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En las manos del miedo

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Predicas Cristianas Prédica de Hoy: En las manos del miedo

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Salmos 56:1-13

INTRODUCCIÓN

Durante muchos años, al leer los salmos, pasaba por alto las notas que aparecen al comienzo de alguno de ellos. Suponía que no eran importantes habiendo sido añadidos por los editores -como las notas impresas en los márgenes de algunas Biblias. Pero ese no es el caso.

Esos subtítulos fueron añadidos por el escritor del Salmo y frecuentemente nos ofrecen la historia que está detrás del Salmo. El subtítulo del Salmo 56 dice que fue escrito “cuando los filisteos lo prendieron en Gad”. ¿Cuándo fue llevado prisionero David en Gat? Solamente hay una ocasión en la vida de David cuando esto pudo haber ocurrido.

Vayamos a 1 Samuel 21:10-12. Anote dos frases en su mente. Vs. 10 Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl. Vers.12 David… tuvo gran temor de Aquis. Ahora regresemos al Salmo de nuevo. (3) En el día que temo… (4) En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? 11 En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?

En 1 Samuel 21, al Espíritu Santo le pareció correcto registrar los hechos de las experiencias de David. En el Salmo 56, él revela los sentimientos que en ese momento lo acompañaban. El miedo el miedo controlador era lo que impulsaba a David. Es correcto decir que todos hemos estado en los zapatos de David en alguna ocasión.

El miedo

Todos sabemos qué se siente ser presas del pánico. Nos roba el sueño. Hace que mintamos o que nos quedemos callados cuando debemos hablar. El miedo al rechazo puede hacer que nos comprometamos.

El miedo al fracaso puede hacer que trabajemos de más: tratar de ser mejores padres, el esposo perfecto, el empleado más productivo, hasta que estamos demasiado estresados y explotamos. El miedo es controlador, y durante un tiempo estuvo controlando a David.

Teniendo miedo de Saúl, David huyó a Gad. Trate de imaginárselo. Gad era el pueblo de Goliat. Ustedes se pueden imaginar qué tipo de recibimiento tuvo David al llegar ahí. El Salmo 56 indica que él fue detenido ahí. Sus motivos fueron cuestionados, cada movimiento suyo fue observado con sumo cuidado.

Con una buena razón, David se sentía amenazado. Una vez más, él sintió los helados dedos del miedo que le agarraba. Tenía que salir, tenía que escapar, así que pretendió que estaba loco. Y todo por el miedo.

Digámoslo de esta manera: el miedo se había adueñado de David. Él estaba siendo gobernado por el miedo, ya no era guiado por la fe. Y él lo sabía. Por eso el Salmo comienza con una súplica de misericordia. David sabía que había permitido que el miedo interrumpiera su caminar con Dios.

En esta ocasión quiero que miremos lo que David hizo con su miedo. En sí mismo, el miedo no es malo. Una buena y saludable dosis de miedo hace que le tengamos respeto a las cosas que son peligrosas, como las serpientes o las tarántulas. Pero cuando el miedo causa que ignoremos la voz de Dios y que actuemos contrario a nuestra fe, entonces llega a ser un problema.

I. David confiesa su miedo (verss. 1-4)

A un fotógrafo del National Geographic lo comisionaron para tomar fotos de un enorme incendio forestal. Como había demasiado humo en el lugar, llamó al aeropuerto local y preguntó si podía contratar una avioneta. Le dijeron “Bien, no hay ningún problema. Le esperamos.

En este momento hay uno que lo está esperando”. Cuando llegó al aeropuerto, exactamente había una avioneta calentando motores cerca de la pista. El fotógrafo se subió y dijo: “Listo. Vámonos”. El piloto despegó y pronto se encontraban en el aire.

El fotógrafo miró por la ventana y dijo, “Vé por el lado norte del incendio y da unas tres o cuatro vueltas muy de cerca ” El piloto respondió: ¿Por qué quiere hacer eso? A lo que el fotógrafo respondió: ” Porque voy a tomar fotos. A eso me dedico. Soy fotógrafo. El piloto tragó saliva y dijo: “¿Qué no es usted el instructor de vuelo?

A. La causa de su miedo (verss. 1-2)

El miedo siempre tiene un objeto definido. Esto es lo que diferencia al miedo de la preocupación. La gente se preocupa por algo incierto o desconocido: “¿Será que Claudia salga conmigo si la invito a cenar?”

¿Me alcanzará la quincena para sacar la semana? ¿Le caeré bien al nuevo jefe? ¿Qué nos espera con el futuro Presidente? Tenemos miedo cuando nos sentimos amenazados por una persona o situación particular.

David identificó el objeto de su miedo: las personas. Esto incluía a Saúl y todos los que le eran fieles. Incluía a todos los filisteos en Gat. Estas personas tenían tanto el poder como el deseo de hacerle daño a David. ¿Qué es lo que nos hace tener miedo a ciertas cosas o personas? El poder y la presencia.

Por ejemplo, ¿cuántos de los de aquí le tiene miedo a los tiburones? ¿Cuántos tienen miedo de ser comido por un tiburón ahora mismo? ¿Por qué no? (porque no están en este lugar) Cada cosa a le que tenemos miedo se trata de algo que percibimos como poderoso y presente. Los tiburones me pueden comer, así que les debería tener miedo.

Pero como no hay ninguno presente, en este momento no tengo miedo. Supongan que veo a un pequeño tiburón en una pecera. ¿Me daría miedo? No, porque a pesar de que está presente, no es poderoso.

Así que una manera de manejar el miedo es quitar la presencia del objeto de nuestro miedo, o quitarle su poder. Sin embargo, no podemos pasar la vida huyendo de la gente, como David aprendió de estas circunstancias.

Algún día, alguien estará en la posición de ataque en nuestra contra. Alguien tendrá la oportunidad de herirnos. Algún jefe te ha de despedir. Algún miembro de su familia puede revelar algún secreto de su pasado.

La gente se puede reír de usted cuando cometa algún error. Sin embargo, Dios no quiere que nos dejemos controlar por el miedo. Entonces, ¿cuál es la solución?

B. La cura para el miedo (verss. 3-4)

El valor no es la ausencia de miedo, sino el dominio del miedo mediante la fe. David no negó su miedo. Él dijo: “Cuando tuve miedo.” Hay veces cuando no podemos evitar sentir miedo. David determinó que su miedo debería estar controlado, ya no le permitiría que lo gobernara a él.

El secreto para conquistar el miedo es poner a Dios en control de nuestra vida. Necesitamos dejar que Dios dirija nuestras respuestas, no el miedo. Cuando Dios está en control de nuestra vida, sabemos que él nos cuidará sin importar lo que pase.

Él ha prometido estar siempre con nosotros. Él es más poderoso que cualquier cosa po persona que venga a mi vida. Esto no significa que nunca seré lastimado, pero que sí puedo confiar en que dios solamente permitirá que sucedan cosas en mi vida que le traigan gloria y que sea su voluntad; y que él me dará lo necesario: gracia, valor, confianza, para enfrenta mis necesidades.

II. David considera sus circunstancias (verss. 5-9)

A. Conflictos externos (verss. 5-7)

Presa del miedo, la imaginación de David se convirtió en terreno fértil para las semillas del pánico. David creía que TODOS LOS DÍAS cada una de sus palabras estaban siendo analizadas para usarlas en su contra en cualquier momento para traicionarlo (“Todo el día tuercen mis palabras”, NVI).

Creía que todos los filisteos estaban pensando en cómo destruirlo. En cada sombra que lo andaba espiando, y detrás de cada puerta, él veía a un filisteo acechándolo y escuchándolo

Satanás usa el miedo para agrandar la amenaza de nuestras circunstancias

B. Conflictos internos (vers. 8)

Presa del miedo, la paz de David le fue robada. Él habla de sus huidas. Me imagino a David mirando fijamente el piso, caminando por la ciudad, desesperado por encontrar una manera de escapar.

Presa del miedo, David fue despojado de su gozo. Él menciona sus lágrimas. Me imagino a David agotado emocionalmente, incapaz de contener las lágrimas porque su situación se ve sin ninguna esperanza.

Satanás usa el miedo para agotarnos -física y emocionalmente.

III. David conquista su miedo. (verss. 9-13)

A. Con las promesas de Dios (verss. 9-12 “Su palabra…Tus votos…”)

David confrontó su miedo con las promesas que Dios había hecho. Debemos creer que Dios cumplirá su palabra. Debemos aprender a mirar nuestras inseguridades a través de los lentes de la certeza de Dios.

Los enemigos de David eran poderosos, pero no pudieron sobrepasar a las promesas de Dios.

B. Con el poder de Dios (vers. 13)

Es razonable pensar que el Dios que puede librar un alma del infierno sea capaz de mantener nuestras vidas a salvo.

David conquistó su temor recordándose que Dios era la fuente de su seguridad. Lo opuesto al miedo es sentirse seguro. Y aunque los enemigos de David aún estaban presentes y eran poderosos, David ya no sintió miedo.

Cuando comenzó a caminar por fe, dejando que Dios tomara el control de su vida, el resultado fue un sentimiento de seguridad. Declaró confiadamente que caminaría en la presencia de Dios en la luz de la vida.

Usted y yo podemos disfrutar la misma sensación de seguridad cuando rendimos nuestras vidas a Dios. No importa dónde nos encontremos -solos en casa, pasando por una calle oscura, en el trabajo o en la escuela. No importa quién nos esté amenazando con su poder. No importa lo que estemos enfrentando.

Conclusión

Con demasiada frecuencia cometemos el error de permitir que el miedo nos aparte del Señor al dejar de usar nuestros talentos o de servir en un área de ministerio. Miedo al fracaso. Miedo al rechazo.

Miedo a la gente y lo que puedan pensar. Cuando eso sucede, estamos dejando que el miedo se convierta en nuestro amo. Satanás quiere que veamos nuestros miedos más grandes que nuestra vida -inclusive más grandes que Dios. Es hora de que escuchemos a Aquel que vez tras vez ha dicho: “No temáis”

No Temáis, por Philip Bliss ¿Qué le dijo el ángel a los pastores en aquella brillante madrugada del nacimiento de nuestro Señor? No temáis, no temáis. ¿Qué dijo el Maestro cuando las olas eran enormes?

A sus discípulos les dijo: Soy yo. No temáis ¿Qué le dijo el Salvador al centurión cuando su querida hija estaba fría y sin vida? No temáis. No temáis ¿Qué palabras de ánimo oyeron las mujeres que fueron al sepulcro cuando contemplaron con gozo al Señor resucitado?

No temáis. No temáis No temáis, no temáis; escuchemos lo que dice el evangelio No temáis, no temáis; el mundo sigue girando Alma temblorosa, despide tu miedo: Acércate al lugar de la misericordia. No temáis.

© Félix D. Ramírez. Todos los derechos reservados.

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