Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Predica de Hoy: Una comunidad alternativa
Lectura Bíblica Principal: 1 Pedro 2:9
Tema: La Identidad en Cristo en un Mundo Pluralista
Introducción
Si tuviera que definir el mundo actual en pocas palabras, diría que es un mundo pluralista y lleno de confusión. Con pluralismo me refiero a que tenemos múltiples opciones para configurar quiénes somos, qué deseamos y a qué aspiramos. El mundo nos ofrece un amplio catálogo para formar nuestras creencias y moldear el núcleo de nuestra identidad, o al menos eso es lo que la sociedad nos quiere hacer creer.
En cierto sentido, es verdad. Existen muchos caminos que podemos seguir, pero al final, todos conducen a uno de dos destinos. Jesús lo explica en Mateo 7:13-14: los dos destinos del ser humano son la destrucción o la vida.
Sin embargo, la sociedad actual nos vende la idea de que hay múltiples caminos que llevan al mismo final. Algunos creen que ese destino es la nada, otros la realización personal, y otros el cielo. Según esta lógica, cualquiera de las opciones nos llevará a la gratificación, pero Jesús nos advierte con claridad que solo hay dos puertas por las que podemos entrar: una que lleva a la vida y otra a la perdición.
La mayoría elige el camino ancho, y Jesús mismo nos dice que muchos transitan por él. Esto genera un ambiente donde el cristianismo es visto con sospecha o rechazo, lo que también trae persecución.
Historias de Fe y Perseverancia bajo Persecución
Un ejemplo de esto es la historia de Asia Bibi, una campesina cristiana de Pakistán. En 2009, fue acusada de blasfemia contra el profeta Mahoma tras ofrecer agua a otras mujeres musulmanas, quienes se negaron a beber de su vaso por ser cristiana. Esto derivó en una discusión sobre la religión, y días después, Asia fue acusada de insultar al profeta, un delito castigado con la muerte en Pakistán.
Asia fue arrestada y condenada a muerte en 2010. Pasó casi una década en el corredor de la muerte, separada de su familia y bajo constantes amenazas. Su caso atrajo atención internacional, exponiendo la persecución que sufren muchos cristianos. Finalmente, en 2018, la Corte Suprema de Pakistán la absolvió por falta de pruebas. Sin embargo, su liberación provocó protestas violentas, y Asia tuvo que huir para encontrar asilo en Canadá.
Al igual que Asia, los cristianos de las iglesias a las que Pedro escribió sus cartas también sufrían rechazo. Estos cristianos, al elegir entrar por la puerta estrecha de Cristo, enfrentaban dificultades en un mundo que no comprendía ni aceptaba su fe.
El contexto en el que vivían estos creyentes del primer siglo tenía similitudes con nuestro mundo, como la estratificación social. Existían diferentes clases: patricios, plebeyos, esclavos, clientes y libertos. Además, la sociedad era profundamente politeísta, adorando a muchos dioses, lo que permitía una gran libertad para elegir en qué creer. Pero al final, sus vidas estaban atadas a lo que el emperador dictaba.
En medio de este ambiente pluralista surgió la iglesia, a la que Pedro llama “elegidos y extranjeros” (1 Pedro 1:1). Eran elegidos por Dios, pero extranjeros en una sociedad que no compartía su fe. Pertenecían a un nuevo reino, donde eran “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa” (1 Pedro 2:9).
Este cambio radical en sus vidas no solo les daba una nueva identidad, sino que también los ponía en conflicto con la sociedad. Al abrazar a Cristo, perdían su estatus social y eran vistos como una amenaza. Pedro les pide a los esclavos que respeten a sus amos, aun cuando fueran crueles, y a las esposas, que se sometan a sus esposos, aunque estos las trataran mal. Pedro también los insta a someterse a las autoridades que los perseguían.
El seguir a Cristo significaba renunciar a los dioses familiares y locales, lo que les valió acusaciones de ser insolidarios y de poner en riesgo a toda la ciudad. Al abandonar estos cultos, eran vistos como ateos que provocaban la ira de los dioses, poniendo en peligro a la comunidad entera. Así, las autoridades y la sociedad comenzaron a perseguirlos.
Muchos cristianos murieron debido a su fe, como es el caso de Policarpo de Esmirna. La tradición dice que fue un discípulo directo del Apóstol Juan, y quien fue martirizado en el siglo II (año 155 d.C. aproximadamente).
Se cuenta que, cuando tenía más de 80 años, fue arrestado durante una persecución contra los cristianos bajo el gobierno del emperador romano Marco Aurelio. Se le ofreció salvar su vida si negaba a Cristo, pero Policarpo se negó, diciendo: “Hace 86 años que le sirvo, y Él nunca me ha hecho mal. ¿Cómo podría blasfemar a mi Rey que me salvó?”
Finalmente, fue condenado a ser quemado en la hoguera. La tradición relata que, cuando encendieron el fuego, las llamas no lo consumieron de inmediato, lo que llevó a que fuera ejecutado con una lanza. Su muerte inspiró a muchos cristianos a mantenerse firmes en su fe frente a la persecución.
El Llamado de Pedro a Ser una Comunidad Santa
En medio del sufrimiento que padecían las iglesias de Asia Menor, Pedro les recuerda que ahora pertenecen a una nueva familia: la familia de Dios (1 Pedro 4:15). Como tal, deben abstenerse de los deseos terrenales y vivir de acuerdo con su nueva naturaleza en Cristo. En lugar de imitar al mundo que los rodeaba, debían ser compasivos, amarse fraternalmente y ser un testimonio de bendición (1 Pedro 3:8-9).
La primera carta de Pedro, dirigida a las iglesias de Asia Menor, fue escrita para alentarlos a seguir el camino que lleva a la vida, a pesar de las pruebas. Este mensaje sigue siendo relevante para nosotros hoy. Pedro nos invita a encontrar nuestra identidad en Cristo, quien nos ha dado una nueva esperanza, y no en lo que el mundo dicta.
Conclusión
Hoy, la invitación es clara: construyamos nuestra identidad en Cristo y forjemos una comunidad alternativa en la Iglesia, donde podamos animarnos mutuamente a seguir el camino de la vida. Nuestra identidad no está en nosotros mismos ni en lo que ofrece el mundo, sino en Cristo, quien nos ha rescatado de las tinieblas.
© David Lopez. Todos los derechos reservados.
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