EL GRAN DESAFÍO DE LA IGLESIA 

David N. Zamora

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EL GRAN DESAFÍO DE LA IGLESIA 

4.7
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Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: El gran desafío de la iglesia

Introducción

Fue aberrante ver en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Francia 2024, la burla abierta y descarada que hicieron con una escena de la última cena del Señor Jesucristo con sus discípulos. Demostrando un total irrespeto a Dios, a la Biblia y a cientos de años de historia. Sufrirán las consecuencias. (Gálatas 6:7).

A esto se sumó entre otras cosas, la pelea de boxeo femenino, entre la argelina Imane Khelif (un hombre transexual) y la italiana Angela Carini (mujer) que ha generado uno de los momentos más polémicos de los Juegos Olímpicos de París 2024.

Es innegable que este mundo ha sobrepasado los tiempos de Noé, y las condiciones corruptas que prevalecían en Sodoma y Gomorra cuando Dios las juzgó. (Lucas 17:26-30). La venida de Cristo está a las puertas.

Hoy se advierte, indiscutiblemente, un desacato total y abierto a las normas y mandamientos que se consideran sagrados en la Biblia. Y lo triste es que esto está sucediendo tanto en el mundo, como dentro de algunas iglesias.

La intención de los ideólogos de una sociedad sin Dios y sin Biblia, es desprogramar a las nuevas generaciones de los códigos de moralidad transmitidos por generaciones, y establecer un nuevo código de conducta dejando fuera a Dios y a la Biblia.

Este nuevo código incluye la ideología de género, el relativismo moral, el aborto, la eutanasia, la pedofilia, el lenguaje inclusivo, entre otros flagelos del pecado.

Estos ideólogos insisten en que la gente debe decidir por sí mismo lo que deben hacer y ser, sin importar la opinión de Dios, de papá o mamá, de la iglesia y de líderes espirituales. Es el mismo mensaje de Satanás a Eva. No hagas caso de lo que Dios dijo. Dios no quiere que ustedes lleguen a ser como él. (Génesis 3:4).

Esa es una estrategia con la que Satanás ha tentado a los seres humanos a través de la historia. Hacerles creer que pueden “ser como Dios”, que pueden decidir por sí mismos lo que es bueno y lo que es malo, independiente de lo que Dios diga en su Palabra, la Biblia. No obstante, solo Dios tiene el derecho de determinar lo que es bueno y lo que es malo.

Creo que la iglesia está llamada a explicar con argumentos bíblicos, y con la sabiduría de Dios, las verdades de los conceptos erróneos que hoy se adoptan como bueno.

Es urgente llevar al camino de la verdad bíblica, y reconstruir la fe de una nueva generación de cristianos, que está siendo influenciada por corrientes modernas distorsionadas. Para que no miren con beneplácito actos como los que se han visto en las Olimpiadas París 2024.

Te invito a que revisemos algunos de estos conceptos…

I. TOLERANCIA

Nos enseñaron que tolerancia se trata de respetar a los demás, sin aceptar o aprobar sus estilos de vida, sus ideologías o creencias. Que la tolerancia tiene un límite y una distancia formal. Que es una actitud madura de respeto hacia las diferencias, y que no necesariamente implica estar de acuerdo con ellas.[1]

Pero lo que hoy se entiende por tolerancia es más que respetar a las personas, incluye también aprobar los ideales y creencias, los valores y los estilos de vida de cada cual como iguales, aunque no estemos de acuerdo con ellas.

Y ante esta filosofía de la vida, tenemos que enseñarle a esta generación de cristianos, que la Biblia dice: “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” (Jeremías 15:19c). Es el llamado que le hace el Señor al profeta Jeremías, quién como vocero de Dios, debía influir en el pueblo, y no permitir que el pueblo influyera en él.

También el apóstol Pablo hace un llamado a los cristianos de todos los tiempos: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” (Romanos 12:21).

Y recordemos, además, que la tolerancia no invalida el llamado bíblico de “defender la fe que Dios ha confiado una vez y para siempre a su pueblo santo.” (Judas 1:3 NTV).

II. ACEPTACIÓN.

Nos enseñaron que aceptación era aceptar a las personas por lo que son, y no necesariamente por lo que dicen o hacen.

Pero lo que hoy se entiende por aceptación, es aprobar una realidad o situación tal como es, sin intentar cambiarla, porque pareciera ser correcta y la mía incorrecta. Pero este concepto es contrario a lo que la Biblia enseña. Y no podemos aceptar o validar, lo que se opone a la verdad bíblica.

Debemos enseñarle a la nueva generación de cristianos que la Biblia dice claramente: “No se hagan cómplices de los que no conocen a Dios; al contrario, háganles ver su error, pues sus hechos no aprovechan de nada. ¡La verdad es que da vergüenza hablar de lo que ellos hacen a escondidas!” (Efesios 5:11-12 TLA).

Es un llamado a evitar que nuestros valores cambien, bajo la influencia de aquellos que no aman a Dios ni se sujetan a sus normas morales. Te acepto, pero no me acomodaré (adaptaré) ni me acogeré (adoptaré) al estilo de vida que llevas y que desagrada a Dios. (Ver a Romanos 12:2; 1 Juan 2:15).

La vida cristiana no es seguir la corriente de lo que todo el mundo hace, sino nadar en contra de esa corriente, y marcar una diferencia. Porque no es la aceptación de la gente, la que nos hace sabios e inteligentes, sino temer a Dios de todo corazón (Proverbios 1:7). Recordemos que aunque vivimos en un mundo de oscuridad, no somos parte de esa oscuridad, Jesús dijo que “somos la luz del mundo” (Mateo 5:14).

III. LIBERTAD

Nos enseñaron que libertad es hacer lo que uno sabe que debe hacer. Pero lo que hoy se entiende por libertad es poder hacer lo que uno quiera, sin restricción alguna.

¡Si te hace sentir bien, hazlo! Vive tu vida sin importar si afecta o no a tu familia y a los demás.

Satanás, el mundo y nuestra propia naturaleza pecaminosa, nos seducen con la idea de que podemos gozar de nuestro libre albedrío, pero nos ocultan la verdad de que nuestras elecciones tienen consecuencias. [2]

Y ante esta filosofía de la vida, tenemos que enseñarle a la nueva generación de cristianos, que la Biblia dice: “Todo me es lícito [me es permitido, soy libre de hacerlo si quiero], pero no todo conviene [ni a mí, ni a los que me rodean]; todo me es lícito [me es permitido, soy libre de hacerlo si quiero], pero no todo edifica…  todas las cosas me son lícitas [me es permitido, soy libre de hacerlo si quiero], más yo no me dejaré dominar de ninguna.” (1 Corintios 10:23; 6:12).

Estos versículos implican que, si bien es cierto que tienes derecho a hacer lo que quieras, la verdad es que no todo lo que haces es beneficioso para ti, ni para quienes te rodean.[3]

El cristianismo no priva a la gente de su libertad, todo lo contrario, lo liberta de todo lo que lo puede dañar.

El comentarista W. Barclay dice: El gran hecho de la fe cristiana es que nos hace libres, no para pecar, sino para no pecar. La verdadera libertad cristiana no es elegir nuestro propio camino, sino someternos al camino de Dios.

Hay quien usa la libertad para emborracharse, consumir drogas, ser un mujeriego, ver pornografía, ser homosexual o lesbiana. Nosotros la usamos para mantener un matrimonio estable, formar una familia, ser un obrero y ciudadano ejemplar, y vivir en el plan original de Dios para la familia.

IV. VERDAD.

Nos enseñaron que verdad es el patrón absoluto de lo correcto e incorrecto. Es una afirmación que es verdadera en todas las circunstancias y en todo momento, independientemente de las opiniones o creencias personales.

Pero lo que hoy se entiende por verdad es lo que para usted sea correcto. Según estos criterios, la verdad depende de la percepción individual, porque la verdad no es absoluta sino relativa.

Pero debemos enseñarle a la nueva generación de cristianos, lo que Dios advierte en su Palabra: “Qué mal les irá a los que a lo malo llaman bueno y a lo bueno llaman malo. Los que tienen por luz la oscuridad y por oscuridad la luz. Los que dicen que lo amargo es dulce y que lo dulce es amargo.” (Isaías 5:20 PDT).

Esta es la mejor descripción que encontramos de lo que es tergiversar las normas morales: pervertir la evaluación de Dios de lo que es bueno, al llamar malo a lo bueno. [4]

Pero todos sabemos que cambiando simplemente el nombre de una serpiente no se cambia su naturaleza. El pecado es pecado por más que se dignifique su designación,[5] o sea aprobado por el congreso de cualquier país.

No puedo justificar el adulterio diciendo que es debilidad de la carne; tampoco puedo decir que la idolatría es sólo una herencia cultural, y que el materialismo es un modo de vida irresistible. Como es imposible negar que la ideología de género es una elección que desafía abiertamente a Dios en todos los sentidos, y que el aborto es negarle el derecho de nacer a millones de niños en el mundo.[6]

Conclusión

Creo que se hace imprescindible que enseñemos a la nueva generación de cristianos, que el Dios de la Biblia desea que sus hijos marquen una diferencia, en medio de un mundo ateo, globalizado y progresista, que se aleja cada vez más de ÉL.

Enseñemos a nuestra generación a amar a Dios y a la Biblia, a defender su fe en el evangelio, “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, …” (2 Corintios 10:5).

Enseñemos a nuestra generación que debemos seguir asumiendo el desafío de anunciar a Jesucristo como la única esperanza para un mundo pecador, aunque nos llamen locos. “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” (1 Corintios 1:18).

“El desafío de la iglesia es grande, pero Dios es más grande que ese desafío.”

[1] https://www.sicologiasinp.com/psicologia-clinica/tolerancia-y-aceptacion-cuando-lo-similar-es-diferente/

[2] Porter, R. (2005). Estudios Bíblicos ELA: Sólo faltaba el amor (1ra Corintios) (pp. 62–63). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.

[3] https://estudiospentecostales.com/el-libre-albedrio/

[4] Nuevo comentario ilustrado de la Biblia. (2003). (p. 794). Nashville: Editorial Caribe.

[5] Price, R. E. (2010). El Libro del Profeta Isaías. En Comentario Bíblico Beacon: Los Profetas Mayores (Tomo 4) (p. 49). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.

[6] Walvoord, J. F., & Zuck, R. B. (2000). El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento, tomo 5: Isaías-Ezequiel (p. 30). Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C.

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David N. Zamora
Autor

David N. Zamora

Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios y Pastor Principal de la Iglesia Misionera de Tampa. Con títulos en Teología y Biblia de EDISUB e ISUM. Casado con Raquel Gonzalez

1 comentario en «EL GRAN DESAFÍO DE LA IGLESIA »

  1. Le doy gracias a nuestro Dios, por darle buenos conocimientos al Pastor DAVID ZAMORA Y también a los demás, yo quisiera un telefono para conectarme porque necesito muchos libros para instruirme mas y mas para prepararme para la obra de Dios.

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