Un Nuevo Año con Temor y Temblor

Jose R. Hernandez

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Un Nuevo Año con Temor y Temblor

Un Nuevo Año con Temor y Temblor

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Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Un Nuevo Año con Temor y Temblor

Lectura Bíblica: Filipenses 2:12-13

Introducción

¿Alguna vez has sentido el peso de una responsabilidad que te parecía demasiado grande para llevar? En los versículos que estamos explorando hoy el apóstol Pablo nos recuerda que nuestra fe no es solo un asunto de palabras o emociones pasajeras, sino una llamada seria a ocuparnos de nuestra salvación “con temor y temblor.” Estas palabras del apóstol no son una advertencia fría, sino un recordatorio solemne de que nuestra relación con Dios merece la mayor reverencia y compromiso.

Para entender la profundidad de este llamado, necesitamos transportarnos al contexto de los creyentes en Filipos. Filipos no era una ciudad común; era una colonia romana con ciudadanos orgullosos de su estatus y profundamente arraigados en las prácticas paganas de la época.

Los cristianos allí no solo enfrentaban presiones culturales, sino también la persecución por proclamar a Cristo como Señor en lugar del emperador. El apóstol les escribe desde la prisión, alentándolos a mantener una fe activa y vibrante, incluso cuando las circunstancias parecían estar en su contra. Con esto aquí él les estaba diciendo: “No dependan de mi presencia para perseverar; trabajen su salvación con un corazón humilde y dispuesto, porque es Dios quien obra en ustedes.”

¿Y qué de nosotros al iniciar este nuevo año?

A pesar de que esta epístola fue escrita por el apóstol Pablo alrededor de 62 d.C. desde una prisión en Roma (Encyclopedia Britannica), la realidad es que hoy en día nosotros enfrentamos un desafío similar.

Claro está en que hoy en día la mayoría de los cristianos no enfrentemos persecuciones físicas, pero sí vivimos en un mundo donde las distracciones y los compromisos superficiales amenazan constantemente con diluir nuestra fe. Ahora debemos preguntarnos: ¿Cómo podemos responder al llamado de Pablo hoy? ¿Cómo podemos vivir de tal manera que nuestra salvación sea evidente, tanto en nuestras palabras como en nuestras acciones?

Este es el tema que exploraremos juntos hoy: cómo ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor, sabiendo que Dios mismo está trabajando en nosotros para cumplir Su propósito perfecto, especialmente al comenzar este nuevo año.

I. ¿Qué significa “ocuparnos de nuestra salvación” en este nuevo año?

Para entender claramente lo que Pablo nos dice en los versículos que estamos explorando hoy, debemos empezar por examinar la frase “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.” La palabra griega κατεργάζομαι (pronunciada: kater-gadzo-mai), traducida como “ocupaos,” implica trabajar con esfuerzo constante, compromiso y propósito (Blue Letter Bible Lexicon Strong’s G2716). Esto no significa que nuestra salvación dependa de nuestras obras —es un regalo de gracia— sino que somos llamados a vivir nuestra fe activamente, demostrando su fruto en nuestras vidas.

A. La salvación: un regalo que produce acción

En Efesios 2:8-10 leemos que somos salvos por gracia mediante la fe, y no por obras, para que nadie se gloríe. Sin embargo, también dice que somos “creados en Cristo Jesús para buenas obras.” Esto ilustra que la salvación no es un destino final, sino el comienzo de una vida de transformación. Somos llamados a vivir de tal manera que reflejemos la gracia que hemos recibido.

Permítanme ilustrarles lo que les estoy diciendo para que entiendan bien. Piensen en un agricultor que recibe una tierra fértil como regalo. Aunque la tierra es un regalo, requiere trabajo para producir fruto. Si el agricultor no siembra, riega ni cuida la tierra, no verá el fruto de su labor. De la misma manera, Dios nos da la salvación, pero espera que la cultivemos en nuestras vidas mediante nuestra obediencia y servicio.

B. Temor y temblor: una actitud de reverencia

Cuando Pablo dice “con temor y temblor,” no está sugiriendo que vivamos aterrorizados, sino que adoptemos una actitud de reverencia y humildad ante la magnitud de lo que significa ser hijos de Dios. En el contexto bíblico, el “temor” hacia Dios no es miedo, sino respeto profundo y reconocimiento de Su santidad.

Un ejemplo poderoso de este temor reverente lo vemos en Isaías 6:5, cuando el profeta tiene una visión de Dios en Su trono y exclama: “¡Ay de mí! Porque soy muerto; siendo hombre inmundo de labios.” Isaías reconoce su pequeñez ante la gloria de Dios, pero este reconocimiento lo lleva a ser purificado y enviado a cumplir Su misión.

C. Nuestra responsabilidad personal

Hermanos, lo que muchos aún no logran entender es que Dios no nos llama a una fe pasiva. Esto es algo que queda bien claro en el versículo 13, cuando el apóstol aclara que “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Esto significa que no estamos solos en este proceso; Dios nos capacita para cumplir con Su propósito. Sin embargo, nuestra responsabilidad sigue siendo real. Debemos tomar decisiones conscientes que reflejen nuestra salvación.

Así que, mientras reflexionamos sobre la naturaleza activa de nuestra fe al inicio de este nuevo año, podemos preguntarnos: ¿cómo se traduce esto en la vida diaria? En la próxima sección, exploraremos cómo vivir esta salvación en acción, enfrentando los desafíos de este mundo con la fortaleza que proviene de Dios.

II. Temor y temblor: la actitud correcta ante la salvación en el nuevo año

En los versículos que estamos estudiando hoy vemos que Pablo no solo nos llama a ocuparnos de nuestra salvación, sino que lo hace añadiendo dos palabras cruciales: “temor y temblor.” Estas palabras nos invitan a reflexionar profundamente sobre la actitud con la que debemos abordar nuestra relación con Dios y la obra de salvación en nuestras vidas, especialmente al comenzar un nuevo año lleno de oportunidades y desafíos.

A. ¿Qué significan “temor” y “temblor”?

En el vers. 12, la palabra “temor” proviene del griego φόβος (phobos, pronunciación: “fa-bas”), que no significa un miedo aterrador, sino un profundo respeto, reverencia y asombro hacia Dios. Este tipo de temor nos lleva a reconocer Su grandeza, Su santidad y nuestra total dependencia de Él.

Por otro lado, “temblor” proviene del griego τρόμος (tromos, pronunciación: “tra-más”), que implica una sensación de humildad y seriedad ante la presencia de Dios. Es un recordatorio de nuestra fragilidad humana frente a Su majestad divina. Así que no se trata de paralizarnos por el miedo, sino de vivir con la conciencia de la responsabilidad y el privilegio que tenemos como hijos de Dios.

B. Ejemplos bíblicos de temor y temblor

En la Biblia, vemos ejemplos claros de cómo los siervos de Dios vivieron con temor y temblor. Pensemos en Isaías, quien al encontrarse con la santidad de Dios, exclamó: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Isaías 6:5).

Aquí vemos cómo Isaías reconoció su pequeñez y pecaminosidad frente a la pureza y majestad de Dios. Y este temor reverente no lo apartó de Dios, sino que lo llevó a entregarse más profundamente a Su servicio.

De manera similar, el apóstol Pedro, al ver el milagro de la pesca milagrosa, cayó de rodillas ante Jesús y dijo: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (Lucas 5:8).

Estos ejemplos nos muestran que el temor y temblor no nos alejan de Dios, sino que nos acercan a Él con una actitud correcta.

C. El rechazo del orgullo y la autocomplacencia

El temor y temblor también nos enseñan a rechazar el orgullo espiritual y la autocomplacencia. Hermanos, vivimos en un mundo donde muchas personas ven la gracia de Dios como una licencia para el descuido espiritual. Pero el apóstol nos recuerda que la salvación es un regalo inmerecido que debe ser tratado con la más profunda seriedad.

La reverencia hacia Dios nos motiva a examinar constantemente nuestras vidas y nuestras acciones, preguntándonos: ¿Estoy viviendo de acuerdo con la voluntad de Dios? Este temor reverente no es pasividad, sino una disposición activa de vivir en santidad y obediencia. En este nuevo año, este principio se convierte en un desafío personal: ¿Estamos tratando nuestra fe con la seriedad que merece?

D. Cómo aplicar el temor y temblor hoy

Hoy en día, vivimos en una sociedad que muchas veces minimiza la importancia de vivir con reverencia hacia Dios. Pero como creyentes, estamos llamados a modelar un temor santo. Esto implica:

  • Oración constante y sincera: Pedirle a Dios que nos ayude a caminar en obediencia y santidad.
  • Examen personal: Reflexionar regularmente sobre nuestras acciones y motivaciones a la luz de la Palabra.
  • Humildad: Reconocer que toda buena obra que hacemos es posible gracias a la obra de Dios en nosotros.

Al comienzo de este año, reflexionemos sobre cómo podemos vivir en temor y temblor mientras confiamos plenamente en la obra de Dios en nuestras vidas. Para entenderlo mejor, debemos explorar el papel de Dios en nuestra salvación y cómo Su gracia opera en nosotros. Continuemos con el siguiente punto.

III. El papel de Dios en nuestra salvación en este nuevo año

Cuando leemos el versículo 13, encontramos una declaración profundamente alentadora: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Este versículo nos muestra que nuestra salvación no es un esfuerzo únicamente humano, sino una colaboración divina donde Dios obra en nosotros para cumplir Su propósito. Al inicio de este nuevo año, esta verdad debe llenarnos de esperanza y motivarnos a depender más de Su gracia en nuestro caminar cristiano.

A. Dios produce el querer

La frase “Dios produce el querer” nos enseña que incluso nuestros deseos de buscar a Dios y obedecer Su palabra provienen de Él. Nuestra inclinación natural, debido al pecado, es alejarnos de Dios, pero Su Espíritu trabaja en nuestros corazones, transformando nuestras prioridades y deseos.

El término griego para “produce” es ἐνεργέω (energueo, pronunciada: ener-gué-o ), que implica una acción efectiva y poderosa. Hermanos, Dios está activamente involucrado en cambiar nuestras voluntades para alinearlas con la Suya. Esto nos da una esperanza maravillosa: no estamos solos en nuestra lucha contra el pecado ni en nuestro caminar hacia la santidad.

En el Salmo 37:4 encontramos un principio similar: “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” Esto no significa que Dios simplemente conceda cualquier deseo egoísta, sino que al buscar Su presencia, Él transforma nuestros deseos para reflejar Su voluntad.

B. Dios produce el hacer

La realidad es que el Señor no solo cambia nuestros deseos, sino que también nos da la capacidad para actuar. Él nos da la fuerza, la disciplina y el compromiso necesarios para vivir conforme a Su voluntad. Pensemos en Pedro, quien antes de la crucifixión negó a Jesús, pero después, lleno del Espíritu Santo, proclamó valientemente el Evangelio, incluso frente al peligro.

La historia de Pedro nos recuerda que el poder de Dios en nuestras vidas puede transformar nuestras debilidades en fortalezas. Como dice Zacarías 4:6: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

C. Por Su buena voluntad

¿Por qué Dios hace todo esto? Porque es Su buena voluntad. Su amor por nosotros es tan grande que no solo nos salva (Juan 3:16), sino que también nos capacita para vivir una vida que le glorifique. Su gracia es la que nos sostiene, y Su propósito es el que se cumple en nosotros.

La buena voluntad de Dios es un recordatorio de Su carácter amoroso y fiel. Como dice Jeremías 29:11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Hermanos, Dios obra en nosotros no porque lo merezcamos, sino porque Su amor y gracia son abundantes.

En este nuevo año, reflexionemos sobre esta poderosa verdad: nuestra salvación es un proceso en el que Dios está profundamente involucrado. Él nos llama, nos transforma y nos capacita para cumplir Su propósito. En la siguiente sección, exploraremos cómo debemos responder a esta obra divina en nuestras vidas, viviendo con gratitud y reverencia en este nuevo comienzo.

IV. Aplicando Filipenses 2:12-13 a nuestra vida en este nuevo año

Hermanos, ahora que hemos explorado el contexto histórico y el significado profundo de estas palabras, ¿cómo las aplicamos en nuestra vida diaria? La clave está en entender que los versículos que hemos explorado hoy no son solamente una exhortación, sino que son un llamado activo a vivir nuestra fe de manera concreta y genuina. Estos versículos nos desafían a unir nuestra obediencia con la confianza en Dios, permitiendo que Su poder obre en nosotros mientras vivimos de acuerdo con Su voluntad. Este Año Nuevo nos brinda una oportunidad perfecta para reflexionar y actuar sobre estas verdades.

A. Perseverancia en la obediencia

La primera aplicación práctica es perseverar en la obediencia, incluso cuando las circunstancias no son ideales. Pensemos en los cristianos de la iglesia primitiva que enfrentaban persecución, rechazo social e incluso la muerte. Ellos perseveraban en la fe, no porque fuera fácil, sino porque comprendían que la salvación no es un evento aislado, sino un caminar continuo con Dios.

En nuestra vida moderna, podemos enfrentar otros tipos de pruebas: la tentación de conformarnos con los valores del mundo, el desánimo en tiempos de dificultad, o la presión de abandonar nuestras convicciones. Perseverar en la obediencia significa recordar que nuestra salvación no depende de nuestras fuerzas, sino de aquel que obra en nosotros. Como dice Romanos 8:31: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

B. Colaborar con Dios

La segunda aplicación es colaborar con Dios en el proceso de nuestra santificación. El versículo 13 nos recuerda que Él obra en nosotros “tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Esto significa que no estamos solos en este camino; el Espíritu Santo nos capacita y nos dirige.

Pensemos en un alfarero moldeando una vasija. La arcilla no puede formarse por sí misma; necesita las manos del alfarero para darle forma y propósito. Sin embargo, también necesita ser flexible y dispuesta a ser moldeada. De la misma manera, nosotros debemos ser receptivos al obrar de Dios en nuestras vidas, sometiéndonos a Su voluntad con humildad y fe.

C. Brillar como luces en el mundo

Finalmente, el versículo 15 nos llama a ser “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.” Esto es un recordatorio poderoso de que nuestra salvación no es solo para nuestro beneficio personal, sino también para testificar de la gracia y el poder de Dios al mundo que nos rodea.

La forma en que vivimos nuestra fe tiene un impacto directo en los demás. Cuando mostramos integridad, amor y esperanza en nuestras acciones, reflejamos la luz de Cristo y atraemos a otros hacia Él.

Esto nos lleva a reflexionar sobre cómo Dios obra incluso en nuestras dificultades y desafíos para cumplir Su propósito en nosotros. El escritor y teólogo británico C.S. Lewis, conocido por su capacidad de explicar verdades cristianas profundas con claridad y profundidad, ofrece un pensamiento que nos ayuda a entender este proceso. En Mere Christianity, Lewis escribió:

“Imagine yourself as a living house. God comes in to rebuild that house. At first, perhaps, you can understand what He is doing… But presently He starts knocking the house about in a way that hurts abominably and does not seem to make sense.”

Traducción: “Imagínate como una casa viviente. Dios viene a reconstruir esa casa. Al principio, tal vez entiendes lo que está haciendo… Pero luego comienza a derribar partes de la casa de una manera que duele terriblemente y que no parece tener sentido.”

Este pensamiento resalta la manera en que nuestras experiencias, incluso las más dolorosas, son usadas por Dios para moldearnos y acercarnos a Él con temor y temblor. Así como el proceso de reconstrucción de una casa es necesario para mejorarla, las pruebas en nuestra vida son parte de la obra de Dios para hacernos más como Cristo.

Hermanos, los versículos que hemos explorado hoy nos desafían a caminar en obediencia, a colaborar con Dios y a reflejar Su luz en este mundo. Pero, ¿cómo damos el siguiente paso en este camino de salvación activa? Con corazones humildes, manos dispuestas y ojos fijos en Cristo, estamos llamados a vivir una fe que transforma vidas, comenzando con la nuestra.

Conclusión

Hermanos, mientras reflexionamos sobre este mensaje, quiero que piensen en cómo Dios obra en nuestras vidas, incluso en los momentos más inciertos. Filipenses 2:12-13 nos recuerda que nuestra salvación es un proceso continuo, no algo que podamos tomar a la ligera. Es un llamado a vivir con un sentido profundo de reverencia y humildad, sabiendo que Dios está obrando en nosotros, moldeándonos para Su gloria.

Permítanme terminar con una ilustración. Imaginen a un alfarero trabajando con una pieza de arcilla. A veces aplica presión, a veces la suaviza con agua, pero siempre con el propósito de crear algo hermoso y útil. Así también es Dios con nosotros. Cada experiencia, cada desafío, es una herramienta en Sus manos para transformarnos en una obra que refleje Su gracia y poder.

Este caminar no es fácil. Habrá días en los que sentiremos el peso del esfuerzo y la incertidumbre. Pero recordemos que no caminamos solos. Dios no solo nos llama a trabajar en nuestra salvación, sino que también nos equipa para hacerlo. Él nos da tanto el deseo como la fuerza para vivir conforme a Su voluntad.

Al iniciar este nuevo año, les animo a que sigamos adelante con fe y determinación. Que cada día sea una oportunidad para reflexionar en cómo podemos vivir de manera que glorifiquemos a Dios. Vivamos cada día como una oportunidad para reflejar la luz de Cristo en nuestras vidas y en nuestro mundo. Que nuestras acciones sean un testimonio vivo de Su amor y poder transformador, para que otros también sean atraídos hacia Su luz admirable.

Oremos juntos

Señor, gracias por Tu amor y Tu gracia. Ayúdanos a vivir con reverencia y obediencia, permitiendo que Tu obra en nuestras vidas sea un testimonio de Tu poder y bondad. Fortalécenos en los momentos difíciles y guíanos para ser luces en medio de la oscuridad. Que nuestras vidas siempre glorifiquen Tu nombre. En el nombre de Jesús, amén.

Que el Señor nos guíe y nos bendiga en este hermoso llamado de vivir nuestra fe con temor, temblor y confianza absoluta en Su poder, especialmente al comenzar este nuevo año.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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Jose R. Hernandez
Autor

Jose R. Hernandez

Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto. José R. Hernández; educación cristiana: Maestría en Teología. El Pastor Hernández y su esposa nacieron en Cuba, y son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

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