La debilidad que me hace fuerte

Pablo relata en su experiencia con el Señor una especie de “arrebatamiento” anticipado, sucedido unos catorce años atrás. Fue traspuesto al cielo, al mejor estilo de los profetas antiguos, sin estar seguro cómo sucedió todo. No recuerda si fue en el espíritu o en el cuerpo. De todas maneras, no debemos especular sobre los detalles de lo ocurrido, y eso no será lo más importante de esta experiencia personal.

Porque la intención de Pablo no fue exaltar lo que vio en sí, sino magnificar a Cristo, evitando tomarse el crédito de su experiencia. De ese hombre, él tiene derecho a gloriarse. ¿Por qué razón? Porque cuando vio el tercer cielo, el lugar donde está el paraíso, aquello fue una demostración del gran amor de Dios por él.

El Señor le permitió a Pablo un anticipo de la gloria que le esperaba. Amados, es una bendición saber cómo mis debilidades me ayudarán a descubrir la única gloria permitida: la “cruz de Cristo”, porque a través de ella lograré entender el “de tal manera amó Dios al mundo”. Si a través de mis debilidades glorifico a Cristo, bienvenida sea esa gloria. Es a través de mis debilidades como expreso esa gloria.

2. La gloria no permitida (vers. 5b)

En un mundo donde la adulación y la exaltación al ego prevalecen tanto con una fuerte lucha, esta declaración apostólica pareciera ser paradójica. Hay hombres, incluyendo a no pocos creyentes, con un deseo de ser exaltados y reconocidos, especialmente por sus éxitos y sus méritos.

Pero, cuánto necesitamos aprender de hombres como Pablo, y mayor aún de nuestro Señor Jesucristo, cuyas vidas fueron marcadas por el desprendimiento. “Gloriarse en las debilidades” nos pone en la “raya”, para no tener un más alto concepto de sí, sino a pensar con cordura (Romanos 12:3).

Preferir gloriarse en las debilidades nos mantiene conscientes de lo que somos; evita mi arrogancia y presunción, y me hace caminar en el único camino sugerido por Cristo: ser manso y humilde de corazón. No nos está permitido gloriarnos a nosotros mismos.

Tal gloria es pasajera. Pero el gloriarnos en nuestras debilidades nos hará hombres con una visión distinta a la de los demás. Las debilidades son los límites con los que Dios nos mantiene aptos para su servicio. Mis debilidades me humillan y me protegen de la vanidad.

II. LA DEBILIDAD ME PONE DE RODILLAS ANTE DIOS

1. ¿Cuál era la debilidad de Pablo? (vers. 7)

Los hombres que caminan más cerca del Señor tarde o temprano serán visitados por algún aguijón de la carne, hasta ser insoportable para depender más del Señor. Un hombre tan nombrado como el predicador inglés Carlos Spurgeon, su biógrafo lo describió como con grandes enfermedades desde los 35 años.

Entre otras cosas, sufría de gota, de neuralgia y de reumatismo. Todas estas eran dolencias extremadamente dolorosas. Había ocasiones cuando sus diáconos lo llevaban cargado al púlpito para predicarles la palabra.

¿Qué pasó con Pablo? Obsérvele en un momento caminando en lugares celestiales, describiendo tan excelsa gloria, y de repente verlo en lugares muy terrenales, hablando de un dolor terrible. No se sabe cuál era el aguijón que sufría, pero lo describe como un “mensajero de Satanás”.

1 comentario en «La debilidad que me hace fuerte»

  1. Excelente labor y que gran tema. Me sorbió de mucho y entender, porque me ha sido tan fácil expresar la palabra de Dios. Cuando yo no podía entablar una conversación. Y ahora con la ayuda de Dios puedo predicar por horas. Dios es maravilloso.

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