Encuentra tu camino en las escrituras

Franklin Riera

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Encuentra tu camino en las escrituras | Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Salmos 19:7

INTRODUCCIÓN:

Queridos hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para meditar en la Palabra de Dios, específicamente en el hermoso Salmo 19. Este Salmo fue escrito por el rey David, quien, en su profunda reflexión, nos muestra la grandeza de nuestro Creador, evidentemente manifestada en todas las maravillas de la creación que nos rodea. Al contemplar el cielo estrellado y las majestuosas montañas, David nos recuerda que Dios no solo se revela en la naturaleza sino también en su madurada y divina Palabra.

Este mes, celebramos el mes de la Biblia, un tiempo especialmente designado para recordar la relevancia e importancia de las Escrituras en nuestras vidas. La Biblia no es solo un libro antiguo; es un manual divino que guía nuestros pasos, instruyendo nuestro corazón y transformando nuestro ser.

Quisiera que leamos juntos Salmos 19:7: “La ley de Jehová es perfecta; convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel; hace sabio al simple.” En esta breve pero poderosa declaración, encontramos las riquezas y beneficios de la Palabra de Dios. Nos ofrece dirección, promesas y la fortaleza que necesitamos en nuestro caminar diario. Hoy, vamos a explorar cómo encontrar esos tesoros a medida que nos sumergimos en el mensaje de esta canción de alabanza a Dios. ¡Amén!.

I. EN ELLA HAY DIRECCIÓN.

    Hermanos y hermanas, en nuestra vida cotidiana, a menudo nos encontramos ante decisiones difíciles, momentos de indecisión y confusión. En esos momentos, es fundamental tener una guía confiable. La Biblia, queridos hermanos, actúa como un GPS espiritual que nos orienta en cada paso de nuestro camino. En Proverbios 3:5-6 se nos dice: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia; reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.” Este pasaje nos enseña a someter nuestras decisiones ante Dios, y la mejor manera de hacerlo es sumergiéndonos en Su Palabra, donde Él nos ofrece dirección clara.

    Consideremos el ejemplo de Moisés. Cuando Dios lo llamó desde la zarza ardiente, Moisés se sintió abrumado e inseguro. Sin embargo, en Éxodo 3:12, Dios le asegura diciendo: “Ciertamente yo estaré contigo.” Moisés recibió dirección divina para liderar al pueblo de Israel hacia la libertad.

    A lo largo de su viaje por el desierto, Dios les dio instrucciones específicas a través de las leyes y mandamientos que reveló en la montaña. Y pensemos también en el pueblo de Israel cuando tenían que cruzar el Jordán. En Josué 3:3, se les instruyó a seguir el arca de la alianza porque representaba la presencia de Dios. Al seguir esa dirección, pudieron atravesar el río y entrar en la Tierra Prometida.

    Estos relatos bíblicos nos muestran que la Biblia no solo nos habla del pasado, sino que sigue siendo una fuente de guía en nuestra vida actual. La Palabra de Dios tiene la capacidad de iluminar nuestras decisiones, guiando nuestros pasos y ayudándonos a discernir el camino correcto.

    Así que, ¿cómo podemos aplicar esta dirección en nuestro día a día?

    • Primero, les animo a que dediquen tiempo cada día a leer y meditar en la Escritura. Pregúntense: “¿Qué me está diciendo Dios en este pasaje?”
    • Hagan de la oración una parte esencial de este proceso. Antes de tomar una decisión importante, busquen la guía del Señor, utilizando Su Palabra como referencia.
    • Utilicen recursos como planes de lectura bíblica o grupos de estudio. Compartan sus inquietudes con otros creyentes y busquen consejo espiritual. Recuerden que el consejo de muchos puede ser un medio para que Dios les hable.

    Hermanos, al sumergirnos en la Palabra, descubriremos que ella tiene el poder de transformar nuestra confusión en claridad y nuestra indecisión en confianza. Así que busquemos esa dirección divina, dejando que la Biblia sea nuestra luz y guía en cada paso que demos. ¡Amén!.

    II. EN ELLA HAY PROMESAS.

      Queridos hermanos y hermanas, hoy quiero que nos detengamos a reflexionar sobre algo fundamental en nuestra fe: las promesas de Dios. Estas promesas son como un ancla en medio de la tormenta, son semillas de esperanza que nos sostienen y nos dan fuerza en los momentos más difíciles de nuestra vida. Cuando enfrentamos desafíos, las promesas de Dios iluminan nuestro camino y nos aseguran que Él está presente, trabajando a nuestro favor.

      La fidelidad de nuestro Dios es inquebrantable. En Números 23:19 se nos dice: “No es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta; ¿dijo él, y no lo hará? ¿Habló, y no lo cumplirá?” Dios no solo nos da promesas; la esencia de Su carácter es que las cumple. Esta verdad debe llenar nuestros corazones de confianza, sabiendo que Él está siempre por nosotros, aun en los tiempos oscuros.

      Permítanme compartir con ustedes un par de versículos que encapsulan estas poderosas promesas.

      Primero, Romanos 8:28 nos dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien; esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Esta promesa se convierte en un bálsamo en nuestra tristeza, recordándonos que incluso las dificultades son parte del plan de Dios para nuestro bien.

      Otro versículo que resuena en momentos de necesidad es Filipenses 4:19: “Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Aquí, Pablo nos asegura que, si confiamos en Él, no nos faltará nada, ya que nuestro Dios es abundante y generoso.

      Ahora, quiero compartir un testimonio que ilustra cómo estas promesas se viven en la realidad. Conozco a una hermana de nuestra congregación que, durante un tiempo, enfrentó serias dificultades financieras. Sabía que tenía que pagar las cuentas, pero no había suficiente dinero. Sin embargo, ella se aferró a la promesa de Filipenses 4:19 y decidió confiar en Dios. Cada día, dedicaba tiempo en oración y lectura de Su Palabra, recordando las promesas que le dan aliento. Lo que parecía una situación sin salida se transformó. A través de dificultades, oportunidades inesperadas comenzaron a surgir, y Su provisión llegó de maneras sorprendentes. Ella sigue diciendo que, si no hubiera confiado en la promesa de Dios, habría perdido la paz y la esperanza.

      Así como esta hermana experimentó la fidelidad de Dios, les animo a que cada uno de ustedes también considere cómo están aplicando las promesas de la Biblia en su vida. ¿Estás atravesando un tiempo de prueba? Recuerda que las promesas de Dios son la luz que ilumina tu camino. Llévalas en tu corazón y clama a Él con confianza; Su fidelidad nunca fallará.

      Hermanos, la Biblia está repleta de esas maravillosas promesas. ¿Estamos dispuestos a aferrarnos a ellas? Deja que las palabras de Dios penetren en lo más profundo de tu ser y descubre la paz y la fuerza que provienen de confiar en Su fidelidad. ¡Amén!

      III. EN ELLA HAY FORTALEZA.

        Hermanos y hermanas, hoy nos enfocamos en una verdad fundamental: en la Biblia encontramos fortaleza. Cuando la vida se torna difícil y las tribulaciones parecen abrumadoras, es en la Palabra de Dios donde encontramos el refugio que necesitamos. La Escritura no solo nos ofrece dirección y promesas; se convierte en nuestra fuente de fortaleza y aliento.

        Refugio en la Palabra: El Salmo 119:114 nos dice: “Eres mi refugio y mi escudo; en tu palabra he esperado.” Estas palabras del salmista nos muestran que, al sumergirnos en la Palabra de Dios, encontramos un lugar seguro en medio de la tormenta. La Biblia nos recuerda que no estamos solos en nuestras luchas; Dios es nuestro refugio y nos da la fortaleza para seguir adelante.

        Permítanme compartir unos ejemplos inspiradores de personajes bíblicos que hallaron fortaleza a través de las Escrituras.

        • Consideremos a David. Todos conocemos la historia de David y Goliat. En 1 Samuel 17, vemos a un joven pastor enfrentando al gigante filisteo. ¿Dónde encontró David el valor para desafiar a Goliat? No solo en sus habilidades como guerrero, sino en su profunda confianza en Dios. En 1 Samuel 17:47, David declara: “La batalla es de Jehová.” Él sabía que su fortaleza y su capacidad provenían de la relación que tenía con Dios.
        • Otro ejemplo poderoso es el apóstol Pablo. En 2 Corintios 12:9, Pablo nos comparte cómo enfrentó su “aguijón en la carne” con palabras de aliento que Dios le dio: “Te basta mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” Aun cuando estaba en prisión, Pablo encontró fortaleza en la promesa de que el poder de Dios se manifiesta más allá de sus limitaciones. Desde esa prisión, escribió cartas que nos alientan hasta el día de hoy.

        Así que, hermanos, en nuestra vida diaria, en medio de los desafíos y frustraciones, ¿cómo podemos hallar esa fortaleza? La respuesta está en la familiaridad con la Palabra de Dios. Aquí van algunas recomendaciones prácticas:

        1. Memoriza Versículos: Les animo a elegir versículos clave que hablen sobre la fortaleza, como Salmos 27:1: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?” o Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo.” Memorizarlos te dará recursos en momentos de debilidad.
        2. Declara esas Verdad: Hacerlo en voz alta te ayuda a afirmarte en la fe. Cada vez que te sientas decaído, recuerda estas promesas. No permitas que la voz de la duda o la desesperanza te silencie.
        3. Crea un diario espiritual: Anota las promesas de Dios que te fortalecen y los momentos en que has visto Su mano en tu vida. Este diario no sólo te recordará Su fidelidad, sino que también te dará ánimo en tiempos difíciles.
        4. Busca comunidad: Rodéate de otros creyentes que te animen y fortalezcan. Comparte tus luchas y testimonios; juntos pueden orar y ser un apoyo.

        Recuerden, mis queridos hermanos, la Biblia es más que un libro; es un arsenal de fortaleza que debemos utilizar. Es nuestra fuente de poder en los momentos de debilidad. Al igual que David y Pablo, nosotros también podemos confiar en el Señor y encontrar el valor para enfrentar cualquier desafío que se nos presente.

        En estos tiempos de incertidumbre, ¡recuerde que la Palabra de Dios fortalezca nuestros corazones y nos dé una fe inquebrantable! ¡Amén!

        APLICACIÓN Y CONCLUSIÓN:

        Hermanos y hermanas, hemos visto hoy cómo la Biblia nos ofrece:

        • Dirección, en momentos de indecisión,
        • Promesas, que nos dan esperanza y
        • Fortaleza, en tiempos de tribulación.

        Cada uno de estos elementos es vital para nuestro crecimiento espiritual y nuestra confianza en Dios.

        Ahora, los invito a:

        • Incorporar la lectura y meditación de la Palabra en su rutina diaria. Establezcan un simple plan de lectura bíblica (unos versos cada día).
        • Reúnanse en un grupo de estudio. Juntos, podrán explorar las Escrituras, compartir sus aprendizajes y fortalecerse mutuamente.

        No dejemos que la Biblia sea solo un libro en nuestra estantería; hagámosla parte activa de nuestras vidas. ¡Que cada día busquemos Su dirección, nos aferremos a Sus promesas y encontremos fortaleza en Su presencia! ¡Amén!

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        Franklin Riera
        Autor

        Franklin Riera

        Magister en Teologia y Estudios Biblicos, Lic. en Teología Pastoral y Estudios Transculturales. Pastor de la Iglesia del Pacto Evangélico del Ecuador por 20 años.

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