La perla de mayor precio

“Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso”. El corazón de una madre palpita con semejanza divina. Es movida a misericordia cuando sabe que otros no han comido.

Su mano no está tranquila cuando muy cerca de ella hay alguien que le falta el pan, cuando hay niños que han perdido la sonrisa porque no pueden jugar, y cuando hay otros que no tienen mucha ropa que ponerse.

Su corazón tiene una puerta abierta para ayudar a otros. Una madre virtuosa es una aliada divina en cobijar a otros bajo las alas de misericordia. Ella no sólo atiende su hogar con esmero, cuidando a sus hijos y esposos, sino que su visión se extiende al mundo que está más allá de sus puertas.

En ella hay un torrente de gracia y es conmovida cuando sabe que hay otros que no tienen. Sus manos no se encogen cuando ve al necesitado, sino que se alarga para dar respuesta al que más la necesita.

2. Sus hechos también la alaban (vers. 31)

La última parte de todo este texto es muy significativa. La alabanza que comienza desde el versículo 10 llega a esta parte reconociendo las bondades de esta mujer cuyos movimientos se ven que son hechos bajo los dictámenes de su misericordia. Y mire que el lugar donde todos sus hechos le alaban son las puertas.

En esa puerta se sentaban los ancianos para dar su veredicto a las obras hechas. Eran los encargados de calificar las acciones. La madre virtuosa es delatada por sus propias obras. Abundan los testimonios de esas madres que con toda diligencia y devoción se dedican a hacer el bien.

Y acá vuelve a escucharse el coro: “Muchas mujeres hicieron el bien, mas tú sobrepasas a todas”. Y no se trata simplemente de que ella sea mejor que otras, sino que su carácter y su dedicación es un fiel reflejo de una vida llena de sabiduría, porque ella es la mujer sabia que edifica su hogar, “pero la necia con sus propias manos lo destruye” (Proverbios 14:1). He allí la diferencia entre las dos.

IV. POR EL TEMOR A DIOS QUE LE CARATERIZA (verss. 30-31)

1. ¿Es posible hallar a esta mujer virtuosa?

Este canto de alabanza a la madre pudiera dejar en cada mente una especie de frustración porque estas altas virtudes parecieran ser muy raras en este mundo de hoy. Es mas, la pregunta con la que se inicia este reconocimiento “mujer virtuosa, ¿quien la hallara?” quedaría sin respuesta alguna si no apareciera una descripción del objeto a quien se hace tal referencia.

El texto dice categóricamente: “La mujer que teme a Jehová, esa será alabada”. Hay mujeres para quienes su gracia es un engaño y para quienes su hermosura es una vanidad. Obviamente esta mujer ha dejado que su encanto y apariencia física “aniquilen” sus virtudes espirituales. Yo creo que la mujer descrita en este texto tiene un encanto físico, pero su hermosura espiritual la hace lucir radiante, y esto es lo que más se ve a la hora de actuar.

2. ¿Qué hace una mujer que teme a Jehová?

Es una mujer que ha hecho de la oración su primer altar, donde todos los días se arrodilla para quedar postrada en humildad y adoración frente a la santidad de su Dios. Es una mujer que se enriquece diariamente con el “panal de miel” que brota de las páginas de la sagrada Biblia.

Es aquella que adornará sus conocimientos con los conceptos frescos que brotan de aquellos autores que han escrito libros que llevan el toque de la inspiración divina. Es aquella que se postra a los pies de su Maestro como María de Betania para oír su palabra, antes que afanarse por los quehaceres de la casa. Pero también es aquella que sirve a su Señor a través del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

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