Un sufrimiento que produce fruto

Gerardo González Cruz

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El fruto del espíritu santo - Estudios Biblicos

Un sufrimiento que produce fruto

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Un buen ejemplo es el pasaje que hoy nos ocupa. Se nos dice que Jesús recién había liberado a un hombre en Gadara, decidió regresar a Galilea y fue recibido por una gran multitud (vers. 21)

Pero también fue recibido con una petición especial: Jairo, principal de la sinagoga tenía a su hija agonizando y requería de que el Señor fuera a verla y sanarla (verss. 22, 23) Jesús atiende a dicha petición, a pesar de la multitud que les rodeaba y apretaba (vers. 24)

En eso aparece en escena nuestro sujeto de estudio. “Una mujer que desde hacia doce años padecía flujo de sangre” (verss. 25). No podemos precisar que enfermedad padecía esta mujer; pues los datos que tenemos son muy pocos para determinar, lo verdaderamente cierto es que ya eran 12 años de estar con ella.

Al parecer no era una insignificante salida de sangre sino que había mermado sus fuerzas físicas y anímicas pues le había llevado a gastar todo lo que tenía en encontrar la cura a su mal (verss. 26) Lo más seguro es que durante ese tiempo su felicidad y expectativas de vida se había visto seriamente afectadas.

¿Quien con 12 años de enfermedad puede vivir como si nada? 12 años de sufrimientos en su cuerpo, que habían terminado con su belleza, su fuerza, su animo y sus esperanzas. Pero además de lo ya por si duro de la enfermedad, se nos dice que había que añadir que: “había sufrido mucho de muchos médicos…” (vers. 26a).

Procedimientos dolorosos y molestos y pensar que hasta vergonzosos; además de haber caído posiblemente en manos de charlatanes de la medicina que en conjunto con otros truhanes le habían robado.

II. Un Sufrimiento que Produce Valor (verss. 27b, 28)

“…vino… y tocó su manto…”

En varias ocasiones ya he mencionado mi definición de la palabra valor: Atreverse a actuar a pesar de nuestro miedo. Podemos pensar en que todos estos años de sufrimiento han dejado a esta mujer llena de miedos y traumas.

Pero a pesar de estos la mujer se atrevió a ir a donde esta Jesús y entremeterse en la multitud y entre empujones y apretujones intentar llegar a Jesús. Y en medio de esta muchedumbre la mujer se atreve, contrario a lo que muchos pueden pensar, es una mujer que valientemente se atreve a tocar tan solo el manto del Señor.

¿En que consistió su valentía?

En tan solo creer que tocando el borde del manto de Jesús podía ser sanada.

En medio de este mundo tan lógico se requiere ser valiente y creer en que los métodos y formas de Dios son reales y aplicables en medio de nosotros y en esto consiste el valor de esta mujer enferma. Las formas en las que Dios actúa resultan incomprensibles para nuestra mente limitada.

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Gerardo González Cruz
Autor

Gerardo González Cruz

El pastor Gerardo González Cruz nació en México D.F. Estudio la licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia en la F.M.V.Z. de la U.N.A.M. y fue allí donde conoció al Señor Jesús a la edad de 23 años. En el año 1999 ingreso al Seminario Teológico Bautista Mexicano campus Zarco graduándose en el año 2002. Pastor en la Iglesia Bautista “Dios es Amor” en Tláhuac desde 1999 a la fecha.

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