchos ministros hoy día que no sirven, a quienes les queda muy grande el cargo.

Pero al hablar de esos hermanos “Tíquicos” estamos destacando a aquellos que llegan a la casa del Señor con el pensamiento de lo que pueden hacer allí, más de lo que voy a recibir. Son los hermanos que desean poner al servicio del Señor sus dones y talentos con la finalidad de servir a los santos que allí se reúnen.

Es verdad que algunos sirven más que otros, pero lo importante es que tengamos todos el deseo de servicio. Pablo resalta a Tíquico como un gran servidor, y no hay un título más grande que se nos llame servidores de Cristo.

Y con esto nos identificamos con nuestro Maestro quien, siendo Dios, descendió de su asiento y lavó los pies de sus discípulos, uno por uno. Ningún modelo de servicio igualará a nuestro Señor Jesucristo.

La arrogancia y la pleitesía le roban el protagonismo al privilegio del servicio. Cuánta gente lo que les gusta es ser servido, en lugar de servir. El ministerio más grande que podemos optar es el de servir y en eso Tíquico era un modelo.

Necesitamos más Tiquicos que Diótrefes en la iglesia con sus aires de grandeza y control. Son muchos los que anhelan hacer grandes cosas, pero no están dispuestos a hacer pocas cosas.

1 comentario en «Los hermanos Tíquicos»

  1. Gracias muy edificante lo que menciona es una realidad la falta de fidelidad y compromisos no solo asía Dios sino también a la iglesia o ministerio según corresponda muchas .

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