David declara en primer lugar que Dios conoce cuando él se sienta; y esto no cómo él se sienta. La figura de sentarse habla mucho del descanso, después de algún día lleno de satisfacciones o de desilusiones.
Habla del necesario reposo del cuerpo para seguir adelante con la próxima asignación. “Sentarse” pudiera ser algo insignificante y hasta trivial, pero aún en esas cosas Dios participa. Los dioses griegos vivían lejos del mundanal ruido.
Ellos no se envolvían en el quehacer cotidiano, menos pensar en conocer de una manera personal a los hombres. Pero Dios nos conoce cuando nos sentamos a comer, a ver TV, a revisar el teléfono y cuando nos sentamos a leer su palabra. Es maravilloso pensar cómo Dios está pendiente de todo lo que hacemos. Usted no nota eso, pero su Dios así lo hace.
2. Has conocido mi levantarme (vers. 2b)
David fue un hombre de mucha actividad. Las tenía como rey, como un guerrero valiente y como adorador. Desconocemos cómo era la agenda de David, pero sin lugar a duda sus días debieron estar llenos de mucho trabajo.
Cuando él piensa en su Dios reconoce que sus movimientos están bajo observación continua. Es algo extraordinario que los movimientos del hombre sean observados por la Divinidad. Levantarse implica estirarse, caminar, salir, correr…
Es la acción que antecede al estar sentado, acostado o en reposo. Dios conoce el momento cuando nos levantamos. A Él no se le olvidan mis mañanas cuando me despierto y me levanto. Él sabe de mis rutinas diarias, y hacia dónde me dirijo cuando camino.
Él espera voy a venir para estar con Él, o si haré otras cosas, sin poder saludarlo y agradecerle por estar allí para mí. Si Dios conoce mi levantarme, debo estar muy consciente de ese tiempo, porque Él me espera para hablar antes de otra cosa.
¿No es algo maravilloso que en medio de todos las siete mil millones de personas que hay en el mundo Dios conozca mi levantarme y hasta cuente los pasos que hago diariamente?
II. DIOS CONOCE MIS PENSAMIENTOS
1. Los conoce desde lejos (vers. 2c)
Una investigación científica ha descubierto que el cerebro humano tiene hasta 60 mil pensamientos al día, y muchos de ellos son negativos, repetidos y del pasado. El impacto de esta investigación no es solo la cantidad de pensamientos que vienen a nuestra mente, sino que la mayoría de ellos son negativos.
Bueno, quien sabe el número exacto de nuestros pensamientos es Dios, así como sabe cuántos cabellos blancos o negros tengo en mi cabeza. Esos pensamientos Dios los conoce aún “desde lejos”.
Henry Beecher ilustró este versículo diciendo que los seres humanos somos como una colmena opacada. Se pueden ver como entran y salen pensamientos de nosotros, pero la manera cómo hacen el trabajo internamente no puede ser percibido.
Pero frente a Dios somos una “colmena de cristal”, y, todo cuanto estén haciendo nuestros pensamientos dentro de nosotros Dios puede verlos y entenderlos. ¿Se ha puesto a pensar en lo que esto significa? Y si mis pensamientos no le agradan, ¿he pensado en eso? ¿He pensado cuántos pensamientos hay en mi mente aborrecidos por el Señor?