Deja atrás el pasado y vive el presente

David N. Zamora

Sermones Cristianos

Deja atrás el pasado y vive el presente

4.2
(18)

El comentarista bíblico W. MacDonald dice que, aunque la mujer de Lot fue sacada casi a la fuerza de Sodoma, su corazón permaneció en la ciudad. Esto se indica por el hecho de que se volvió para mirar atrás. Ella estaba fuera de Sodoma, pero Sodoma no estaba fuera de ella.[1]

En contraste con estas dos historias del AT, el apóstol Pablo no cedió ante el mal, a pesar del antagonismo, la calamidad y las privaciones que enfrentó en cada fase de su ministerio.[2]

Desde una cárcel romana le escribe su carta a la iglesia que estaba en la ciudad de Filipos, y les dice: una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14). Aunque no podía borrar el pasado de su memoria, se negaba a permitir que su pasado impidiera su progreso hacia su meta.[3]

Y yo creo que en su expresión: lo que queda atrás, Pablo está incluyendo: (1) lo que le avergonzaba por haber sido un enemigo de la iglesia cristiana hasta el punto de capturar y perseguir a los creyentes. (Hechos 9:1-3; Filipenses 3:6; 1 Corintios 15:9; 1 Timoteo 1:12-13), y que el Señor ya se lo había perdonado; (2) y también los éxitos alcanzados en su ministerio apostólico a los gentiles. (1 Corintios 15:10).

Había plantado más de una docena de iglesias estratégicas y había preparado a muchos otros pastores, evangelistas y misioneros. Y por haber sido un prominente fariseo convertido al cristianismo, lo hizo objeto de una mayor persecución en comparación con los otros apóstoles.

La experiencia de este hombre nos enseña que cuando Dios perdona, perdona. El perdón de Dios incluye el no acordarse más del pecado (Jeremías 31:34), y el sepultarlo “en lo profundo del mar” (Miqueas 7:19). (cf. 2 Corintios 5:17). Y también aprendemos que No debemos permitir que lo que nos llevó a tener éxito AYER, se convierta en un obstáculo para alcanzar nuestros éxitos de HOY. No podemos dormirnos en los laureles.

2. EL PASADO DE GLORIA FORTALECE NUESTRA FE

La memoria histórica es un elemento fundamental para vivir con salud emocional y espiritual.[4]

El salmista Asaf recuerda la necesidad de contarle a las nuevas generaciones las obras poderosas que hizo Dios en el pasado con su pueblo. No sólo para identificar los errores de los antepasados y evitarlos en el presente, sino también para confirmar la fe de la nueva generación de creyentes.

“Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos. (Salmos 78:6-7). (cf. Éxodo 10:2; Deuteronomio 4:9; 11:19; 32:7; Salmos 44:1).

Cuando Pablo le escribe su segunda carta a Timoteo, le significa a su joven colaborador que cuando lo recuerda en sus oraciones, siente gozo al recordar su sensibilidad espiritual, y le dice: “Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también”. (2Timoteo 1:5).

Timoteo escuchó de las obras poderosas y salvadoras de Dios porque los miembros de su familia se las enseñaron. Siempre será una bendición cuando en el hogar nos ocupamos de enseñar a nuestros hijos a amar a Dios y a Su Palabra, y transmitirles principios y valores cristianos.

Y hoy quiero insistir en esta verdad. No hay responsabilidad más solemne y necesaria para los padres y para la iglesia de cualquier época, que enseñar a las nuevas generaciones, lo que el Señor ha hecho por ellos y lo que espera de ellos.

Recordemos que, No todo lo viejo es malo por ser viejo, ni todo lo nuevo es bueno por ser nuevo. Tenemos que aprender a vivir en medio de lo viejo y lo nuevo, sabiendo valorar y encontrar lo mejor para nuestra existencia humana.

El sabio consejo de Moisés de enseñarle a las nuevas generaciones la Palabra de Dios, tiene tanta vigencia hoy, como cuando él se lo dio a su pueblo Israel. “Enséñalas a tus hijos. Habla de ellas en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deuteronomio 11:19 NTV).

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David N. Zamora
Autor

David N. Zamora

Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios y Pastor Principal de la Iglesia Misionera de Tampa. Con títulos en Teología y Biblia de EDISUB e ISUM. Casado con Raquel Gonzalez

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