Enviados bajo la cobertura divina

Por supuesto que no hay un poder mágico en el nombre, sino en la persona de Jesús. Nada va a o ocurrir por el solo hecho de nombrar el nombre de Jesús. Pero lo que esto sí significa es que cuando salimos en el nombre Jesús; eso es, bajo la autoridad de su nombre de Jesús, suceden cosas.

A los hombres que desafiaron a las autoridades en la historia de la sanidad del paralítico, los llamaron “hombres sin letra y del vulgo”. Pero el haber hecho todo esto bajo ese nombre de Jesús los llevó a preguntarse “¿Qué haremos?” (Hechos 4:16). La evangelización que se lleva a cabo bajo la autoridad del nombre de Jesús producirá resultados.

III. SOMOS ENVIADOS BAJO EL PODER DEL ESPIRITU

1. “Me seréis testigos cuando haya venido…” (Hechos 1:8).

En el pasaje de Juan 20, Jesús les da a sus discípulos un anticipo de lo que vendría después de acuerdo con la promesa hecha de la llegada del Consolador. El texto dice que Jesús “sopló” y les dio de su Espíritu. Esto fue como la primicia, la investidura vendría cuando Cristo ascendiera.

La experiencia del Pentecostés fue la del bautismo del Espíritu para el cumplimiento de la gran comisión, ahora explicada. A partir de allí solo se hablará del poder del Espíritu Santo a través de la vida de las personas.

Pedro, el pescador y sin letras, habló lleno del Espíritu Santo a los gobernantes del pueblo (Hechos 4:8). En el mismo pasaje se nos dice que la iglesia oró y todos fueron llenos del Espíritu Santo (vers. 31), “y hablaban la palabra de Dios con valor”.

Esteban estaba lleno del Espíritu Santo cuando predicó y “no podían resistir la sabiduría con la que hablaba” (Hechos 6:5-10). Bernabé habló lleno del Espíritu Santo y “una multitud fue agregada al Señor” (Hechos 11:24).

¿Qué decir de Pablo en su obra misionera? Desde el momento que recibió al Espíritu Santo, fue usado con poder. Hoy nos toca seguir extendiendo el reino de Dios y la única manera será en el poder del Espíritu Santo.

CONCLUSIÓN:

En este pasaje dijo dos veces “paz a vosotros” (vers. 19-21). Esto fue muy significativo para los discípulos, porque antes de ser investido y comisionado para la tarea, sus vidas estaban hechas un “mar de miedo”; y no era para menos, porque no solo habían perdido a su Maestro y ahora les estarían buscando para ejecutarlos a ellos también.

Pero la otra cosa que produjo la presencia del Cristo resucitado fue un profundo gozo entre ellos. Cuando ellos comprobaron las cicatrices en sus manos, que verificaron que no era un fantasma, “los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (vers. 20).

Después de la paz y el gozo llegó la comisión: “Como me envió el Padre, así también yo os envío”. Nada detuvo a los discípulos después de aquel encuentro con su Maestro resucitado. Ahora, dos mil y más años de aquel momento, el mismo Cristo le da a la iglesia la misma comisión: “Como me envió el Padre, así también yo os envío”.

Y la promesa es que al ir contamos con el amor del Padre, la autoridad del Hijo y el poder de su Espíritu. A nadie más se le ha concedido esta honra y privilegio. Vayamos y demos las nuevas de esta salvación.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
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