Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Para ganar a tu familia
Predica Cristiana Lectura Bíblica: Lucas 14:23
Introducción
Para ganar a tu familia, logrando su incorporación a la iglesia del Señor, debes tener muy en claro qué es el evangelio, debes estar totalmente convencido de que es la única solución válida para tu vida, preparándote para presentárselo conforme a la necesidad de cada uno de ellos por el medio mas adecuado.
Lemos la Palabra del Señor en Lucas 14:23 “Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”.
Para ganar a tu familia
La gente que está a tu alrededor quiere unirse a un creyente que sepa, que tenga muy claro hacia dónde va. Cuando un Hijo de Dios comunica con claridad y seguridad el destino el mundo y el camino de salvación que les ofrece el evangelio de Nuestro Señor, todos desean subirse a ese barco. El mundo y tu familia están buscando algo que le de significado, que les establezca metas y propósitos, y por sobre todo que les marque una dirección clara para sus vidas.
Si trasmites con claridad la situación del mundo y la solución que Dios propone para sus vidas, tal como Esdras lo hiciera con el pueblo de Israel, seguramente responderán: “Ten valor y dinos que hemos de hacer para rectificar lo malo que hemos hecho, y de buen grado lo haremos” (Esdras 10:4 La Biblia al día).
Es destacable la excelente influencia que tiene en los inferiores los buenos ejemplos de los superiores, cuando un creyente diligente para trasmitir el evangelio, que con pleno conocimiento y autoridad de lo alto se lamente profundamente del pecado o mundanalidad en que ha caído su familia o su entorno mas querido, éstos seguramente concluirán que la cosa es realmente muy seria y que verdaderamente es necesario cambiar el rumbo de vida.
El apóstol Pablo tenía muy claro sus propósitos y con la misma claridad los presentaba al mundo, la consecuencia de esta forma de obrar es que todos deseaban formar parte de lo que él estaba haciendo, vemos esto claramente en la iglesia de Filipos; los filipenses estaban tan motivados por la misión de Pablo que determinaron una ayuda sostenida para la obra de Dios (Filipenses 4:10-20).
Ser el ejemplo en tu familia
Si tu quieres que tu familia sienta avidez por la Palabra de Dios, si deseas que tu familia te siga, integrándose a la iglesia, eres tu quién debe presentarles con claridad el camino por el cual transitan y su destino, como así también un evangelio claro y con conocimientos.
Pero para llevar adelante esta tarea es imprescindible que primeramente tú te prepares, te capacites y sobre todo que hayas cambiado los hábitos que traías del mundo, presentándoles una vida nueva en Cristo, donde los vicios y el pecado ya no tienen cabida, donde aquello que atrae al mundo ya ha dejado de atraerte a ti.
“El que procura el bien buscará favor” (Proverbios 11:27a). Si quieres ganar tu familia o tu entorno, debes procurar estar bien con ellos, no es en medio de peleas u obligaciones que los atraerás a la iglesia. Habla claramente con ellos, dile exactamente hacia dónde se dirige la iglesia del Señor, explícales los propósitos y las metas
Nunca debes trasmitir o presentar un evangelio de falsas expectativas, no debes presentar un Cristo de ofertas, que sana, que prospera, que arregla situaciones sino al Señor Todopoderoso que vive y reina pero que necesita que sus Hijos busquen el reino de los cielos y su justicia (Mateo 6:33) como paso previo a que estas cosas les sean añadidas, y que además Él necesita que cambien su vida.
Haciendo esto evitarás que ellos lleguen a la iglesia y luego se aparten en rebeldía, cayendo en una situación aún peor que la primera, “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les he dado” (2 Pedro 2:21).
Existen dos cosas que no podemos hacer en el cielo y que si las podemos hacer en la tierra. Esto es: Pecar y dar testimonio a los inconversos para salvación. Ahora bien, estamos en la tierra y supongo que nadie duda de la misión que Dios nos ha asignado en éste lugar, cada uno tiene su misión personal, pero la parte común a todos es llevar el evangelio, es hablarle de Cristo a los inconversos.
Dios desea que exaltes su nombre, “Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre” (Salmos 34:3). Cada uno de nosotros debemos adorar a Dios, el mandamiento es: “No tendrás dioses ajenos delante de mi” (Éxodo 20:3) y está dado porque el hombre es un adorador innato y si no enseñamos a nuestra familia, si no enseñamos a nuestro entorno a adorar a Dios, con toda seguridad que ellos hallarán a quién adorar, sea a su trabajo, sea el dinero, sean los vicios o cuanto ídolo le pueda ofrecer el mundo.
Debemos hacerles entender que como creyentes adquieren una serie de beneficios espirituales y emocionales. Cuando el hombre aprende a adorar comienza a disfrutar realmente de ésos beneficios, es así que en medio de la adoración y comunión con Cristo es que recibe la ayuda que necesita para hacer frente a los problemas y circunstancias de la vida.
Al estudiar la Palabra de Dios y someterse al discipulado son fortalecidos en la fe para pasar las pruebas; el servicio en la iglesia les ayudará a encontrar sus dones, talentos y ministerios. Y en la unidad de todo esto podrán cumplir sin problemas la misión evangelizadora que Nuestro Señor estableciera.
Hablando de Cristo a tu familia
No crea que hablando una sola vez de Cristo ganará su familia o su entorno, con esto tal vez comience a marcar la senda, pero no se de por vencido, persevere. Hay una ley en el ámbito de la publicidad que establece que un mensaje debe llegar siete veces antes de que realmente impacte.
Debes hacer llegar el mensaje de Cristo por todos los canales posibles, si compartes un pasaje o un simple versículo, si escuchas alabanzas en lugar de radio secular, si tienes libros cristianos en lugar de revistas de moda o actualidad estás presentando a Cristo, y no temas ser pesado pues Dios quiere una familia salva y no unos padres salvos con los hijos perdidos en el mundo.
Usa la redundancia creativa, busca la forma de alcanzar tu familia, tu entorno o aquél grupo que deseas bendecir a través del evangelio.
Si bien es cierto que la meta de La Gran Comisión (Mateo 28:16-20) es llegar con el evangelio a toda criatura y ésta debe ser sin dudas nuestra oración. También es verdad que los seres humanos son diferentes entre si, y tal vez una misma persona pueda alcanzar a unos y a otros no.
Por éste motivo es que también necesitamos la visita de otros miembros de la congregación, llenos del Espíritu Santo, trayendo palabras de edificación y sana doctrina en nuestros hogares y tal vez de esta forma logren aquello que nosotros no podemos hacer.
Para alcanzar a todo tipo de personas para Cristo se necesitan diferentes estilos de evangelismo, el mensaje debe ser el mismo, la visión debe ser la establecida por la iglesia.
Pero los métodos y los estilos para comunicarlos variarán en gran forma y conforme a cada necesidad; recuerda que distintas cañas atrapan a distintos peces.
Para alcanzar lo inalcanzable primero estudia tu objetivo, que tipo de persona es, sus gustos, sus amistades y luego promueve la visita evangelística de quien pueda llegar a éste. Es bíblico el determinar a quién y como llegar con el evangelio, piensa que si los evangelios son prácticamente iguales, por qué Dios escogió cuatro personas diferentes para comunicar la vida de Cristo.
Una razón por ejemplo es que si bien Mateo y Marcos dicen casi lo mismo, Mateo fue escrito para el lector hebreo en tanto que Marcos fue para el gentil; ambos tienen el mismo mensaje pero escrito para audiencias diferentes y el estilo es el adecuado para cada una de ellas.
Cuando Jesús se encontraba con una persona comenzaba por ver sus necesidades, debemos llegar a los inconversos haciendo que ellos se sientan bien, si vas a tratar con personas que tienen problemas debes estar dispuesto a oír y dar solución a los problemas.
Si quieres ganar a tu familia mira los problemas de tu familia, óyelos y dales una solución, una respuesta dentro del marco y a la luz que el evangelio requiere. Haz que comprendan que la solución debe venir de Dios para que ésta sea efectiva y perdure; pero ten cuidado de ganarlos tu a ellos, que no te ganen sus problemas a ti y te aparten del camino del Señor o al menos te alejen de Él.
El diccionario define “CONVICCIÓN” como “Creencia fuerte o fija”, pero para los creyentes debe ser mucho mas que eso, debe incluir los valores, compromisos y motivaciones; debes saber qué hacer, por qué hacerlo y cómo hacerlo. Cuando se llega a Cristo todas las cosas se hacen porque quienes están a su alrededor ya sea que le dicen o por su ejemplo.
Sin embargo, al crecer, al madurar en Cristo debemos desarrollar la razón, el por qué hacemos lo que hacemos a fin de comunicar a nuestro entorno seguridad, debemos enseñar nuestras convicciones bíblicas para contrarrestar los valores a que se encuentra expuesta nuestra familia al convivir con el mundo.
La vida de Cristo estaba dominada por la convicción de que había sido enviado para hacer la voluntad del Padre, y esta convicción creó una conciencia del propósito que tenía su vida. Si incorporamos las convicciones de Cristo como parte de nuestra vida, estaremos desarrollando una serie de propósitos en la vida que afectarán a nuestro entorno y evitarán que los planes ajenos nos distraigan o nos saquen de los propósitos de Dios para nuestras propias vidas.
“Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado” (2 Tesalonicenses 3:4). El Señor nos ha enseñado y alentado a cumplir con los propósitos establecidos, nos ha hablado pues sabe de nuestra capacidad para alcanzar la familia pero también conoce que nos ha dado capacidad para alcanzar el mundo entero y llenarlo de la Palabra de Dios.
Pero ahora es el momento de la definición, es el momento de dar el gran salto de la teoría a la práctica, y para ello el Señor requiere que cada uno de nosotros esté totalmente comprometido en el proceso, “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9).
Ver los frutos requerirá días, meses o tal vez años de oración, preparación y experimentación de distintas formas de llegar, no te fijes en lo que falta por hacer, solamente mira cuanto has avanzado, no desfallezcas pues recuerda que el Señor es tu fortaleza.
Fíjate la meta, sea tu familia o quien sea, asume el propósito de la conquista; como seguidores de Cristo debemos utilizar nuestra vida en adoración, en ministrar manteniendo comunión con Dios y evangelizar en unidad con el resto de la iglesia.
Cuantos creyentes anhelan ser pastores y “quien anhela obispado buena obra desea” (1 Timoteo 3:1), el privilegio es grandioso y es un honor hacerlo, Gloria a Dios por aquellos a quien Dios escoge para ese ministerio, pero para lo que si hemos sido escogidos cada uno de nosotros es para ser pastores de nuestra propia familia, lo cual también es un altísimo honor, y en este concepto nuestro propósito debe ser el guiarlos conforme a la Palabra de Dios hacia la meta que es Nuestro Señor Jesucristo.
Conclusión
Algunas veces la situación en la familia puede parecer que no existen esperanzas desde el punto de vista humano, pero si consideramos la experiencia de Ezequiel 37 nos damos cuenta que no importa cuán secos estén los huesos pues Dios puede soplar aliento de vida sobre ellos; cualquier persona puede resucitar si le permitimos al Espíritu Santo hacer su tarea, infundiendo un nuevo propósito para su vida en Cristo.
Hermano, hermana: ¿Aceptas el desafío de ganar tu familia o tu entorno?, ¿Estás dispuesto a realizar la tarea para la cual Dios te ha llamado?; oremos, clamemos a Dios para que muchas familias sean integradas a la iglesia.
© Luis Alberto Coria. Todos los derechos reservados.
Exelente exelente Dios escucho mis oraciones y usted comenzó a subir más de sus predicas tan poderosa siga así subiendo sus predicas pues usted nos pastorea por este medio a muchas personas gloria a Dios aleluya