Cuando la gloria de Dios se va

Habiendo recibido la Ley, una Ley para un pueblo santo, apartado, ellos habían caído en la adoración idolátrica del sol, un objeto de la creación del Dios vivo y verdadero. Es una aberración, es algo que no lo podemos entender.

“Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado de maldad la tierra, se volvieron a mí para irritarme… Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia; y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré”.

Una aplicación

Permítanme hacer una aplicación de estas tres abominaciones que vio Ezequiel en el templo de Jerusalén a nuestra realidad. Por supuesto, lo que voy a decir es una aplicación. Usted recíbalo, o déjelo. Pero creo que hay un mensaje aquí para nosotros, para esta generación.

La primera visión que tuvo Ezequiel cuando atravesó esa pared fue la de esos hombres, esos setenta ancianos, contemplando la pared pintada con imágenes diversas, formas de animales, bestias abominables, ídolos pintados en la pared.

Quisiera aplicarlo de esta manera: Hasta el siglo XX, es decir, desde la historia pasada, desde lo más recóndito de la historia hasta el siglo XX de nuestra era, la civilización, las civilizaciones se habían desarrollado en torno a la palabra, como dicen los estudiosos. Sin embargo, desde el siglo XX en adelante, la civilización (y nosotros también estamos en ella) es una civilización centrada más y más en torno a la imagen.

Desde los días en que el cine se inventó, a fines del XIX, la forma de comunicación más influyente ya no se produce tanto con el vehículo de la palabra, sino con el de la imagen. “Una buena imagen -dicen los publicistas- habla más que mil palabras”.

Aquí tenemos hombres contemplando imágenes. ¿Qué cosas habría allí dibujadas? No se nos especifica, pero dice que eran abominables, ídolos. Sin duda esos ídolos, esas figuras, estaban tomadas de los pueblos que habitaban en los alrededores de Israel. ¿Qué formas de depravaciones, qué pecados estarían figurados allí?

Cuando nosotros leemos en Levítico dice por ejemplo y nos llama la atención que lo diga: “No te ayuntarás con animal”. ¿Qué significa eso? ¿Qué clase de pecado es ése? Si Dios le da el mandamiento, por algo era, porque ellos iban a llegar a tomar la tierra y a ser vecinos de pueblos que tenían las peores costumbres, que practicaban las mayores aberraciones de todo tipo.

Cuando se habla en las Escrituras de culto idolátrico, de fornicación, de idolatría, la idolatría no era solamente tener un ídolo ahí e inclinarse ante él: era desarrollar ciertas conductas orgiásticas, depravadas, en honor de ese ídolo. No entraré en mayores detalles, porque ustedes entienden. Es la prostitución llevada al extremo.

Los ídolos tenían sus sacerdotisas. ¿Creen ustedes que ellas sólo atendían los lugares ‘santos’ para limpiar y ordenar? Las sacerdotisas estaban allí para realizar, con los que acudían a postrarse ante esos ídolos, una forma de culto con toda forma de depravaciones sexuales.

Nosotros estamos inmersos en la cultura de la imagen. Imaginémonos un niño de hace trescientos años atrás. ¿Cuándo él podía ver una escena de subido tono? ¿Cuándo podía ver la imagen de una mujer desnuda en actitudes poco decentes? Hace trescientos años atrás, nunca hubiera sido posible eso. En ese tiempo, lo único que había eran esas novelas románticas.

Hoy día, ¿se dan cuenta la diferencia? Hoy día es al revés: sin que nadie haya leído jamás una novela romántica, ya lo sabe todo respecto a las relaciones sexuales. ¿Cuándo comenzó eso? ¿Cómo comenzó todo eso?

Comenzó con el cine, y luego con la televisión se masificó. Por tanto, esta forma de abominación nos habla a nosotros, a mi modo de ver -y esto es una aplicación, es una interpretación que estoy haciendo-, del moderno culto a la imagen a través del cine y le televisión.

El bestialismo, por ejemplo, es un pecado que está siendo divulgado ahora mismo por algunas cadenas privadas de televisión en Europa. A las tres, cuatro de la mañana, cualquier persona que tenga TV cable puede encender su televisor y ver las peores escenas. “Toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor”.

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