La oración de los padres

II. Pedir a Dios para nuestros hijos: Obedecer Su Palabra.

“…para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos...”

En otras ocasiones ya nos hemos ocupado de la palabra guardar, que significa, poner en practica, obedecer, hacer cotidiano. David pide a Dios que la integridad de Salomón sea para cumplir y obedecer la Palabra del creador. La Biblia Latinoamérica traduce: Mandamientos, Instrucciones y preceptos.

Mandamientos: En la Biblia encontramos los mandatos de Dios para todo aquel que quiera se libre del poder del pecado. Un mandato es un orden dada por un superior a un inferior con la intención de que lleve acabo.

Dios quiere que nosotros hagamos ciertas cosas para ser felices y desea que nuestros hijos sean felices, pero debe ser dentro de su voluntad. Nos podríamos preguntar si los mandamientos del Señor son liberadores u opresores.

El hombre natural, es decir sin Cristo, diría que opresores, pues nos roban la oportunidad de probar todo lo que hay. Pero esos mandatos están para liberarnos de las pasiones y sus terribles consecuencias. David deseaba que su hijo escapara de las garras del pecado y sus consecuencias.

Instrucciones: Dios nos dice o que debemos hacer, pero también nos dice como debemos hacerlo, eso, son sus instrucciones. David deseaba que su hijo experimentará a Dios y su poder a igual que él lo había conocido.

Por eso pide a Dios que Salomón sepa seguir las instrucciones que Dios le da para que todo lo que emprenda tenga éxito. Si deseamos lo mejor para nuestros hijos, no solo es decirles lo que Dios quiere, sino que pongan su atención en como quiere Dios que cumplan su voluntad.

Preceptos: Este es parecido a los mandamientos, pero en el sentido de las prohibiciones. Tal pareciera que cuanto más nos prohíben, más deseamos lo prohibido.

Sin embargo si el Señor prohíbe algo, es por qué le sabe que daño nos podríamos causar si no hacemos caso a sus advertencias. III. Pedir a Dios para nuestros hijos: Cumplir una misión en su vida. ” Para que haga todas las cosas, y te edifique la Casa…”

David deseaba construir una casa a Dios en donde su nombre fuera adorado, pero Dios le dijo que a causa de ser hombre de guerra, no podía edificarle casa, que eso estaba destinado para su hijo Salomón.

La tercera petición a Dios fue que Salomón pudiera cumplir la misión que Dios había dispuesto para su vida. En otras muchas ocasiones hemos dicho que una de los tres elementos de la felicidad es hacer algo significativo en la vida. Dios tiene un plan maravilloso para nuestras vidas, un propósito que lograr y que nosotros lo vivamos día a día.

David deseaba algo más que solo su hijo estuviera vivo, que hiciera una obra majestuosa y digna del Dios de su salvación. Debemos desear y pedir a nuestro Dios que la vida e nuestros hijos sean de utilidad para su obra.

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