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La oración que sale del corazón

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Predicas cristianas predica de hoy: La oración que sale del corazón

Predicas cristianas lectura bíblica de hoy:Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6:5-15)

Introducción:

La oración es una gran fuente de poder. Toda lucha, toda necesidad, todo obstáculo,  toda preocupación, toda enfermedad es derribada por el poder de la oración. Muchas veces desconocemos el poder de la oración porque nuestras vidas están lejos de este gran ejercicio espiritual. Nos cuesta mucho trabajo orar. Hablamos mucho de la oración pero oramos poco.

En este pasaje Jesús nos quiere enseñar cual es la verdadera oración que agrada a Dios  y llegan a su trono. No todas las oraciones llegan a la presencia de Dios. No todas las oraciones son escuchadas por Dios. No todas las oraciones tienen los efectos que esperamos.

Si tan solo entendiéramos el poder de la oración y la gran bendición que ella puede ser para nuestras vidas oraríamos más y sin duda nuestras vidas fueran diferentes porque tendríamos un impacto espiritual extraordinario.

Orar como dije al principio es una fuente inagotable de poder y dirección en todo lo que hagamos. Tener la dirección y la guía de Dios en todo cuanto emprendamos será una experiencia espiritual que marcar nuestras vidas para siempre. Por ello nuestras oraciones deben expresadas desde lo más profundo de nuestros corazones.

Proposición: La oración que sale del corazón es sin duda escuchada por Dios.

La oración que sale del corazón está enfocada en Dios y no en el hombre.

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa” (vers. 5)

La tendencia humanista de hoy es ser escuchados y reconocidos por lo que hacemos, por lo que decimos o por lo que somos o hemos logrado alcanzar.

En el tiempo de Jesús había personas que les gustaba orar en público para ser visto y escuchado por los demás. Sus oraciones estaban  más  enfocadas es su ego que en Dios.

Cuando eso sucede la oración no tiene ningún valor.

Alguien escribió: “La oración es una petición humilde desde nuestra impotencia a la omnipotencia de Dios…. Le damos a Él la gloria de su soberanía y dominio, y reconocemos que Él no solo es capaz de lograr lo que pedimos, sino que también puede darnos el derecho, y la bendición de lo que Él da”

Ir con humildad delante de Dios, reconociendo lo que somos y de que estamos hechos nos permitirá recibir la bendición de Dios según su soberana voluntad.

Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Santiago 4:6-8)

La oración que sale del corazón está basada en intimidad entre nosotros y Dios.

Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. (vers. 6)

Usted no puede conocer a alguien si no pasa tiempo con esa persona. La intimidad se desarrolla como resultado de un contacto íntimo con alguien por un periodo de tiempo. Se crea la confianza, crece la seguridad, y los corazones cambian, llegando a quererse el uno al otro.

¿Alguna vez hemos pensado en el hecho de que Dios está esperando por usted en este momento? ¡Qué pensamiento tan extraordinario! El “Creador” de todo lo que existe o existirá está esperando para hablar con usted y conmigo.

Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; 13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:12-13)

La oración que sale del corazón es la que se anhela ser escuchada por Dios no por los hombres

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”. (verss. 7-8)

La oración es entre nosotros y Dios, no es para impresionar a los demás.

Nuestro corazón no tiene la actitud correcta si lo que buscamos es que los demás nos vean y admiren nuestras palabras. Al orar, nuestro deseo más grande debe ser pasar tiempo con Dios y hablarle desde lo más profundo de nuestro corazón.

Nuestras oraciones son escuchadas por Dios cuando nuestro enfoque  no es nuestra gloria al ser escuchados con palabras rebuscadas o frases que incluso no forman parte de nuestro vocabulario.

Cuando oro a Dios debo sentir un profundo deseo de que mis palabras lleguen hasta su trono de gracia y sean escuchadas. Las palabras más simples pero expresadas con un corazón limpio y humillado son las palabras escuchadas verdaderamente por Dios.

La oración que sale del corazón es la oración que es ofrecida a Dios según el modelo que se nos ha confiado.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” (Verss. 9-13)

El Padre Nuestro no es una oración que debemos memorizar y recitarla a Dios.

Es un ejemplo de las cosas que debe contener una oración –adoración, confianza en Dios, peticiones, confesión y sumisión. Debemos orar por las cosas de las que habla el Padre Nuestro, usando nuestras propias palabras y “adaptándolas” a nuestra propia jornada con Dios.

La manera correcta de orar es expresando lo que hay en nuestro corazón a Dios.

Sentado, de pie, o de rodillas; con las manos abiertas o cerradas; ojos abiertos o cerrados; en un templo, en casa, o al aire libre; por la mañana o por la noche; todas estas cosas son asuntos secundarios, sujetos a la preferencia personal, convicción y conveniencia. El deseo de Dios es que la oración sea una conexión real y personal entre Él y nosotros.

Conclusión:

La oración que sale del corazón es una oración que sin duda llega a la presencia de Dios.

© José Duanys Gutierrez. Todos los derechos reservados.

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