Lucas, el otro discípulo amado

II. LA FIDELIDAD DEL DISCÍPULO

1. Una fidelidad cuestionada (2 Timoteo 4:9-11)

Pablo pasó la prueba de la deserción. En uno de sus viajes misioneros ya la había tenido cuando Juan Marcos, quien no los siguió acompañando, generando un gran desacuerdo entre él y Bernabé.

Ahora le volvemos a ver con otra decepción, quizá la más grande de su vida, debido a la deserción de uno de sus cercanos discípulos, aquel conocido como Demas. En las cartas de Colosenses y Filemón lo reconoce como alguien cercano y colaborador.

Pero ahora Pablo con una sola oración nos deja ver el dolor de su corazón, y hasta donde la fidelidad es comprometida cuando hay algo fascinante, distinto a la fe una vez dada a los santos. Así nos dice: “Demas me ha desamparado, amando este mundo” (vers. 10).

De acuerdo con MacArthur Study Bible la palabra griega traducida como “desamparado” significa “abandonar completamente, con la idea de dejar a alguien en una situación extrema”.

He aquí la cara de la infidelidad; el alto costo de dejar al maestro y el evangelio, por ganar al mundo. Nada trae más dolor al corazón de un pastor como el saber que un discípulo abandona su fe por seguir al mundo.

2. Una fidelidad comprobada (vers. 11)

Cuando uno lee a Pablo diciendo “solo Lucas está conmigo” pareciera verlo en medio de una gran soledad. No sabemos quiénes más lo abandonaron, pero ahora lacónicamente habla de su soledad. Es notorio ver a Pablo hablar en sus cartas de la cantidad de discípulos, acompañándolo en su ministerio. Pero acá dice estar solo.

Sin embargo, el hecho de hablar de Lucas como el fiel e inseparable discípulo es fortalecedor. Una de las características de un discípulo al estilo de Lucas, es la de acompañar a su líder en todas sus circunstancias. Por la historia revelada en el libro de los Hechos, Lucas debió acompañar a Pablo en todas sus travesías misioneras.

En este sentido, Lucas no sólo fue su médico y biógrafo, sino el discípulo con la mayor cercanía a su vida y ministerio. Ver a este hombre sirviendo a Pablo, estando siempre detrás del escenario, enalteciendo el testimonio de su maestro, y en no pocas ocasiones siendo un testigo de la valentía, audacia y pasión de Pablo, es estar en presencia de un discípulo entregado de corazón a la obra.

Lucas nunca abandonó a Pablo. Un gran camino de éxitos le aguarda a aquel discípulo cuya vida le caracteriza la fidelidad. Nunca abandone a su Señor.

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