El fracaso que nos hace útiles

Fue en la casa de la mamá de Marcos donde la iglesia estaba reunida, orando por la liberación de Pedro. Juan Marcos formaba parte de ese grupo de los que allí oraban. Pero ¿era Juan Marcos convertido?

Bueno, no lo sabemos, pero a juzgar por la forma como Pedro después lo llama, “mi hijo”, bien se puede afirmar que él tuvo allí en su casa una experiencia de salvación, por el testimonio de Pedro.

Él fue testigo de la manera cómo un ángel lo sacó de la cárcel sin usar ninguna fuerza. Bien pudo semejante respuesta a la oración llevarlo a la conclusión que él también necesitaba ser libre de la cárcel de su propia condición.

2. El Cristo que conoció Juan Marcos

Si en efecto Pedro condujo a Juan Marcos a Cristo, seguramente también le dio un discipulado. Más adelante hablaremos del libro que escribió Marcos, producto de la vivencia con Pedro. Por ahora hay que señalar que Juan Marcos caminó con Cristo debido a la influencia y al trabajo de Pedro.

La verdad es que este hermano no pudo tener mejor maestro para su crecimiento. De Pedro recibió el evangelio de la gracia. Nadie mejor para transmitirle lo que fue su propia vivencia con el salvador. A través de Pedro, Marcos conoció a un Cristo compasivo y lleno de amor.

Conoció al Cristo que levanta al caído, sobre todo por la experiencia a la que Pedro sucumbió cuando le negó. Pedro tuvo que mostrarle a Marco un Cristo extraordinario, valiente; no el Cristo que algunos de ellos esperaban, sobre todo como un Mesías político/militar.

Pedro le mostró a Marcos el Cristo de su sermón en el día de Pentecostés, al decir: “Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis” (Hechos 2:22).

II. EL TRABAJO DE BERNABÉ EN LA RESTAURACIÓN MARCOS

1.  “Y tenían a Juan de ayudante” (Hechos 13:5)

“Ayudante” va a ser el ministerio que distinguirá a Juan Marcos. El Espíritu Santo escogió, dentro de aquel selecto grupo de líderes y personas de influencia en la iglesia de Antioquia, a Pablo y Bernabé. Pero no escogió a Juan Marco porque él no era ni apóstol ni maestro.

Él tenía un oficio y era ayudante. Y así fue como él acompañó a esos dos gigantes de la fe. ¿Era Juan Marcos un predicador? No. ¿Era pastor? No. ¿Un evangelista? No. ¿Era un apóstol? No. ¿Era un profeta? No. ¿Era un líder? No. No era ninguna de esas cosas. Él era un ayudante.

Pero ¿sabe usted lo que significó ser un ayudante de estos amados apóstoles? Así fue como Juan Marcos hizo el primer viaje misionero. Él tuvo un privilegio que nadie más tuvo. Vivió de cerca el trabajo de los misioneros. Conoció el carácter de Pablo y el de su tío.

Vio los milagros y la manera cómo el Espíritu Santo los usó tan poderosamente. Pero ocurrió algo. Pablo descubrió que el “ayudante” Juan Marcos no dio la talla, y eso trajo un malestar entre estos dos apóstoles cuando Bernabé quiso traerlo de regreso (Hechos 13:13). ¿Fracasó entonces Juan Marcos cuando desertó de ellos? De ninguna manera. Sigamos su historia hasta el final.

2. El desacuerdo de los amigos (Hechos 15:36-41)

Cuando Juan Marcos desertó fue a parar a Jerusalén, de donde había salido. Aquella decisión prematura afectó el carácter del mismo Marcos, la confianza de la iglesia en Antioquia y decepcionó grandemente a Pablo. Y si bien es cierto que habían pasado varios años desde aquel suceso, Pablo se enfrenta en un desacuerdo con su inseparable amigo por el deseo de traer a Marcos otra vez con ellos.

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