¡Dejemos de pensar como la langosta!

De la misma forma, veremos en que ocasiones nosotros terminamos afectados bajo el dominio de hombres con pensamiento de langostas.

Podemos decir que las personas que piensan como langostas, son aquellas que acaban con lo que tienen en sus manos, con lo que hay en las manos de los demás. Son seres que no construyen para el futuro, solamente viven un presente sin importar las consecuencias que puedan suceder.  Cuando hace referencia a que las nubes de langostas pueden llegar a tapar la luz del sol, tipifica el actuar sobre otros, quitándole toda posibilidad de salir adelante.

Pregúntese por un momento: ¿Cuántos sueños le han sido cortados en su vida?

Todo aquel que le quita el sueño a otro, ha llegado a pensar como langosta.

Vamos a ver las langostas desde dos puntos de vista. En primer lugar, cuando han influido sobre nosotros por que Dios lo ha permitido. En segundo lugar, cuando nosotros actuamos como ellas.

Dios permite que actúen hombres con pensamiento de langostas sobre nosotros en los siguientes casos:

1. CUANDO HAY ORGULLO EN EL CORAZÓN (Éxodo 10:1-7)

Faraón tenía oprimido al pueblo y por orgullo no los dejaba ir, según la voluntad de Jehová. Las palabras específicas de la boca de Moisés y Aarón fueron: v. 3: Hasta cuando no querrás humillarte delante de mi?

En cuantas oportunidades Dios te ha demandado que te humilles.  Quizás a pedir perdón, para restaurar, para dar el primer lugar a otro.

Las consecuencias de la falta de perdón se reflejan en enfermedades y ruina. Cuando tú no perdonas, llegan langosta que te roban, que te quedan debiendo, que no te pagan el salario a tiempo, que te pagan menos de lo que vale tu trabajo.

Cuando tú no reconoces el lugar y la autoridad de otros y tratas de imponer la tuya, llegan langostas que te pisotean, dañan tu dignidad.

Cuando tú no restauras, llegan langostas que hablan en público tu verdad y desnudan tu corazón. ¡Mírenlo y es cristiano y mire ni le habla a la familia!, ¡mírenlo es cristiano y miren como le dejó el ojo a la esposa.!

Iglesia por el contrario, un corazón humilde que alcanza el perdón, que reconoce autoridad y restaura, no da que hablar a nadie y pasa desapercibido entre las langostas.

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