El ruego del amor

2. “Recíbele como a mi mismo…” (vers. 12)

Pablo usó una la psicología pastoral con Filemón de una manera admirable para tratar una relación quebrada. Al principio la usó destacando las cualidades de este discípulo, tanto que elogia sus virtudes y hasta habla de la bendición que él había sido para otros, cuando dice: “Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos” (vers. 7).

Y ahora la usa en relación con Onésimo. Pablo le dice a Filemón que ahora recibiera a Onésimo como si fuera él mismo. ¿Sabe usted lo que estaba pidiendo Pablo en este ruego del amor? Además de esto, Pablo apela a la utilidad de Onésimo para su ministerio (vers. 13).

En este ruego de amor, Pablo de igual manera le toca otra fibra sensitiva a Filemón, hablando que el favor de recibirle no sea por necesidad, “sino voluntariamente” (vers. 14). Y, por si fuera poco, observe lo que dice en el versículo 17… “si me tienes por compañero, recíbele…”. Nada se ha escribo mejor que esto para arreglar las relaciones quebrantadas. No hay razones para mantener esclavo al que ha quedado libre.

IV. HAY AQUÍ UN MEDIADOR QUE PAGA LA CUENTA

Pablo, al final de su más breve carta, nos deja a todos sorprendidos cuando aborda este tema de su “ruego por amor”. Su determinación en que Filemón reciba y trate bien a Onésimo lo lleva a la decisión de pagar la deuda en las que había incurrido Onésimo por la falta cometida (vers. 18-19).

La restitución es el camino para que haya una mejor relación con Dios y con los hombres. Pablo no podía terminar mejor esta breve carta. Primero apeló al reconocimiento del carácter de Filemón, diciendo que era un hombre con un gran amor y una genuina fe.

De esta manera lo prepara para que reciba a Onésimo, y ahora, en esta parte final asume el papel de un “Buen Samaritano” al ofrecer pagar la factura de la deuda. Y es aquí donde nos encontramos con un “mediador que paga la deuda”. La palabra “ponlo” equivale a “imputar”; y en esto vemos a un Pablo asumiendo el mismo espíritu que Cristo tomó hacia los pecadores (Colosenses 2:14).

Como lo expresó Martin Lutero: “Todos nosotros somos los Onésimo de Dios. Somos esclavos, que nada merecemos. Todos hemos hecho cosas que están mal y nos hallamos ante la presencia de Dios, que es justo y santo, a pesar de lo cual el Señor Jesús dice: “Si en algo te hizo daño, o te debe, pongo a mi cuenta, yo lo pagaré”, y es lo mismo que dice Pablo en este caso.

CONCLUSIÓN:

Pablo nos ha presentado su “Ruego del Amor” en esta carta privada. Nos ha hablado de la gracia del cielo vista en la forma cómo Dios actúa en un esclavo insignificante. Lo hace en el cambio que le dio a la dirección de su vida, en cómo mejoraron las relaciones rotas, y, sobre todo, en la manera cómo se hizo eco de un hombre que era igual que otro producto, después que conoció al salvador.

En su ruego a Filemón le dice que reciba a Onésimo, ya no como a un esclavo, sino como un hermano en Cristo. Así resumió alguien el mensaje completo de esta breve, pero significativa carta: “[La Epístola a Filemón] nos permite ver la cordialidad de las relaciones humanas que [Pablo] sostiene con un amigo; el tacto y la finura psicológica con que lo lleva a acceder a una súplica; el fino humor con que le propone renunciar a un legítimo derecho y la delicadeza con que le sugiere hacer lo que él no se atreve a pedirle”. Onésimo significa “Muy útil” o “Provechoso”. Él huyó siendo “inútil”, ahora regresa siendo Onésimo, “provecho”.

© Julio Ruiz. Todos los derechosreservados.
Iglesia Bautista
Ambiente de Gracia
Fairfax, VA.

Central de Sermones .. Predicas Cristianas

Deja un comentario