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El ruego del amor

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: El ruego del amor

Predicas Cristianas Texto Bíblico: Colosenses 4:9; Filemón

INTRODUCCIÓN:

Una de las tareas que se le encomendó a Tíquico fue el de llevar de regreso a Onésimo a Filemón, el esclavo que había huido de su casa, pero que ahora viene como un nuevo hombre (Colosenses 4:9). Tan nuevo es que Pablo lo llama “amado y fiel hermano”.

Así que la tarea de Tíquico no era fácil, pero la intercesión que hace Pablo por él delante de Filemón es magistral, de allí que escribió la única carta personal que existe en toda la Biblia, que tiene que ver con la historia de un fugitivo que es traído otra vez a casa, pero como un hombre totalmente transformado.

Esta es la historia de un hombre que cometió un error, pero que fue por eso por lo que llegó a conocer a Cristo. Cuando alguien toca fondo en su vida queda en capacidad de encontrar el camino de regreso a casa. La historia de Onésimo es tan parecida a la del hijo pródigo.

Teniendo todo en la casa de Filemón, tomó la decisión de salir de allí, y huir hasta llegar a Roma. Algunos piensan que su salida fue porque le robó a su amo.

Por otro lado, no sabemos que hizo, y cómo vivió Onésimo en Roma, y porqué fue a parar a la cárcel donde conoció a Pablo y en consecuencia su salvación. La historia de este hombre y su relación con Filemón es digna de ser comentada.

Pablo va a decir que ciertamente Onésimo fue inútil para su amo, pero ahora, después de su conversión, fue útil para Pablo y lo seguirá siendo para quien fue amo. Salió de Colosas como un fugitivo, pero ahora regresa como un convertido.

Las heridas del corazón son sanadas para llegar a ser mejores personas. Un esclavo libre en el Señor. Este es el mensaje de esta corta carta, teniendo a Onésimo como protagonista. Hay un ruego de amor acá, veamos de qué se trata.

I. HAY AQUÍ UN ACTO DE LA ELECCIÓN DIVINA

1. Onésimo era un esclavo (Filemón 26)

Lo que sabemos de los esclavos es que eran ignorantes, incultos y rebajados a niveles degradantes. Por su condición sin protección, estaban sumidos en una total barbarie de parte de sus amos. Todos ellos eran productos de los mercados.

Alguien iba aun mercado de frutas o de carnes y además de comprar estos productos, también podía comprar y traer a un esclavo para su casa. Eran una cosa, un objeto; sin derechos y sin la más mínima consideración para sus vidas. No sabemos si esto fue lo que hizo Filemón, pero Onésimo fue su esclavo. Él no poseía méritos para ser algún candidato de la gracia divina.

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