III. EL ACOMPAÑAMIENTO DEL DISCÍPULO
1. Compañero de prisiones (Filemón 23)
¿Quién es un compañero? En su definición, un compañero es alguien acompañando a otro para algún fin. Cuando se establece un vínculo entre dos personas, eso se conoce como compañerismo, y el efecto de acompañar al final produce una compañía.
Pues todo esto es visto en la persona de Lucas cuando nos referimos a él como un discípulo-compañero. Imagínese a Pablo en un viaje misionero llevando sus notas del sermón y Lucas llevando su maletín de médico.
Imagínese a Pablo medio muerto después de una gran paliza y luego siendo atendido por Lucas. Pero una de sus más visibles compañías fue cuando Pablo estuvo preso. Pablo estuvo preso unas cuatro veces.
Y en casi todas las cárceles, estuvo acompañado de Lucas. Hay mucha bendición en un discípulo que va más allá de las palabras para convertirse en compañero del mismo viaje donde anda su guiador.
Lucas pudo dedicarse a su profesión, y seguramente le hubiera ido muy bien, especialmente en aquellos tiempos donde los médicos escaseaban; pero prefirió ser un compañero de Pablo. No todos los hombres pueden ser un Pablo, pero muchos sí pueden ser Lucas; eso es, un compañero que ayuda a llevar la carga.
2. Colaborador de las necesidades (Filemón 24)
Un discípulo al estilo de Lucas no solo es un acompañante, sino también un colaborador. Hay una diferencia en acompañar y colaborar. Colaborar es ir más allá de las palabras.
Una cosa, por ejemplo, es decirle a alguien que ha perdido a un ser humano: “te acompaño en tus sentimientos”, o decirle: “aquí tienes este dinero para ayudarte en cualquier necesidad”.
Una de las cosas que nos llama la atención en la vida de Pablo es su capacidad para formar un equipo con quienes trabajaba y en quienes se apoyaba para toda su misión; eso es evidente en sus cartas. El poeta Dante, refiriéndose al carácter Lucas le dio este apelativo: “el que describe la amabilidad de Cristo”.
Y así debió ser Lucas. Con su personalidad abnegada y modesta, no presumió de sus conocimientos ni quiso ser el centro de atención, sino más bien un colaborador. Lucas como colaborador seguramente era un administrador también.
Él, además, de poner de su propio bolsillo, seguramente organizó equipos para sustentar a su amado apóstol. Cuando Pablo habla de él como colaborador, estaba seguro que sus necesidades serían cubiertas. Es una bendición contar con discípulos colaboradores.