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Saber esperar

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Prédica de Hoy: Saber esperar

Predicaciones Cristianas Lectura Bíblica: Cantar de los Cantares 2:7

Introducción

Cuando la actriz Elizabeth Taylor se casó el 6 de mayo de 1950 con Conrad N. Hilton, dijo: “El corazón sabe cuándo una conoce al hombre apropiado. No cabe duda de que Nicky es el hombre con quien deseo pasar mi vida”.

Sin embargo se divorció más tarde, para que el 21 de febrero de 1952 contrajera nupcias con Michael Widing, y dijo: “Solo deseo vivir con Michael, ser su esposa. Para mí, ése es el comienzo de un final feliz”.

Pero también se divorció, casándose posteriormente con Mike Todd, el 2 de febrero de 1957 y afirmó: “Le he jurado amor eterno…este matrimonio durará eternamente. Para mí, será esa tercera vez que es la definitiva”.

Nuevamente se divorció, ahora casándose con Eddie Fisher el 12 de mayo de 1959 y dijo: “En mi vida me sentí más feliz…Nuestra luna de miel se prolongará treinta o cuarenta años”.

Pero no fue así, otra vez terminó en divorcio. Esta vez lo hizo por que en su vida se atravesó el actor Richard Burton, con quien se casó el 15 de marzo de 1964 y afirmó: “Me siento feliz que parece increíble… lo amo tanto que estoy dispuesta a acompañarlo, no importa lo que haga”.

Estos dos se divorciaron para volverse a casar el 10 de octubre de 1975, en donde Liz Taylor comento: “No habrá más matrimonios ni divorcios. Estamos unidos como plumas de gallina con alquitrán… para siempre”. Pero tampoco fue así, pues después de ese divorcio se casó con John Warner el 4 de diciembre de 1976 y juró diciendo: “John es el mejor amante que he tenido jamás.

Deseo pasar con él el resto de mi vida, y quiero que me entierren con él. Tampoco sucedió así. Pasaron muchos años y muchos otros hombres por su vida, hasta que el 1995, Liz Taylor contraería nuevamente nupcias, ahora con un trabajador de la construcción, con quién solo duró unos cuantos meses.

En medio de tantas relaciones de boda, esta mujer también vivió el fracaso, la desilusión y la soledad, pues su felicidad en pareja se sustentaba en emociones y decisiones tomadas a la ligera. Si bien muchos hombres y mujeres no viven tantas bodas como Liz Taylor, si llegan a vivir estas mismas emociones de tristeza y fracaso.

Todo, sin ninguna idea a juzgar, es por no considerar a aquel que fundó el matrimonio: Dios, el de la Biblia, allá por Génesis 2: 23-24. Dios creó el matrimonio por muchas razones y una es que el considero que no era bueno que el hombre estuviera solo, sino que le haría una ayuda idónea.

De esta idea podríamos desarrollar muchas reflexiones, pero lo que hoy nos interesa es como encontrar a esa ayuda, a esa persona que amaremos y nos amará, quien nos ayude y a quien podamos ayudar.

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