El evangelio de los leprosos

El día anterior ya se habían comido uno, pero cuando le tocaba el turno a la otra, se negó a hacerlo (2 Reyes 6:29). ¿Sabe usted lo que significa comerse a su propio hijo? Este es el hambre física, pero qué del hambre espiritual. ¿Cuál de ellas es peor? Jesús dijo que él era el pan del cielo. No nos quedemos con él.

2. El evangelio que satisface.

Los leprosos habían descubierto todo lo que satisface la necesidad humana. El evangelio es la buena noticia que le pone fin al espíritu atribulado (véase el caso del endemoniado de gadareno). Es una buena noticia que satisface la búsqueda religiosa (véase el caso de Nicodemo).

Es la buena noticia que transforma las vidas ordinarias en vidas extraordinarias (véase el caso de los apóstoles). Es la buena noticia que cambia el celo religioso por el celo espiritual (véase el caso de Pablo).

En fin, el evangelio es el hallazgo que más bien le hace a la vida, pues con él se termina la búsqueda, se llena el corazón de felicidad y se entra en una seguridad eterna. Note la satisfacción de la que ahora disfrutan los leprosos.

Ahora tienen abundante comida y bebida, esto pudiera representar la satisfacción que trae la palabra y el Espíritu. Luego ellos tomaron plata, oro y vestido. En estas prendas de valores podemos ver la vida de calidad que ofrece el evangelio. El encuentro con el Señor debe producir tal estilo de vida, cuya característica por excelencia sea la satisfacción plena.

IV. EN UNA BUENA NOTICIA QUE NO DEBE POSTERGARSE

1. No se puede esperar hasta el amanecer (vers. 9)

Hay noticias que no se pueden postergar. No se sabe a qué hora llegaron los leprosos al campamento enemigo, pero era suficiente para no prolongar más la agonía del hambre. Detrás de las puertas de la ciudad había niños, ancianos y jóvenes que iban a perecer de hambre.

Esto es lo mismo que plantea el evangelio. No se puede seguir esperando para darlo a conocer. La vida de miles de personas, candidatas para ir al infierno, aguardan por el mensaje de salvación. Los leprosos llegaron a la conclusión que, si se mantenían en esa actitud, si seguían ocultando lo que habían descubierto, la maldad les iba a alcanzar.

Sin embargo, esos hombres no dejaron que esto sucediera, sino que pusieron en fuga su conciencia culpable. En todo esto se esconde una verdad que debe ser considerada. Tú y yo hemos descubierto que la salvación se encuentra en Jesucristo.

Es una falta con consecuencias eternas el esconder esa verdad. Nuestra conciencia nos exhorta cuando teniendo las oportunidades de dar a conocer el hallazgo, lo retenemos. Nada nos toca tan hondamente como el ejemplo de estos hombres.

3. Entremos y demos la nueva. El evangelio

Esto implica un acto de obediencia. Es la decisión que salvará de la muerte a los que están pereciendo. Es entrar para detener al destructor. A los leprosos le estaba prohibido entrar a la ciudad, sin embargo, tomaron el riesgo. Hay que entrar y dar la buena nueva.

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