El Poder Restaurador de Jesús

Julio Ruiz

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El ministerio de la restauración

El Poder Restaurador de Jesús

4.1
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Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: El Poder Restaurador de Jesús

Lectura Bíblica: Lucas 5:17-26

Introducción

Estamos predicando nuestro camino a través del Evangelio de Lucas en una serie de mensajes bajo el lema, “Certidumbre en tiempos de Incertidumbre”. Nuestro estudio del Evangelio de Lucas es un estudio de la certeza que produce el creer en Dios, para que podamos estar seguros en estos días inciertos.

Hoy, nos reunimos para explorar un poderoso pasaje del Evangelio de Lucas, específicamente Lucas 5:17-26. En esta escritura, somos testigos de un acontecimiento extraordinario que subraya el poder transformador de la fe en Jesús y su profunda compasión hacia el perdido.

A medida que profundizamos en esta historia, nos encontramos con un hombre paralítico y sus amigos decididos a hacer todo lo posible para llevarlo delante de Jesús para que lo sane. La fe del paralitico y la de sus amigos no solo resulta en una restauración física milagrosa, sino que también revela profundas lecciones sobre el perdón de pecados y del trabajo en equipo para alcanzar al pecador.

Además, juntos, descubriremos la importancia de perseverar y la alegría de experimentar la sanación y el extraordinario amor de Cristo que cambia vidas.

El paralitico/espiritualmente perdido, esta ante una “multitud” que le impide llegar a Jesús. Ante tal adversidad, se requiere de hombres y mujeres; compasivos y osados para traer al perdido a Jesucristo. Tal es el caso en este pasaje bíblico, en donde a causa de la fama de Jesús, la cual era notoria por la multitud de personas que le buscaban, se presentó un gran obstáculo para cuatro hombres.

Al final, la actuación de fe de estos hombres nos da las pautas para ayudar en la salvación del perdido. Nos muestran la valentía de ir más allá de las alternativas tradicionales para llevar al paralitico a los pies del Sanador y del Salvador. Veamos, pues, la importancia de traer al perdido a Jesucristo.
Debemos traer al perdido a Jesucristo porque:

I. El Poder Restaurador de Jesús Demanda Acción (verss. 17-19)

Al reflexionar sobre este pasaje bíblico, abramos nuestros corazones y mentes a las formas en que nuestra fe en Jesús puede movernos a la acción. La fama de Jesús se había extendido por toda Capernaum y como resultado la casa en donde predicaba estaba completamente llena. (vers. 19).

Mientras Jesús predicaba era notorio que las personas le seguían en busca de un milagro en sus vidas, pero aquí vemos a cuatro hombres (Marcos 2:3) que no ven sus necesidades, sino que se conmueven ante el estado físico de un paralitico.

Note que la biblia no menciona el origen, la edad, ni la denominación de estos cuatro hombres, sino que resalta la actitud de “buen samaritano” que ellos demostraron hacia el infeliz paralitico.

Es posible que ellos supieran lo que Jesús había hecho con el leproso. Lucas 5:12-16. Según vemos en el pasaje que antecede a lo que acabamos de leer. Si él pudo curar y restaurar a ese hombre que era lo más menospreciable para la sociedad, podía hacer lo mismo con su amigo.

Igualmente, algo les decía que solo Jesús tenía poder para sanar y hacer que los hombres que habían perdido toda esperanza para vivir la tuvieran. El camino a Jesús está rodeado de obstáculos, en el pasaje que leímos nos damos cuenta de que estos hombres estaban llenos de gran optimismo y muy entusiasmados con la gran esperanza de que finalmente el paralitico seria sanado al encontrarse con Jesús.

A lo mejor estos hombres pensaron, debemos llevarlo urgentemente ya que no habrá otra oportunidad como esta. Sin embargo, nada era fácil, primero se tomaron la tarea de convencer al paralitico para que viniera. No todos los casos responden de la misma manera cuando el asunto tiene que ver con el aspecto espiritual. Siempre habrá excusas; “El trabajo” “la familia” “los estudios”.

Así que cuando decidieron ir hacia Jesús se encuentran con una gran dificultad. El versículo 19 nos dice que “Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud…”. ¿Cuál es la multitud que impide que las personas vengan a Cristo?

Multitud de religiones, multitud de diversiones y placeres del mundo, multitud de malos testimonios, etc. No obstante, ¡la historia no termina aquí! Otros se hubieran dado por vencido, quizás hubieran convencido al paralitico de volver más tarde o al siguiente día y lo llevarían de regreso a casa. Pero la biblia nos ensena que estos hombres no se dieron por vencido, no se quejaron porque no hubo una respuesta inmediata.

Estos hombres ejercitaron su fe, fueron osados, valientes y a pesar de que la “multitud” les impedía llegar a Jesús, ellos buscaron otra alternativa. Como resultado, la compasión por aquel paralitico los llevo a coordinar un plan en favor de él y a preparar un encuentro con Jesucristo (vers. 19).

Hasta aquí estos hombres nos muestran que antes de traer a alguien a Cristo, nosotros debemos tener compasión por ellos y actuar en favor de ellos. Dejarnos mover por la gran necesidad espiritual y a veces física que hay en la vida de otras personas.

Ciertamente, la biblia nos ensena que la salvación es un asunto de decisión personal, pero es obvio que los hombres no vendrán a Cristo a menos que alguien los traiga. Nosotros somos colaboradores en la salvación del perdido.

Los hombres en este pasaje unieron esfuerzos y trabajaron juntos para lograr su objetivo de llevar al perdido a Jesucristo. Ellos hicieron lo que hoy conocemos como “un trabajo en equipo”, unidos con la misión de salvar al paralitico.

En esto encontramos una verdad que debe ser considerada: la iglesia necesita trabajar en comunión si quieren ver la conversión de los que nos rodean. Imagínense por un momento una iglesia [ADG] en dónde; ancianos, adultos, jóvenes e incluso los niños uniéramos la experiencia, la madures, las fuerzas y la humildad para alcanzar al perdido, estaríamos en la actitud correcta para hacer la obra del Señor.

Como segundo punto es indispensable saber qué;

II. El Poder Restaurador de Jesús Perdona Los Pecados (verss 20-22)

Volvamos a la escena del pasaje. Ante el obstáculo de la multitud de personas, ellos decidieron arriesgar sus vidas subiendo al techo de la casa y de esta manera llevar al paralitico a los pies de Jesús. Comenzaron haciendo un agujero, después de golpe tras golpe hicieron una abertura tan grande para bajar al paralitico.

De repente, los de adentro de la casa ven descender una camilla con un hombre inmóvil en esta. Jesús detuvo su enseñanza. Contemplo la valiente fe de aquellos hombres que miran desde el techo y se dirige al paralitico con estas palabras: “Hijo, tus pecados te son perdonados” (vers. 20).

¿Por qué los cuatro hombres llevaron al paralítico a Jesús? Lo trajeron, por supuesto, para que se curara de su parálisis. Tenía una necesidad física. ¿Aborda Jesús la necesidad física del hombre? Todavía no. Él se dirige a la necesidad espiritual del hombre. Él dice: “Hombre, tus pecados te son perdonados”. ¿Por qué?

Porque, como hemos estado notando en nuestro estudio Lucas, nuestra mayor necesidad no es física, sino espiritual. Nunca olvidemos cuál es nuestra mayor necesidad. Nuestra mayor necesidad es el perdón de Dios. Jesús continuará abordando la necesidad física del paralítico, pero no antes de abordar primero su necesidad espiritual.

El hombre necesitaba el perdón de sus pecados. Esto está aquí para nuestro aprendizaje. Romanos 6:23 “23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

¡Qué tragedia si oráramos solo por las necesidades físicas de las personas sin pensar en sus necesidades espirituales! ¿De qué sirve orar por la curación física de alguien si nunca indagamos en su condición espiritual, en su necesidad de salvación? Es cierto que nuestra primera reacción cuando escuchamos que alguien está enfermo o en el hospital. Es orar por su bienestar físico, por su sanación. Pero ¿Está sanada el alma de esa persona? Volverán a enfermarse físicamente.

¡Lo harán! Todos lo haremos. La próxima vez que pidamos oración por alguien enfermo y en el hospital, asegurémonos de preguntar cómo podemos orar por su bienestar espiritual. ¿Son salvos? ¿Han sido perdonados? Nunca olvidemos cuál es nuestra mayor necesidad. Amigo, nunca pierdas la oportunidad de tener tu necesidad espiritual satisfecha en Cristo. ¿Oyes lo que Jesús le está diciendo a este paralítico?

Él dice: “Hombre, tus pecados te son perdonados”. Tus pecados te son perdonados. No: “Tus pecados pueden ser perdonados, pero son perdonados”. Jesús tampoco dice simplemente: “Tus pecados te han sido perdonados”, como si el perdón se extendiera solo al pasado del hombre. No, Jesús dice: “Tus pecados te son perdonados”, lo que enfatiza el estado continuo y permanente del perdón. Los pecados del cristiano son perdonados en Cristo, completamente perdonados, todos los pecados pasados, presentes y futuros, todos perdonados.

Por otro lado, los fariseos empezaron a criticar y cuestionar la deidad de Jesucristo, note que los fariseos estaban adentro de la casa y no afuera (las criticas muchas veces vienen de adentro) Así que los fariseos acusan a Jesús de blasfemia.

La blasfemia es irreverencia a Dios, un pecado castigado con la muerte. Ahora bien, cuando Jesús le dijo al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, Jesús se colocó en pie de igualdad con Dios el Padre. ¿Por qué? Porque Él está en pie de igualdad con Dios el Hijo.

Alguien dice: “Bueno, Jesús nunca dijo nada ni hizo nada para mostrar que Él es Dios”. Mira lo que Él dice en el versículo 22: “Pero cuando Jesús se dio cuenta de sus pensamientos, les respondió y les dijo: -¿Por qué razonan en sus corazones?” Ahora, no quiero ir más allá de lo que es apropiado, ¡pero Jesús sabe lo que están pensando!

Pero lo cierto fue que la osadía de aquellos hombres dejo asombrados a todos. Y hoy siglos más tarde nos deja asombrados a nosotros también. Ellos nos ensenan que el trabajo de conducir a los hombres a Cristo plantea el rompimiento de ciertos esquemas y hacer ciertos sacrificios. Hablando de sacrificios, ¿Quién haría el sacrificio de pagar por el techo roto?

El asunto es que hay un sacrificio/costo que pagar para que los hombres vengan al Señor. El costo de mi tiempo, el costo de las críticas y el rechazo, el costo de mi propia inversión en la obra…estos hombres nos ensenan que cualquiera cosa que se haga para traer a los hombres a Cristo es el más grande asunto. Igualmente, estas curaciones físicas de Jesús no son fines en sí mismas, pero cada sanación es un medio para un fin mucho mayor.

Las sanaciones apuntan al Salvador, el único Salvador, que es el único que satisface nuestra necesidad de perdón. Esta sanación saca a relucir el carácter y la naturaleza únicos de Jesucristo, Hijo de Dios. Esto me lleva a mi última consideración;

III. El Poder Restaurador de Jesús Transforma Vidas (verss. 23-26)

Imagínense en cuanto este paralítico se levanta lo que todo el mundo está pensando. Hay un grito ahogado en la habitación cuando se levanta. ¡El hombre estaba paralizado, ahora la multitud está paralizada! Los tipos en el techo que miran hacia abajo a través del agujero dicen: “¡No tendremos que llevarlo a casa!” Y todos en la casa se maravillan, al ver a este paralítico que había sido traído a la casa en una cama que lo llevaba, ahora caminando fuera del lugar mientras lleva la cama.

Él “se fue a su casa, glorificando a Dios”. ¿Puedes verlo caminando por la calle hacia su propia casa? Seguramente otros lo habían visto ser llevado antes por los cuatro hombres.

Aquí está ahora con la cama bajo el brazo, saltando y alabando a Dios. Está glorificando a Dios, alabando al Dios que había satisfecho sus necesidades y las había satisfecho en orden de importancia: primero espiritual, luego físico. Es un hombre cambiado. Si está casado, regresa a casa con su esposa como un esposo cambiado.

Si tiene hijos, regresa a casa con sus hijos como un padre cambiado. Ahora este paralitico tendría un nuevo estilo de vida, ya su lecho no sería más que el recuerdo de la vida miserable que había vivido antes de tener un encuentro con Jesucristo. Ahora él podía ver el mundo de pie y no solo esto, sino que también le esperaba una completa paz y una vida eterna con Jesucristo.

Además, había un gozo y asombro entre todos los demás acerca de cómo Jesús había satisfecho la necesidad espiritual y física de este hombre. Al igual que el paralitico en este pasaje, el ser humano tiene una enfermedad mortal que ciega y termina con su vida, la biblia lo prescribe como pecado, y solo Jesucristo puede sanar al ser humano de esta enfermedad espiritual.

Como vemos en este pasaje, Jesucristo le dijo primero al paralitico “Hombre, tus pecados te son perdonados”, eventualmente sano su condición física. Demostrando, que para Dios el estado espiritual de las personas es más importante que cualquier enfermedad del cuerpo. Al final, todos los que llegaron para aprender glorifican a Dios “26 Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.” Cuando un pecador se arrepiente, Dios es glorificado.

Mientras tanto hay gozo en los cielos (Lucas 15:7). La seguridad de saber que somos nuevas criaturas en Cristo produce un gozo insuperable en la vida del cristiano. ¡Nada puede superar este gozo en el corazón de Dios y en el corazón evangelizador del creyente!

Conclusión

En la historia hay cuatro hombres que estaban seguros en quien habían creído, que fueron movidos a compasión y fueron osados por traer al paralitico ante Jesús. Como resultado, fueron testigos de un gozo insuperable en sus vidas al ver que su amigo había sido sanado por completo; tanto física como espiritualmente.

Vemos que Jesús estaba más interesado en la sanidad del alma antes que la sanidad física, por lo tanto, el desafío para todo creyente es este: llevar el evangelio de Jesucristo fuera de las paredes de este edificio; hogar, trabajo, escuela, etc. Esto como producto de una fe viva puesta en Cristo.

Afuera de las puertas de esta iglesia hay muchos paralíticos, tanto físicos como espirituales que no pueden venir a Cristo porque hay “multitud” de barreras y obstáculos que se les impide. Al menos que de esta iglesia salgan hombres y mujeres, compasivos y osados, estas personas no vendrán a Cristo. ¿Serás tú aquel ora, comparte y trae al pecador a los pies de Jesús? Ahora, Tu que estás aquí, perdido y sin salvación, Jesucristo te dice hoy; “Levántate.”

Ven hoy a Jesucristo y él te levantara de la parálisis espiritual e incertidumbre en la que te encuentras. “De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17. Solo en Jesucristo encontraras paz para tu alma y amor verdadero que salva “vidas hechas pedazos.”

Cuando conozcas esta verdad, que todos tus pecados “te son perdonados”, entonces te irás a tu propia casa glorificando a Dios. Cuando experimentes la maravilla de ver satisfecha tu mayor necesidad y sepas que todos tus pecados “te son perdonados”, entonces te quedarás “asombrado” y estarás “lleno de temor” y “glorificarás a Dios”.

© Cristhian Serrano Carias. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax Station, Virginia

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Julio Ruiz
Autor

Julio Ruiz

Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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