El viaje de Entrenamiento | Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Lucas 9:1-10
Serie: Certidumbre en Tiempos de Incertidumbre Libro de Lucas
INTRODUCCIÓN
Es común hablar de nuestra vida cristiana como un viaje. Como seguidores de Cristo, estamos en un viaje de seguimiento con Él, y su ministerio, siendo seguidores y propagadores de su reino. Esto nos lleva a usar a menudo expresiones como “caminar” en el Señor, “andar” con Dios, o “caminar” en la fe. Pablo utilizó frecuentemente la expresión “carrera” para referirse a su viaje con Cristo después de haberle conocido.
De hecho, fue él quien dijo en 2 Timoteo 4:7: “He terminado la carrera”. Los apóstoles del Señor anduvieron con Jesús en un viaje desde el momento del llamado, pero debieron emprender un viaje solos, llamado “El Viaje de Entrenamiento”. Un viaje de entrenamiento es una experiencia diseñada para mejorar habilidades, conocimientos y rendimiento en cualquier disciplina.
El propósito de tales viajes es combinar la teoría y la práctica, permitiendo a los participantes aplicar lo aprendido en situaciones reales. Y este será el primer viaje evangelístico de los apóstoles sin la presencia de Jesús, lo que plantea un reto en la toma de decisiones frente a situaciones difíciles que vendrían y requerirían sabiduría para manejarlas. No sabemos a quién asignó Jesús como líder de los doce.
Podríamos imaginar a Pedro, quien siempre tomaba la palabra. Y ese viaje, además de poner en práctica lo aprendido, era un desafío para lidiar con los caracteres de todos ellos. Imagínese al impetuoso Pedro, al organizador y administrador Andrés, a Juan y Jacobo, “los hijos del trueno”, a Felipe el pragmático y cuestionador, a Mateo y su mente numérica, y por supuesto a Judas, quien pudo ver en ese viaje la oportunidad de satisfacer sus ambiciones con sus ideas revolucionarias. Ya tenían sus diferencias, imagíneselos ahora solos.
Sin embargo, Jesús debía tomar el riesgo de enviarlos, porque ellos pronto estarán sin Él, y deben seguir con este viaje para el resto de sus vidas. Veamos cómo fueron enviados.
I. ELLOS VAN BAJO LA AUTORIDAD DE CRISTO
a. La autoridad manifestada previamente (8:22).
Este grupo de los doce apóstoles tuvo el gran privilegio de ser escogidos por Jesús entre los hombres para componer sus primeros discípulos y presenciar el poder y la autoridad de Jesús en numerosas ocasiones. Antes de este momento, Jesús había demostrado su poder y autoridad al cruzar el mar y reprender la fuerte tempestad que se levantó mientras viajaban al otro lado.
Allí, Jesús calmó el viento y se hizo una gran calma. Una vez en la otra orilla, Jesús utilizó su poder y autoridad para liberar a un hombre poseído por una legión de demonios. De regreso, Jesús empleó su poder y autoridad para sanar a una mujer que había padecido un flujo de sangre durante doce años; cuando ella tocó el borde de su manto, fue sanada al instante.
En ese mismo contexto, Jesús usó su poder y autoridad para resucitar a la hija de Jairo, quien había muerto mientras Jesús se dirigía a sanarla. La autoridad de Jesús emanaba de Él. Después de completar los días de ayuno, Jesús vino en el poder del Espíritu Santo. Y cuando leyó en la sinagoga la profecía de Isaías 61:1, su poder y autoridad se hicieron notorios en todas las cosas que hizo. Es ese poder y autoridad que Jesús les habla a los doce y que les dará.
b. Ahora tenemos una autoridad transferida (vers. 1).
El texto dice que Jesús les dio poder. Resulta útil pensar en este viaje particular como un “ensayo general” para el resto de sus vidas. El poder que Cristo otorga a sus apóstoles está relacionado con esta misión específica. Los discípulos están experimentando un anticipo de lo que Cristo les llamará a hacer globalmente en Lucas 24 y Hechos 1.
Así que el poder y la autoridad que se les concede para este viaje se les dará en su totalidad más adelante, como dice Jesús en Hechos 1:8. El Señor eligió a doce hombres como apóstoles y les otorgó ese poder y autoridad (Mateo 10:8). Aquella autoridad fue exclusiva para esos elegidos. Por lo tanto, estas directrices dadas a los apóstoles eran aplicables solo a ellos para ese viaje.
Sin embargo, hay principios que son universalmente verdaderos y ampliamente aplicables a nosotros hoy. El principio es que ese poder les fue otorgado de manera temporal, pero luego lo tuvieron de manera permanente, según Hechos 1:8. La buena noticia para nosotros es que ese mismo poder ahora está en nosotros y es permanente, porque tenemos al Espíritu Santo según la promesa dada. Ese poder está en nosotros para predicar el evangelio.
II. ELLOS VAN REPRESENTANDO AL REINO DE DIOS
a. Van a dar a conocer a un Rey (vers. 7).
¿Quién es el Rey del reino de Dios? Esta parece ser la pregunta que Lucas desea que nos hagamos, porque implícitamente Herodes hace esta pregunta cuando oye acerca de Jesús. ¿Quién es ese Rey desde el Antiguo Testamento hasta ese día? Cuando vemos la obra de Dios, encontramos una gran similitud con estos primeros textos al momento en que Cristo se reúne con los doce apóstoles.
En el Antiguo Testamento, es Dios quien llama a Israel a salir de Egipto, les da la promesa y los equipa con bienes, y después los envía. Israel dio a conocer al Dios Todopoderoso entre las naciones por medio de milagros nunca vistos. Jesucristo es el Dios encarnado del Antiguo Testamento. En ese “viaje de entrenamiento”, ellos iban a decir: “El Rey está aquí. Jesús es el Rey”.
Herodes estaba preocupado de que Jesús fuera una amenaza para su reino. Pero Jesús no era una amenaza para su reino, porque el suyo era terrenal y pasajero; Jesús estaba allí para hablar de un reino que no era de este mundo. Los apóstoles eran como los “embajadores” que iban en nombre de su Rey a darlo a conocer. Muchos preguntarían en nombre de quién venían ellos, y deberían dar a conocer al Rey que representan (Hechos 4:7).
b. Van a dar a conocer el Reino de Dios (vers. 2).
Jesús mencionó más de 110 veces el Reino de Dios. No fue extraño que sus primeras palabras al comenzar su ministerio fueran: “Arrepentíos y convertíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Y esto era lo que los discípulos iban a dar a conocer. Esto significa que el Reino de Dios no es un lugar, sino una Persona. El Reino de Dios se refiere al gobierno y reinado de Jesucristo.
Por eso Jesús dirá en el siguiente capítulo: “Pero sabed esto: que el reino de Dios se ha acercado a vosotros” (Lucas 10:11). Entramos al Reino de Dios al recibir a Jesucristo como Señor y Salvador. Cuando Cristo regrese, literalmente establecerá su Reino en la tierra. La oración que hacemos es: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Lucas 11:2).
Pero hasta entonces, debemos entender la frase “Reino de Dios”, como lo llama Mateo, relacionándola con el gobierno y reinado de Cristo. Algún día tendremos el reino de Cristo terrenal, aquel de Apocalipsis 20, pero antes de eso, aquellos que vivirán con Él en ese reino deben tener el Reino de Dios en sus corazones. Los apóstoles deberían contar a los lugares donde iban acerca del gobierno de Jesucristo. Ellos dirían: “¡Jesucristo es todo para mí!”.
III. ELLOS VAN CON INSTRUCCIONES SENCILLAS
a. La sencillez del equipaje para el viaje (vers. 3).
Ya estaban equipados con su autoridad, y ahora los equipa con lo básico para el camino. Resulta interesante observar aquellas primeras instrucciones de Jesús al enviar a sus discípulos en su viaje de entrenamiento. Pocas cosas demuestran de manera más auténtica que Jesús es suficiente y que Él suplirá todo lo que os falte “según sus riquezas en gloria”, como lo dirá Pablo después (Filipenses 4:19).
El propósito de cada una de las cosas para este viaje nos revela lecciones importantes para nuestra propia enseñanza. Por un lado, está la necesidad de depender de Dios. Jesús quería que sus apóstoles confiaran plenamente en la provisión y guía de Dios sin depender de sus propias fuerzas o recursos. Además, esto es un simbolismo de la simplicidad. La instrucción de no llevar nada extra simbolizaba la simplicidad al interactuar con la gente.
Mientras más simples nos mostremos, mejor llegaremos a los demás. Esto también significa enfocarse en la misión. Al no llevar tantas cosas, ellos podían enfocarse plenamente en su misión de predicar el Evangelio y ministrar a los demás. Más adelante, Jesús hizo una evaluación de este viaje y cómo ellos vieron la provisión de Dios (Lucas 22:35).
b. Lo que deben hacer una vez en el lugar (verss. 4-5).
En el relato de Mateo 10 se habla del hogar que fuera digno para entrar, y si ese hogar les recibía en paz, la paz de Cristo sería sobre ellos. Ese era el mensaje que predicaban para esa casa. Ellos llevaban un mensaje de reconciliación. Leemos que nuestro Señor “los envió a predicar el reino de Dios” y que “pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio”.
La Biblia otorga a la predicación un lugar elevado. Es, en efecto, el instrumento escogido por Dios para hacer el mejor bien a las almas. Por medio de ella se convierten los pecadores y son edificados los santos. El ministerio de predicación es absolutamente necesario para la salud y prosperidad de una iglesia viva. La iglesia no irá más allá de su trabajo evangelístico.
¿Sabe usted cómo un ministro del evangelio es un hombre verdaderamente apostólico? Si sus sermones siempre tienen una visión evangelística. No usará el púlpito para el entretenimiento, sino para llamar al pecador al arrepentimiento y enseñar a su iglesia a ser ganadora de almas. Esta es nuestra herencia apostólica. Ya tenemos las instrucciones. Ya tenemos la comisión global (Mateo 28:18-20), y la específica (Hechos 1:8). Vayamos y cumplamos.
IV. ELLOS VAN CON UN MENSAJE DE GRANDES CONSECUENCIAS
a. Si no los reciben, sacudan el polvo del calzado (vers. 5).
Algunas personas podrían no ser hospitalarias y no querer recibir a los discípulos en sus casas, ni estar interesadas en el mensaje y la predicación del evangelio del Reino de Dios. Si este fuera el caso, Jesús les dice lo que deberán hacer (vers. 5). Pablo y Bernabé hicieron esto más tarde en Hechos 13:51 cuando salieron de Antioquía. Hay una verdad en todo esto que toca hondamente. Hay personas hostiles al evangelio.
Muchos siguen rechazando el mensaje de salvación como en aquellos tiempos. Es más, hay lugares donde no reciben el evangelio y persiguen a quienes lo predican. Este versículo nos recuerda que muchas personas no quieren escuchar nuestro mensaje acerca de Cristo. Y no deberíamos sorprendernos ni desanimarnos. Esta es una frase dura, pero la dijo Jesús, y tiene un profundo significado a la hora de hacer el trabajo evangelístico y misionero.
La hostilidad a la Palabra de Dios tiene sus consecuencias negativas. “Sacudir el calzado” contra alguien que deliberadamente rechaza el evangelio es una sentencia peligrosa. Es como decir: “hicimos el trabajo”, “advertimos al impío”, ahora su sangre no caerá en nosotros (Ezequiel 3:18-21).
b. El juicio sobre las ciudades peor que el de Sodoma (Mateo 10:15).
La Biblia nos advierte que la paciencia de Dios no es eterna. Tiene un límite. Puede llegar un momento en la vida de una persona que es demasiado tarde, y aunque “nunca es demasiado tarde” para arrepentirse, después de morir sí será demasiado tarde, y ninguna misa o rezo ayuda al difunto en su lugar eterno. Pero también puede ser demasiado tarde antes de morir.
En el Antiguo Testamento tenemos la historia del diluvio y cómo arrasó al mundo excepto la familia de Noé. La paciencia de Dios había llegado a su límite. Destruyó toda la creación excepto a la familia de Noé (Génesis 6). Otra sentencia parecida a esta la tenemos en Apocalipsis 22:11. ¿Qué significan estos textos? Hay un punto que vemos en Génesis y Apocalipsis cuando Dios entrega a los pecadores impenitentes a su pecado.
Por favor, no tentemos al Señor en su gracia y paciencia. Hay personas que han escuchado el evangelio una y otra vez, y cada vez que lo escuchan su corazón se endurece y se vuelve como una piedra. Decir que el castigo para Sodoma será más tolerable en el juicio que para quienes rechazan al Señor es una consecuencia muy grande.
CONCLUSIÓN
El Evangelio de Mateo añade que en esta comisión fueron dirigidos a la casa de Israel, donde, en primer lugar, entregarán a Israel la noticia de que el Rey ha llegado. Pero Juan nos dice que “los suyos no les recibieron” (Juan 1:11). Los apóstoles han estado en aula; ahora es el tiempo de ir a “la obra práctica”.
Lucas 9 es una transición que probablemente sorprendió a los discípulos: están a punto de ser lanzados al escenario y al centro de atención. ¿Cómo será el “viaje de entrenamiento”? Será un viaje sin la presencia de Cristo, pero con su autoridad.
El mensaje para predicar es sobre el reino de Dios. Ese reino tiene un Rey, y es Cristo; ellos van representando a ese Rey. El viaje es con “ligero equipaje”, de total dependencia en Dios. No deben ir pensando que siempre habrá éxito. Algunos van a rechazar el mensaje. Pero también hay que cuidarse del éxito. Herodes quería conocer a los apóstoles y a Jesús, pues estaba perplejo (vers. 7) por la fama de ellos.
¿Se imagina a los discípulos entregando el informe a Jesús? La naturaleza humana tiende a hablar del éxito, pero Jesús los llevó aparte (vers. 10) y seguramente tuvo la oportunidad de aconsejarlos, corregirlos, afirmarlos, animarlos, enseñarles y prepararlos para la próxima vez que los enviara.
No sabemos lo que Jesús les dijo, pero por el reporte parecido de los setenta que fueron enviados después, Jesús les habló del verdadero gozo (Lucas 10:17-20). Es un gran gozo predicar del reino de Dios, pero mayor será saber que somos parte de ese reino.
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