El poder transformador de la sangre de Jesús | Predicas Cristianas
INTRODUCCIÓN
Dentro de la serie de mensajes para conocer más del sacrificio de Jesús en la cruz, la semana pasada enseñamos como tomar nuestra cruz y seguirlo, y aprendimos que debemos negarnos a nosotros poniendo en segundo lugar todos nuestros sueños y la búsqueda de riquezas materiales, para poner a Jesús en el primer lugar de nuestras prioridades.
La fe en su sangre
Romanos 3:23-25 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,”
La palabra propiciación significa: un medio para lograr el perdón. El pecado de la humanidad había desatado la ira de Dios y por ello envió a su Hijo a llevar a cabo el sacrificio de la cruz, como sacrificio expiatorio, que significa, que su sacrificio pagó por nuestras culpas, rebeliones y pecados, para que Dios volviera a ser propicio al hombre, y propicio significa favorable.
Es decir, el sacrificio de Jesús en la cruz, pagó por nuestras culpas, rebeliones y pecados, para aplacar la ira de Dios y que Dios pudiera, en su justicia, ser benévolo y favorable para el hombre, otra vez.
Pero quiero que destaquemos de este versículo lo siguiente, que para que ese sacrificio tenga efecto, debemos caminar teniendo fe en la sangre derramada por Jesús.
De aquí que el mensaje de este día lleva por título: El poder transformador de la sangre de Jesús.
I. LA SANGRE ES VIDA
Para entender el poder transformador que tiene la sangre de Jesús, debemos empezar por entender lo que significa la sangre derramada por nuestro Señor Jesucristo en la cruz del Calvario.
Levítico 17:11 “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. 12 Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre.”
La sangre es la vida, dice la palabra que en la sangre está la vida, así cuando alguien pecaba, era necesario entregar una vida, en este caso de animales, para que fuera rescatada la vida del hombre, porque que la paga del pecado siempre ha sido la muerte.
Esta es la razón por la que el pueblo de Dios hacía sacrificios de animales para expiación de pecados, es decir, para pagar la culpa por el pecado cometido, usando el sacrificio de animales, a los cuales les era arrebatada la vida para darle nuevamente vida al pecador.
La sangre era presentada.
Ahora, la sangre era presentada delante de Dios una vez al año, esto lo hacía por medio del sacerdote, quien entraba, una vez al año, al Lugar Santísimo con la sangre del animal sacrificado para pedir perdón por los pecados de todo el pueblo.
Jesús es el Cordero de Dios.
Por eso Juan el Bautista llamó a Jesús el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, porque Jesús derramaría su sangre para perdonar nuestros pescados.
Hebreos 9:11-14 “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”
La sangre de Jesús tiene más poder que la de todos los animales sacrificados en la historia de la humanidad, para rescatar al hombre, a lo que Dios más ama de toda la creación, al hombre, a usted y a mí. Porque la sangre de Jesús perdona tu pecando pero también tiene poder para transformarte.
II. DIOS ANHELA NUESTRA TRANSFORMACIÓN
Quiero que entendamos esto, la sangre derramada de Jesús, le quitó a él la vida para dárnosla a nosotros.
Juan 10:10(b) “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
Pero debemos entender que esa abundancia de vida incluye la vida en la tierra y la vida en el cielo.
Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Debemos ser transformados. Dios quiere que cada día seamos transformados para que podamos conocer cuál es su voluntad. Su voluntad la conoceremos en la medida de nuestra transformación. Sin transformación no se puede conocer su voluntad.
Debemos saber y creer que su voluntad es buena para nosotros, agradable para nosotros y perfecta. Si algo debe aspirar el cristiano todos los días es a ser transformado.
Romanos 12:2 “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.” (TLA)
Quiere decir que nuestra manera de ser muchas veces nos impide conocer todo lo bueno, agradable y perfecto que Dios tiene para nosotros. De igual manera nuestra manera de pensar nos va limitando a conocer todo lo bueno, agradable y perfecto que Dios tiene para nosotros.
Entonces debemos buscar cada día cambiar nuestra manera de ser y de pensar.
III. ORIGEN DEL PODER TRANSFORMADOR DE LA SANGRE DE JESÚS
Me llama la atención que la sangre de Jesús fue derramada y el Espíritu Santo fue derramado también. La promesa del Padre era que derramaría el Espíritu Santo sobre sus hijos y sobre sus hijas, sobre siervos y siervas.
Jesús presentó Su sangre.
El sacerdote entraba una vez al año, con una vasija llena de la sangre del holocausto, sangre del animal sacrificado, para mostrarle a Dios la vida que había sido tomada para rescatar la vida del pueblo de Dios.
Jesús como sumo sacerdote hizo lo mismo, pero con su propia sangre.
Hebreos 9:24-26 “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.”
Jesús se presentó ante Dios con su propia sangre derramada para mostrarle que la vida del Cordero de Dios había sido tomada para darle vida al pueblo de Dios. Ese derramamiento de su sangre le otorgó a Jesús el don de derramar el Espíritu Santo sobre nosotros.
Juan 20:21-22 ” Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.”
Jesús ya había resucitado y era la primera vez que se les aparecía a los discípulos. Después les derramó todo el Espíritu Santo en el aposento alto.
Honremos Su sangre.
Si nosotros honramos la sangre derramada de Jesús en todo su camino a la cruz, el derramamiento del Espíritu Santo vendrá sobre usted transformándolo.
2 Corintios 3:17-18 “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
IV. COMO OPERA LA TRANSFORMACION POR SU SANGRE
Lo quiero llevar a entender y usted debe creer que la sangre derramada de Jesús nos transformó en lo opuesto a lo que el sufrió.
Le doy evidencias de ello, por ejemplo, la muerte de Jesús nos trajo vida y vida en abundancia. Lo opuesto.
Gálatas 3:13 “Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero.» (NVI)
Jesús se hizo maldito al colgarse de un madero, para rescatarte de tus maldiciones. Lo opuesto.
2 Corintios 8:9 “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”
Él se hizo pobre para que tú fueses enriquecido. Lo opuesto. Todo lo que provocó que Jesús derramara de su sangre, esa sangre adquirió poder para lograr en ti y en mi lo opuesto a lo que el padeció.
El padeció en cada derramamiento de su sangre por diferentes cosas, ganando para nosotros la transformación de nuestra manera de ser y de pensar.
V. LA SANGRE DE JESÚS TE HACE OBEDIENTE
Por lo tanto, en el derramamiento de la sangre de Jesús, vamos a encontrar el poder para ser transformados y así poder conocer su buena, agradable y perfecta voluntad.
Yo encuentro siete diferentes momentos en que Jesús derramó su sangre en su camino a la cruz, desde el Getsemaní hasta cuando le atravesaron la lanza en su costado, y cada gota derramada de su sangre pagó para que tú fueras transformado en alguna área específica de tu vida, hasta llegar a la transformación que te permita conocer su voluntad, que siempre es buena, perfecta y agradable.
Si alguien dijera, no puedo cambiar, así nací y así voy a morir, estaría negando el poder que tiene el sacrificio de la cruz.
La sangre de su sudor quita toda angustia y nos permite hacer su voluntad. Hoy quiero terminar enseñándole esa primera sangre derramada que fue lo que logró para usted, y los siguientes mensajes iremos conociendo los demás.
Jesús vence a la desobediencia.
Si algo golpea al cristiano desde la fundación del mundo es la desobediencia. La desobediencia aleja al hombre de las promesas de Dios para su vida, pregúntele a Adán, a Sansón y a Saúl, solo por mencionar algunos claros ejemplos que la Biblia nos muestra.
Pero Jesús luchó contra la desobediencia y ganó derramando su sangre para ello.
Lucas 22:41-45 “Entonces se separó de ellos a una buena distancia, se arrodilló y empezó a orar: 42 «Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya.» 43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. 44 Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra. 45 Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza.”
Obedecer duele y por eso no es fácil obedecer, porque es más fácil hacer nuestra voluntad que la de Dios, por eso Jesús tuvo una lucha fuerte contra la desobediencia.
Dice que estaba angustiado, la palabra angustia en el original griego es la palabra ἀγωνία (agonía) que significa: Lucha, ansiedad, sufrimiento extremo y tristeza intensa, todo esto Jesús lo vivió para vencer la desobediencia y poder hacer la voluntad de su Padre, pero cuando salieron gotas de sangre en su sudor, que eran gotas que empezaban a llevarse su vida, la desobediencia era vencida.
Honra la sangre de Jesús y ten fe en ella y el poder del Espíritu Santo será derramado sobre ti y serás transformado hacia la persona que Dios tiene diseñado para ti y puedas cumplir todos los sueños que Dios ha sembrado en tu corazón para gloria suya.
Jesús venció a la angustia.
Muchas personas no pueden obedecer porque viven angustiadas por la economía, por sus relaciones personales, matrimoniales, familiares, etc. Jesús se angustió para que tu vivieras sin angustias, confiando fácilmente en Dios. Ten fe en que la sangre derramada en su angustia, ya quitó todas tus angustias.
MINISTRACIÓN
Espíritu Santo ayúdame honrar la sangre de Jesús.
© Luis David Meza. Todos los derechos reservados.