Las marcas de un buen discípulo

II. EL BUEN DISCÍPULO – ALGUIEN ACEPTANDO A LOS QUE OTROS RECHAZAN

1. Pablo no era bien visto entre los discípulos (Hechos 9:26).

El presente texto no podía ser más explícito. Saulo había venido a Jerusalén con una autorización para perseguir, encarcelar y hasta matar a los cristianos. De hecho, él consintió en la muerte de Esteban. Ahora él venía “respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor…” (vers. 1) contra los cristianos.

Pero el Señor hizo la obra, y con ello vino un cambio radical, pues quien vino persiguiendo a sus enemigos cristianos, ahora quiere unirse a ellos para contarle lo sucedió, pero “todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo”.

Cuando alguien ha sido tan malo, no es fácil creer en un cambio tan rápido, para ser bueno. Es posible que los discípulos esperaran un cambio en otras personas a quienes contactaban, pero ¿quién podía ver cambiado a Saulo?

¿Quién se atrevería llevarle el plan de salvación? Nadie estaba dispuesto a hacerlo por el temor apoderado en ellos. Nadie lo aceptaba, sin embargo, “el hijo de consolación” creyó en él y lo había aceptado.

2. Un mediador que tranquiliza los temores (vers. 27)

Mucha genta estaría orando por Saulo, si no por su conversión, si para ser detenido en sus planes destructivos contra los cristianos. Y el Señor lo hizo; y, ¡de qué manera! Sin embargo, aquella noticia parecía demasiada buena para ser creída. Ni el mismo Pedro, quien había visto milagros tan excepcionales aceptaba la conversión de Saulo.

Fue, pues, necesaria la intervención del “hijo de consolación” para introducirlos a ellos. Bernabé se dio cuenta que aun entre los cristianos hay prejuicios para recibir y creer en la vida de un hombre malo, y Saulo era uno de ellos.

Es así como él se dispone a traer al “hombre del terror”, para presentarlo como una oveja mansa, quien ha tenido un encuentro con su salvador y Señor.

A Saulo nadie le creería si contaba su testimonio, pero si lo harían si Bernabé lo contara, porque confiaban en él como consolador. De esta manera, mientras otros habían visto lo peor en Saulo, Bernabé vio lo mejor en él. Así actúan los verdaderos discípulos.

III. EL BUEN DISCÍPULO ES ALGUIEN ANIMANDO A LOS QUE APENAS COMIENZAN

1. “Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia… y enviaron a Bernabé” (Hechos 11:22).

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