Predicas Cristianas
Prédica de Hoy: La honra que Dios bendice
Predicas Cristianas Texto Bíblico: Proverbios 3:9-10
Mensajes acerca de La Mayordomía del Dar
INTRODUCCIÓN:
Acabamos de celebrar nuestro Thanksgiving Day (Día de Acción de Gracias). Este es el día para entrar por “sus puertas con acción de gracias y por sus atrios con alabanza” (Salmo 100:4). Lo hemos hecho porque reconocemos que Dios es la fuente de todo lo que tenemos. Dios suple todo lo que nos ha hecho falta conforme a sus riquezas en gloria.
El creyente reconoce que Dios es quien dirige y renueva todo en su vida. Para él, cada mañana es motivo de gozo y de desafío pues sabe que al final de la jornada, si Dios cuida de las aves cuidará también de él. Nadie como el creyente para reconocer que Dios es la fuente de todas sus bendiciones. Sin embargo, todas sus promesas esperan nuestra fidelidad.
No podemos ser como el mar muerto que solo recibe las aguas vivas de los afluentes, pero él no da nada. Interesante que fuera Salomón quien escribiera el presente texto. Nadie honró más a Dios con los bienes como lo hizo él. Para el templo de Jerusalén, una de las siete maravillas de aquellos días, fue Salomón quien trabajó en levantarlo.
A parte de las riquezas que su papá, el rey David, había acumulado para esto, Salomón honró a su Dios con esa obra. Mis amados, Dios es digno que le honremos con nuestros bienes. Cuando esto hacemos, el beneficiado no es Dios, sino nosotros mismos. Hay una honra que Él bendice.
Así que la prueba más grande para decir que amamos a Dios es dando, porque el amor de Dios consistió en dar, especialmente a su propio Hijo. Hay una honra que Dios bendice. Veamos de qué se trata.
I. HONRANDO AL QUE NOS HA HONRADO
1. Porque él es nuestro Dios creador (Job 38:4-11)
La necedad de los que siguen negando la existencia de Dios, y con ello la creación del universo, no ha podido cambiar lo que ha sido una verdad eterna: detrás de cada elemento existente hay una mente sabia y maestra.
La forma cómo todos los seres viven y se interrelacionan nos confirma que este mundo no puede ser el producto del azar, o de la nada; más bien, su composición pone al descubierto la más inigualable sabiduría con la que se ha hecho todo lo que existe.