CONCLUSIÓN.
Y aunque lo que he expuesto es así, la iglesia no siempre estará conforme con su pastor. He aquí la razón: “Si el pastor es gordo, es que no ayuna. Si está muy flaco, pasa hambre y es un mal testimonio. Si es muy joven le falta experiencia; pero si es muy viejo le falta energía y dinamismo.
Si es alegre, es irreverente y le falta seriedad; pero si es serio le falta amor y ahuyenta a la gente. Si es bien parecido se la da de engreído. Si es de un carácter fuerte, lo quieren más suave, pero si es de un carácter suave, lo quieren más fuerte.
Si es muy activo lo quieren más calmado, pero si no se mueve es un perezoso. Si anda visitando, descuida a la iglesia, pero si no sale, le falta amor por la iglesia. Si habla despacio es monótono, pero si habla rápido, nadie le entiende.
Si se viste bien, está gastando el dinero de la iglesia, pero si se viste modesto, causa una mala imagen. Si predica largo, es aburrido; si predica corto, no se prepara.
Si no reconoce sus debilidades es un soberbio; sí las reconoce, le falta carácter”.
Como vemos no es fácil que un pastor pueda complacer totalmente a su iglesia.
De allí la necesidad que la iglesia pastoree a su pastor, y Pablo nos ha dejado la recomendación de cómo hacerlo: Conózcalo, ámenlo, ayúdenlo y vivan en armonía.
Es por esto que Pablo no dejó en vano el resto de estos versículos 16-23. Si aplicamos esto como iglesia, seguiremos pastoreando al que ahora pastorea. Amén.
© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia
Fairfax, Va.
Muy buenos sermones, me han servido bastante para aprender más de la Palabra de Dios, Dios le siga bendiciendo pastor en su ministerio
Muy edificante las reflexiones y de mucha ayuda para compartir con otros hermanos en la fe, es mi oración que Dios continue usando su vida para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio…saludos y un fuerte abrazo.