Las marcas de un buen discípulo

La iglesia de Antioquía había nacido para crecer y ser una bendición mundial. De hecho, esa iglesia sería como el “cuartel general” desde donde se comandaron todos sus viajes misioneros.

La noticia del rápido crecimiento llegó a Jerusalén, la “madre” de las nuevas iglesias. El versículo previo a este nos habla de cómo la mano de Dios se movía permitiendo a un gran número de nuevos creyentes unirse a ella (vers. 21).

Pero como ocurre en todo crecimiento, los nuevos hermanos necesitan de orientación, y establecerlas en la fe y en la doctrina. Frente a esto, los apóstoles saben de Bernabé, el discípulo indicado para este discipulado inicial.

De esa manera, Bernabé, quien no solo había puesto el precio de su heredad a los pies de los apóstoles, se ofrendó así mismo, obedeciendo el llamado, viajando luego a apoyar a los nuevos hermanos en su nueva fe.

Un discípulo como Bernabé será siempre la mejor influencia para un nuevo convertido. Los nuevos creyentes necesitan modelos a seguir y Bernabé era uno con una gran influencia entre ellos.

2. Ejerciendo el ministerio de la exhortación (vers. 23)

El ánimo que ejercía Bernabé salía de una manera natural. Por seguro era totalmente desprejuiciado y no llevaba consigo elementos condenatorios. Él, por ser “hijo de consolación”, poseía una gracia particular para animar a aquellos que apenas comenzaban, o que simplemente requerían de su trabajo.

El énfasis de su ministerio se basaba en aconsejar a los llamados “cristianos” por primera vez para que fueran fieles de corazón al Señor. Por cuanto la mayoría de ellos eran gentiles, convertidos del paganismo, era necesario exhortarlos con un gran “espíritu de mansedumbre”, y nadie más poseía ese carácter que el hombre a quien los discípulos enviaron a esa naciente iglesia.

Se nos ocurre pensar que, si Pedro hubiera ido para esta delicada tarea, por ser gentiles en su mayoría, es muy probable que el éxito no fuera tanto como el que experimentó Bernabé.

Los verdaderos discípulos son aquellos que te reciben tal y cual eres. Aquellos que, aunque vean tus defectos, resaltan más tus virtudes. El dar aliento es una influencia que perdura por siempre.

IV. EL BUEN DISCÍPULO ES ALGUIEN MENGUANDO PARA QUE EL OTRO CREZCA

1. En búsqueda del hombre necesario (Hechos 11:25).

Observe la otra nobleza de Bernabé. Él vio la abrumadora necesidad de la iglesia en Antioquia, y el hombre para ayudarlo en ese trabajo era Pablo.

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