Deja atrás el pasado y vive el presente

Cuando el profeta Habacuc hace un repaso de las obras de liberación que llevó a cabo el Señor en el pasado, se llenó de esperanza. Él cree que lo que el Señor hizo en el pasado, lo puede hacer otra vez. Es la razón por la que le suplica a Dios que intervenga a favor del pueblo como lo hizo en el pasado.[5]

“¡Dios mío, yo sé bien todo lo que has hecho, y por eso tiemblo en tu presencia! Déjanos ver en nuestros días tus grandes hechos de otros tiempos; si te enojas con nosotros, no dejes de tenernos compasión.” (Habacuc 3:2 TLA).

Habacuc quiere que Dios manifieste su poder nuevamente y por eso le pide al Señor que avive su palabra en medio de los tiempos difíciles por los cuales pasará su pueblo.[6] Esa debe ser la oración de la iglesia de hoy.

3. EL DIOS DEL PASADO ESTÁ EN EL PRESENTE

El escritor a los hebreos inserta en su apología acerca de la suficiencia y superioridad de Jesucristo, una verdad incuestionable. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8). Este versículo deja claro que la preeminencia de Cristo es permanente; y su liderato, para siempre.[7]

Cuando el escritor inspirado habla de pasado, presente y futuro, está resumiendo los temas principales que él incluyó en su libro.

Jesucristo es el mismo Ayer (pasado): La obra salvadora de Cristo muriendo por los pecadores una sola vez y para siempre es más que suficiente. (Hebreos 9:27-28; 10:14; 1 Pedro 3;18).

Jesucristo es el mismo Hoy (presente): Su obra intercesora a la derecha del Padre por los creyentes nos absuelve de toda condenación (Romanos 8:34; Hebreos 7:23-25; 1 Juan 2:1).

Jesucristo es el mismo por los siglos (futuro): La obra de Cristo incluye su segunda venida en gloria para iniciar el reino de Dios. (Hebreos 9:28).

En un mundo cambiante, en el que a lo bueno se le llama malo y a la malo bueno, podemos confiar en nuestro Señor que no cambia. Debemos fijar nuestros ojos en Cristo, nuestro guía supremo. A diferencia de los líderes humanos, el Señor nunca cambiará. Cristo ha sido y será el mismo por siempre.

Entonces, aunque las circunstancias de nuestro HOY no sean las mismas de AYER; aunque HOY todo parezca diferente, tengamos la confianza de que Dios no cambia (es inmutable). Y debe animarnos saber que a pesar de todo, el Señor sigue estando presente.

Así que ánimo en lo que hacemos HOY para engrandecer el nombre de Cristo y llegar con su evangelio a toda criatura.

Cuando observo la historia del pueblo de Israel, compruebo que el Dios que se manifestó bajo el liderazgo de Moisés en columnas de nube y de fuego, que abrió el Mar Rojo, que convirtió las aguas amargas de Mara en aguas potables, que hacía descender maná del cielo cada mañana para alimentar a su pueblo en el desierto; es el mismo Dios todopoderoso que bajo el liderazgo de Josué abrió el río Jordán, derribó los muros de Jericó, derrotó a los cananitas y entregó la tierra prometida a su pueblo Israel.

Aunque cambió el liderazgo y surgió una nueva generación, Dios seguía estando con ellos. Y aunque ya no estaba el Moisés legislador de AYER, Dios seguía estando con su pueblo, respaldando al Josué conquistador de HOY.

Tu HOY no será igual a tu AYER, pero Dios si es el mismo y sigue estando contigo. Las circunstancias y las presiones de la vida son diferentes a las de AYER, pero el Dios que estuvo contigo en el pasado, también lo está contigo en el presente y en el futuro. El mismo Cristo que te sostuvo ayer, es el que te sostiene hoy.

Deja un comentario