En este mismo capítulo nos encontramos con los versículos 4 al 6 que nos hablan de una situación que pone a pensar seriamente en la esperanza que tenemos en relación con la seguridad eterna.
Por supuesto que no tenemos acá espacio para estudiar de quién está hablando el autor, sobre todo porque la carta está dirigida a los hebreos convertidos al evangelio.
El peligro de la apostasía está siempre latente. No son pocos los que comenzaron bien en el evangelio, pero luego recayeron como dice el texto y su condición final ha llegado a ser de profunda pena, y de acuerdo con Pedro, mejor sería que no conocieran al Señor que haberse desviado del camino de la justicia (2 Pedro 2:21).
Sin embargo, este texto nos da certeza y esperanza respecto a los auténticos creyentes. Es verdad que algunos niegan la fe, pero los que aman a Dios saben de cosas mejores.
2. “Persuadidos de cosas mejores…” (vers. 9b)
Cuando usted dice “estoy persuadido” que algo es así, está hablando de una total seguridad. Esa palabra tiene la idea de estar convencido de algo, seguro que lo que estoy haciendo es lo correcto.
Y la razón por la que el autor habla así es porque si bien es cierto que algunos de los creyentes estaban abandonando la fe, él, junto con los creyentes genuinos, a quienes conoce y con quienes convive, sabe que hay cosas mejores que otros no las habían conseguido.
El creyente espera algo mejor todavía. Estar “persuadido de cosas mejores” envuelve la más grande esperanza cristiana. El creyente es alguien que un día se encontró con Jesucristo, y desde entonces ha sido partícipe de lo mejor, tanto de lo que disfrutamos ahora como de lo que disfrutaremos en el cielo.
Sobre esta esperanza, Pedro nos motiva con una de las palabras más alentadoras cuando dice: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos…” (1 Pedro 1:3-4). La esperanza del creyente es viva, porque Jesucristo está vivo en los cielos.
3. Los que pertenecen a la salvación… (vers. 9c)
El contexto del pasaje nos habla de personas que habían perdido el rumbo de su fe, pero el creyente es animado por aquello que pertenece a la salvación. El autor sabía de aquellos amados que deberían estar persuadidos que había algo mejor, y eso que era mejor tenía que ver con su salvación.
Mis hermanos, no hay nada mejor que nos llene de tanta esperanza como saber que tengo una salvación eterna. Tan grande es ella que el autor de la carta nos dice que los ángeles tienen una gran responsabilidad para ayudar a los que van a heredar la salvación (Hebreos 1:14).
¿Qué es lo que pertenece a la salvación? A la salvación pertenece el sacrificio de la cruz. A la salvación pertenece la derrota para siempre de Satanás, el pecado y la muerte. A la salvación pertenece el perdón de todos mis pecados. A la salvación pertenece la vida después de la muerte.
A la salvación pertenece la esperanza de un cielo nuevo y una nueva tierra donde vamos a vivir. A la salvación pertenece la eterna seguridad que nada ni nadie nos arrebatará de la mano del Padre. La salvación le pertenece a Dios, por él su autor y su consumador.