La debilidad que me hace fuerte

2. El poder que reposa en mí (vers. 9b)

Hay mucha gente poseída por otros poderes. De hecho, en algunos reposa el poder de alguna inclinación pecaminosa, en otros reposa el poder de la ambición, la fama, o el prestigio. Pero hay una diferencia cuando al buscar en mi interior descubro el poder de Cristo, reposando para mi fortaleza.

El Señor es suficiente para mí, no necesito de más poderes. El Señor le dijo a Pablo: “Bástate mi gracia” frente a sus debilidades. De esta manera mis hermanos, cuando vean sus debilidades, vean también el poder de Cristo.

Aquí hay algo maravilloso. Si el poder del Señor reposa en mí, entonces cuando soy débil, soy fuerte. Fue el mismo Pablo quien al hablar de sus debilidades nos ha recordado esto: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros…” (2 Corintios 4:7).

La palabra “reposar” nos viene de “morar en una tienda”. Jesús hizo morada en el mundo según Juan 1:14. Pues de igual manera, ahora ha hecho morada con su poder en nuestros corazones, por eso soy fuerte.

IV. LA DEBILIDAD ME CONDUCE UN GOZO MAYOR

1. Todo sea por amor a Cristo (vers. 10)

La filosofía del mundo no es ser débil, sino fuerte. El mundo no quiere saber nada de los débiles. Los hombres buscan ser fuertes, poderosos, como si con esto les permitiera estar por encima de los problemas.

Y cuando alguien se hace fuerte será muy difícil verlo como alguien débil. En la mentalidad de algunos, el hacerse cristiano los hace muy débiles. Es más, algunos consideran que el cristianismo es para los pobres, los débiles, los llorones, los faltos de poder o los sin fuerzas.

Pero contrario a la manera cómo el mundo califica la debilidad, Pablo nos recuerda el amor que nos dispensa el Señor para gozarnos en nuestras debilidades. Nuestra condición humana no siempre acepta las debilidades de una manera gozosa.

De hecho, cuando pasamos por esos momentos difíciles, muy distintos a los enfrentados por Pablo, lo menos visto será el gozo. Pablo había aprendido de su Maestro quien “por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz…” (Hebreo 12:2). El amor de Cristo convierte mi debilidad en gozo.

2. “Cuando soy débil, soy fuerte”.

La conclusión a la cual Pablo llega no es la de un derrotado. Él no ha claudicado porque tenga un aguijón abofeteando, sino más bien ha encontrado en su debilidad otra manera de servir mejor al Señor y por esto él siente gozo.

1 comentario en «La debilidad que me hace fuerte»

  1. Excelente labor y que gran tema. Me sorbió de mucho y entender, porque me ha sido tan fácil expresar la palabra de Dios. Cuando yo no podía entablar una conversación. Y ahora con la ayuda de Dios puedo predicar por horas. Dios es maravilloso.

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