Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Prédica de Hoy: La carrera cristiana – En sus marcas, listos, fuera
INTRODUCCIÓN
“Oremos juntos. Padre Celestial, te damos gracias por este nuevo año que has puesto delante de nosotros. Te pedimos que abras nuestros corazones y nuestras mentes para recibir Tu palabra hoy. Que podamos entender el propósito que tienes para nosotros en esta nueva etapa y que, juntos, podamos correr la carrera que nos has puesto por delante. Amén.”
Querida congregación, hoy iniciamos un nuevo año, un momento que simboliza nuevos comienzos y renovaciones. Es una oportunidad para dejar atrás las cargas del pasado y mirar al futuro con esperanza y fe. Cada año nos brinda la posibilidad de escribir nuevas historias de superación y unidad. Es el momento ideal para establecer metas espirituales y comprometernos nuevamente con Dios, buscando Su dirección en nuestras vidas.
Ahora, pensemos en la vida cristiana como una gran carrera. En 1 Corintios 9:24-27, Pablo nos recuerda que todos los corredores compiten, pero solo uno gana el premio. Como cristianos, esta carrera no se trata de ser los mejores o de competir entre nosotros, sino de completar el recorrido con fe y perseverancia.
La vida cristiana requiere preparación, disciplina y enfoque. Todos estamos llamados a correr; algunos recién comienzan, otros llevan tiempo en la carrera, y algunos pueden sentirse fatigados. Pero no estamos solos. Dios nos ha reunido como comunidad para apoyarnos mutuamente y cruzar juntos la línea de meta. Así que, al comenzar este nuevo año, los invito a estar “en nuestras marcas”, listos para responder al llamado de Dios y dar lo mejor de nosotros. ¿Están listos? ¡Amén!
I. “EN SUS MARCAS” – PREPARACIÓN ESPIRITUAL
Hebreos 12:1-2: “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumidor de nuestra fe.”
Querida congregación, hablar de estar “en sus marcas” se refiere a la crucial etapa de preparación antes de cualquier carrera. Esta preparación espiritual es fundamental en nuestras vidas, y Hebreos 12:1-2 nos guía en cómo enfocarnos en nuestro camino.
Hoy los invito a un examen personal: ¿Qué cargas están llevando que les impiden correr libremente? Puede ser pecado, falta de perdón o viejas costumbres. Así como un atleta necesita despojarse de cargas, nosotros también debemos soltar lo que nos asedia. Tomemos un momento de silencio para reflexionar sobre qué debemos dejar atrás para avanzar con libertad.
Esta preparación debe ir acompañada de acciones concretas. Comprometámonos a fortalecer nuestra vida espiritual con tres pasos clave:
- Oración: Establezcan un tiempo diario para orar, no solo para pedir, sino para escuchar y agradecer a Dios.
- Lectura de la Biblia: Implementen un plan de lectura y consideren unirse a un grupo pequeño para compartir y crecer juntos.
- Reflexión: Mantengan un diario espiritual para anotar sus pensamientos y experiencias con Dios a lo largo del año.
Visualicemos a un atleta que, para competir, entrena rigurosamente, se alimenta bien y se prepara cada día. Así, nuestra vida cristiana necesita la misma dedicación y esfuerzo para correr eficazmente.
Un corredor de élite se entrena constantemente, despojándose de exceso de peso y cada minuto de entrenamiento lo acerca a su meta. De igual manera, cada momento que dedicamos a nuestra fe nos prepara para el camino que Dios tiene para nosotros y nos permite avanzar hacia nuestras metas espirituales.
II. “LISTOS” – UNIDAD EN LA COMUNIDAD
Filipenses 2:1-2: “Si hay, pues, alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, sintiendo una misma cosa.”
Querida congregación, al estar “listos” para correr, es fundamental recordar que no estamos solos en esta carrera. El apóstol Pablo nos insta a vivir en unidad, a ser un cuerpo en Cristo. La carrera de la vida cristiana se corre mejor cuando estamos juntos.
La importancia de estar unidos como cuerpo de Cristo, es decir, la unidad en la comunidad es esencial. Así como un equipo de atletas no puede ganar si no trabaja en armonía, nosotros, como iglesia, tampoco podemos avanzar solos. Cada uno de nosotros tiene un papel vital en el cuerpo de Cristo, y es en esa unidad donde encontramos nuestro verdadero potencial.
Por ello es importante fomentar el trabajo en equipo y la rendición de cuentas, ¿Cómo podemos cultivar esta unidad? Aquí hay algunas ideas prácticas:
- Trabajo en equipo: Formemos grupos pequeños donde podamos compartir cargas, orar los unos por los otros y crecer en nuestra fe. Estos grupos son espacios seguros donde cada miembro puede ser escuchado y apoyado.
- Apoyo mutuo: Comprometámonos a estar ahí para nuestros hermanos y hermanas. A veces, una simple llamada o mensaje puede alentar a alguien que se siente solo en su carrera espiritual.
- Rendición de cuentas: Busquen un compañero espiritual o un mentor. Compartir metas, desafíos y éxitos con alguien puede fortalecer su determinación y ayudará a todos a mantenerse enfocados.
Pensemos en una carrera de relevos. Cada corredor tiene un papel crucial. Cuando un corredor pasa el testigo al siguiente, no sólo espera que el próximo haga bien su trabajo, sino que confía en que ha entrenado con diligencia. Esta confianza y apoyo mutuo es lo que los lleva a la victoria. Lo mismo sucede en nuestra comunidad. Cuando apoyamos a otros, cuando estamos ahí en los momentos difíciles, creamos un entorno donde todos pueden avanzar juntos hacia la meta.
Así que, en este nuevo año, comprometámonos a estar listos juntos. Seamos un equipo fuerte, apoyándonos y animándonos mutuamente, porque la carrera que tenemos por delante es mucho más fácil y gratificante cuando estamos unidos. ¿Listos para trabajar juntos? ¡Amén!
III. “FUERA” – ENFOCÁNDONOS EN LA META
2 Timoteo 4:7-8: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su aparición.”
Querida congregación, al hablar de estar “fuera”, nos referimos a la importancia de mirar hacia la meta. Pablo nos recuerda en este pasaje que su enfoque estaba en la culminación de su carrera, no solo en el proceso. Así como en una competencia, no estamos solo en el recorrido, sino que debemos mantener siempre la vista en la línea de meta para poder acabar con éxito.
Debemos mantener la vista en la meta y para ello hay que preguntarnos: ¿cuál es nuestra meta como creyentes? Nuestra meta es conocer a Cristo más profundamente, crecer en nuestra fe y ser luz en este mundo. Este nuevo año nos brinda la oportunidad de reafirmar ese llamado en nuestras vidas. No permitamos que las distracciones nos aparten de lo que realmente importa.
Hay poder en visualizar nuestras metas. Pero ha que visualizar el fin de la carrera juntos, les animo a que juntos, como comunidad, establezcamos objetivos claros para este año. ¿Qué queremos lograr?
Puede ser el crecimiento espiritual individual, el alcance a nuevos miembros en nuestra comunidad o el servicio a los necesitados.
Oremos juntos por esos objetivos, pidiendo a Dios que nos dirija y nos advierta sobre las oportunidades que se presenten.
Además, compartamos testimonios de fe y esperanza. Hay algo increíble en escuchar cómo otros han experimentado la fidelidad de Dios. Estas historias nos inspiran y nos dan aliento para seguir corriendo.
Imaginemos a los corredores en una competencia, especialmente en los últimos metros. En esos momentos, el ambiente se llena de energía. Los espectadores animan a los corredores, gritando y vitoreando. Es increíble como a veces, un solo grito de aliento puede impulsar a un atleta a dar su máximo esfuerzo y cruzar la meta. De la misma manera, nosotros, como comunidad, podemos animarnos unos a otros. Cuando recordamos nuestra meta y apoyamos a nuestros hermanos en la fe, todos podemos dar lo mejor de nosotros.
Así que hoy, les invito a que nos enfoquemos juntos en la meta. Pasemos este nuevo año manteniendo nuestra vista en lo que Dios quiere hacer en nosotros y a través de nosotros. ¿Están listos para correr hacia la meta con determinación y unidad? ¡Amén.
CONCLUSIÓN
Querida congregación, hoy hemos visto cómo la preparación espiritual, la unidad en nuestra comunidad y el enfoque en la meta son cruciales para este nuevo año. Les invito a hacer un compromiso personal y comunitario, a correr juntos hacia lo que Dios tiene preparado para nosotros. Ahora, al acercarnos a la Santa Cena, reflexionemos sobre el sacrificio de Cristo, nuestro modelo y apoyo en esta carrera. Preparémonos espiritualmente para recordar Su amor y Su entrega por cada uno de nosotros. ¡Amén!
© Franklin Riera. Todos los derechos reservados.