III. Un burlador no busca a Dios (vers. 7)
“El rey gritó en voz alta que hicieran venir magos, caldeos y adivinos…”
Belsasar estaba en su jolgorio, cuando de repente una visión macabra que lo dejo perplejo de miedo. Una mano (del ángel exterminador) apareció y escribía un mensaje en un lugar claro y visible (vers. 5) para que no hubiera duda y no se fingiera ignorancia.
Después de recobrar el aliento y la serenidad, Belsasar se da cuenta que el mensaje es difícil de entender, pero entiende que es algo importante y busca respuesta, pero en lugar de que Dios fuera su primera, busca la respuesta en adivinos, sabios y astrólogos.
En momentos de temor e incertidumbre, no opta por alzar sus ojos a Dios, como otrora lo hizo su abuelo Nabucodonosor (Daniel 4:34). Cuando los momentos difíciles llegan a nosotros generalmente se decide por buscar en otras “fuentes” respuesta, ayuda; es increíble que no pensemos en el Señor, cuando solo él puede ayudar.
Es Paul Yonggy, Cho, pastor de la iglesia del evangelio completo, en Seúl Corea, que por cierto es la más grande del mundo, quién dice que él no podría hacer frente a las cosas de la vida y ser pastor de semejante iglesia, sino buscará de Dios las instrucciones y consejos para saber como actuar.
Pero muchos buscan en las estrellas, los amigos, los hechiceros, astrólogos, filósofos, libros, pensamientos, la respuesta a las crisis de nuestra vida, en lugar de alzar los ojos a Dios y extender sus manos para recibir ayuda de Él.
IV. Un burlador es orgulloso (vers. 22)
“Pero tú, su hijo Belsasar no has humillado tu corazón sabiendo todo esto…”
Ni todos los sabios, adivinos y astrólogos pudieron explicar la extraña inscripción, ni interpretarla; es la abuela de Belsasar quién recomienda a Daniel, y es esté quién llega ante el rey y rechazando sus obsequios, le explica todas las cosas.
Empieza haciendo una remembranza de su abuelo Nabucodonosor y del esplendor de su reinado, que fue producto de la providencia divina; Dios había hecho prosperar su poder a causa de la desobediencia de su pueblo Israel.
Le había ido bien a Nabucodonosor, pero enfermo de 3 cosas en su corazón: Soberbia, terquedad y orgullo, y estas tres cosas lo condujeron a ser quebrantado y humillado para que aprendiera a conocer quién era en verdad el autor de todo su poder y además a ser agradecido y humilde ante la situación privilegiada en que lo había colocado.
Posterior a esto se dirige a el rey y le confronta: Pero tú …no has humillado tu corazón sabiendo todo esto…” (vers. 22)
SON DE MUCHA BENDICION SUS BOSQUEJOS DIOS LO SIGA USANDO GRANDEMENTE