Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Misericordia: Un ciclo de amor, cuidado y perdón
Predica Cristiana Lectura Bíblica: Mateo 5:7
Introducción
Si pudieras usar una palabra para describir a los miembros del Reino de Dios, ¿cuál usarías? Y ¿por qué? Existen muchas formas de describir a aquellos que pertenecemos al Reino de Dios, pero una palabra que quizás brinda un marco más amplio para entender lo que significa ser parte de este, es MISERICORDIA.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, este es un tema recurrente. Jesús habló mucho sobre la misericordia, realizó muchos actos de misericordia, incluso, podríamos decir que todos sus milagros son actos de misericordia.
Mientras los realizaba, también animaba a sus seguidores a ser misericordiosos y condenaba fuertemente a los líderes religiosos por haber fallado en la misión de mostrar misericordia. En Mateo 23:23 les dijo “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Porque pagan el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y soslayan lo más importante de la ley, que es la justicia, la misericordia y la fe. Es necesario que hagan esto, pero sin dejar de hacer aquello.”
Este versículo me recuerda la historia de Emily, la enfermera inflexible:
Contexto:
Emily era una enfermera experimentada en un hospital muy respetado. Conocida por su precisión y su impecable atención a los detalles, Emily se enorgullecía de seguir cada protocolo al pie de la letra. Su lema era: “Las reglas están para seguirse, no para romperse”. Aunque era muy competente, su enfoque en las reglas la alejaba de la empatía y la compasión.
El Conflicto:
Un día, un paciente llamado Danilo, un anciano de 82 años, fue admitido en el hospital. Danilo tenía una enfermedad terminal y estaba en sus últimos días. Sus hijos vivían lejos y no podían llegar a tiempo para visitarlo antes de que falleciera. Su único deseo era ver a su pequeño perro, Rex, una última vez. Rex había sido su fiel compañero durante 15 años, brindándole consuelo y alegría.
Danilo y su familia suplicaron a Emily y al personal del hospital que permitieran que Rex viniera a despedirse de él. Sin embargo, el reglamento del hospital era claro: no se permitían animales en las salas de pacientes, sin excepciones. Emily, firme en su adhesión a las reglas, negó la solicitud. Argumentó que permitir al perro violaría las políticas de seguridad y sanidad del hospital.
La Decisión de Emily:
Emily mantuvo su decisión, a pesar de las súplicas de la familia y el llanto de Danilo. Estaba convencida de que estaba haciendo lo correcto al mantener las normas del hospital. Para ella, las reglas estaban ahí para proteger a todos y no podían ser ignoradas, sin importar las circunstancias.
Esa noche, Danilo falleció, solo y sin la compañía de Rex. La familia de Thomas estaba devastada no solo por su pérdida, sino por el hecho de que su último deseo no fue concedido.
Las Consecuencias:
Después de la muerte de Danilo, el personal del hospital y algunos familiares de otros pacientes comenzaron a cuestionar la falta de flexibilidad de Emily. Se debatió mucho sobre si, en circunstancias excepcionales, las reglas podían y debían ser ajustadas para permitir actos de compasión y misericordia.
Los líderes religiosos de Israel eran muy similares a esta mujer. Ellos se apegaron tanto a las formas en que habían interpretado la Ley de Dios, que dejaron muy poco espacio para practicar la justicia. Por eso, nuestro Señor Jesucristo, en el Sermón del Monte, presenta esta bienaventuranza: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos serán tratados con misericordia.” (Mateo 5:7). Jesús no está presentando un tema nuevo, sino que está recordándolo a los judíos y a todos sus seguidores que la misericordia es un tema muy importante para Dios.
En Oseas 6:6 Dios le dijo al pueblo: “Lo que yo quiero es misericordia, y no sacrificio; ¡conocimiento de Dios, más que holocaustos!” Estas palabras van dirigidas a un pueblo que se ha entregada en la adoración a otros dioses, se han olvidado ser compasivos con los necesitados, y en lugar de ello, han hecho “acciones asquerosas” (Oseas 6:10). A pesar de esto, seguían ofreciendo sus sacrificios, como si su relación con Dios y el prójimo fueran dos cosas separadas.
Cuando Jesús estuvo en esta tierra, los judíos seguían cometiendo el mismo error. Ahora estaban demasiado enfocados en el cumplimiento riguroso de las normas que ellos mismos habían inventado, que olvidaron mostrar compasión.
¿Por qué a Dios le interesa tanto la compasión? En primer lugar, podemos decir porque Él es el origen de la compasión. Segundo, porque la misericordia es un atributo comunicable de Dios, lo que significa, que es un atributo que ha concedido a su creación. Tercero, porque él ha mostrado de manera constante misericordia hacia el ser humano (Lucas 6:36 “Por lo tanto, sean compasivos, como también su Padre es compasivo.”).
De hecho, la palabra hebrea que en nuestras biblias (Antiguo Testamento) se traduce como misericordia, comunica la idea de “amor perseverante”. El resultado de la misericordia es la disponibilidad de Dios para socorrer al oprimido y perdonar al culpable.
Eso mismo es lo que Jesús está pidiendo de nosotros: que estemos disponibles para brindar auxilio oportuno al que sufre (sea cual sea la causa, y sea quien sea la persona), y que estemos totalmente dispuestos a perdonar al que nos ofende.
La palabra que se utiliza en el Nuevo Testamento para misericordia se utiliza para describir la compasión y la misericordia de Dios hacia los humanos, así como el llamado a los seguidores de Jesús para que sean misericordiosos unos con otros. Al final ambas palabras tienen la intención de comunicar esta idea: “La gracia que quita la falta, y la misericordia que quita la miseria”
Ahora que Jesús ha venido al mundo, el Reino de Dios ha irrumpido, Dios está creando un nuevo orden en la creación y este requiere que los ciudadanos del Reino practiquen los nuevos estándares divinos de amor, bondad y perdón.
Una mujer llamada Immaculée Ilibagiza
La historia de una mujer llamada Immaculée Ilibagiza y el Genocidio en Ruanda, me ayuda a comprender lo que Dios quiere que hagamos en el mundo.
Contexto:
Immaculée Ilibagiza es una sobreviviente del genocidio en Ruanda de 1994, donde aproximadamente 800,000 personas, en su mayoría de la etnia tutsi, fueron asesinadas por extremistas hutus en un periodo de 100 días. Immaculée, una joven tutsi, se encontró en medio de esta tragedia devastadora.
La Historia:
Cuando comenzó el genocidio, Immaculée, junto con otras siete mujeres, se refugió en el pequeño baño de un pastor hutu, el Reverendo Murinzi. Este baño medía aproximadamente un metro por un metro y medio, y las mujeres permanecieron escondidas allí durante 91 días. A lo largo de estos días de claustrofobia, miedo y hambre, Immaculée encontró consuelo y fuerza en la oración y la meditación.
Durante su tiempo escondida, Immaculée escuchó a través de la pared cómo los asesinos discutían los métodos para exterminar a los tutsis. Supo que su familia había sido brutalmente asesinada. A pesar del abrumador dolor y odio que sentía, decidió concentrarse en la oración y la búsqueda de paz interior.
El Acto de Misericordia:
Después de sobrevivir al genocidio, Immaculée enfrentó la difícil tarea de reconstruir su vida en un país lleno de dolor y destrucción. Durante su recuperación, decidió visitar la prisión local donde muchos de los perpetradores del genocidio estaban detenidos. Entre ellos estaba Felicien, un hombre que había sido responsable directo de la muerte de su familia.
En lugar de buscar venganza, Immaculée se acercó a Felicien, que estaba visiblemente destrozado por sus crímenes. Con un corazón lleno de dolor pero también de compasión, Immaculée le dijo: “Te perdono”. Este acto de perdón no solo sorprendió a Felicien, sino que también conmovió profundamente a los guardias y a todos los que presenciaron el momento.
Jesús dijo que los que muestran misericordia recibirán misericordia. Esto es el principio de retribución o reciprocidad. Lo que hacemos es lo que también recibimos. Jesús también lo explicó por medio de Mateo 7:12 “Así que, todo lo que quieran que la gente haga con ustedes, eso mismo hagan ustedes con ellos, porque en esto se resumen la ley y los profetas.”
¿Cuáles son algunas formas en las que mostramos misericordia? Y ¿cuáles en las que no lo hacemos?
De estas formas no lo hacemos:
- Juzgar y criticar
- Mostrar indiferencia
- Rechazar el perdón
- Negarse a escuchar
- Ser impaciente e intolerante
- Excluir o aislar a otros
- Imponer cargas innecesarias
- Falta de amabilidad y respeto
- Negarse a ayudar en necesidades
- No defender a los vulnerables
- Minimizar los problemas de los demás
- Actuar por interés propio
- De estas maneras sí lo hacemos:
- Escuchar con atención y empatía
- Perdonar ofensas
- Mostrar compasión y paciencia
- Ofrecer apoyo emocional
- Actuar con amabilidad y respeto
- Defender y proteger a los vulnerables
- Ser comprensivo y no juzgar
- Fomentar la paz y la reconciliación
- Ofrecer tiempo y talento
- Cuidar de los enfermos y ancianos.
Los estándares de Cristo son muy altos, y si nosotros queremos ser sus seguidores, debemos tomar nuestra cruz todos los días y seguirlo.
Seguirlo por el camino de la práctica constante de la misericordia como un estilo de vida, así como es descrito en Mateo 27:37-40 “Entonces los justos le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer; o con sed, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recibimos; o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y te visitamos?” 40 Y el Rey les responderá: “De cierto les digo que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí lo hicieron.”
Cristo nos ha invitado amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, porque ese es el estándar que él también nos ha mostrado. Él ha perdonado todas nuestras ofensas, nos ayuda constantemente ¿por qué tendríamos que ser nosotros diferentes?
Somos misericordiosos porque hemos recibido misericordia.
© David Lopez. Todos los derechos reservados.