El corazón de un padre protector | Predicas Cristianas
INTRODUCCIÓN
Hechos 3:25 “Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.”
Tenemos que recordar que Dios tiene en mucho a la familia, Dios hizo pacto con Abraham y le hizo saber que su descendencia, que lo reconociera como padre, serían benditas todas las familias que eso hicieran. Designó una bendición y abarcó a la familia, por eso debemos esforzarnos por tener una familia conforme al corazón de Dios, conforme al pacto que hizo Dios con Abraham.
Por esto la nueva serie de mensajes tratará acerca de las relaciones familiares, llevará por título: Mi familia, mi bendición.
Y vamos a comenzar con el primer mensaje de la serie en honor de los padres de familia, aprovechando que hoy se festeja en México el día del padre.
Marcos 5:21-23 “Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. 22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, 23 y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.”
Yo veo aquí a un padre de familia que tenía un gran problema, su hija estaba muriendo y él no podía hacer nada para protegerla, pero ese padre de familia, buscó al único que si podía hacer algo por su hija, fue a buscar a Jesús, de aquí tomé el nombre para ponerle título a este mensaje: El corazón de un padre protector.
I. EL TREN DE LA PATERNIDAD NOS ARROLLA
A los papás nos llega la paternidad un poco diferente que la maternidad a las mamás, a la mamá Dios la va preparando durante 40 semanas haciéndole sentir la vida que lleva dentro, eso va haciendo una conexión muy especial, nosotros somos meros espectadores de ese vínculo.
Si es verdad, nos podemos y debemos involucrar con el bebé que viene dentro del vientre de nuestra esposa, le hacemos ruidos, le cantamos, le hablamos, le ponemos música, y el bebé patea y se mueve como diciendo, “ya te oí papá”, pero eso no nos prepara para la paternidad, ni siquiera nos da una idea cercana de lo que eso significa. Mamá va entendiendo más, porque si ella no come sabe que el bebé sufrirá, si ella no se cuida, sabe que el bebé podría sufrir las consecuencias.
A nosotros eso nos sucede hasta que el bebé nace, en cuanto nace se nos viene este versículo encima:
Salmo 127:3 “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.”
Saber que ese bebé es muy preciado para Dios, nos hace aparecer nuestros más grandes temores. ¿Tendremos suficiente dinero para mantenerlo? ¿Tendremos suficientes respuestas para las preguntas que nos hará? En una sola frase, nuestro más grande temor es si seremos capaces de proteger bien a ese bebé, en todos los sentidos.
II. FUERA TÍTULOS
Eso le pasó a Jairo, él era principal de la sinagoga en Capernaum, centro de operaciones de Jesús. Jairo era un líder de la comunidad, Alcalde, obispo y abogado de gobierno, todo en uno.
Acostumbrado a los protocolos en cuanto a recibir a un visitante distinguido, él sabía lo que era enviar una comitiva de recepción, ese día no había tiempo, su hija estaba sufriendo y él no la podía proteger, no se presentó el Alcalde-Obispo-Abogado de gobierno, se presentó el padre protector buscando desesperadamente darle protección a su hija que estaba muriendo.
Cuando de proteger a sus hijos se trata, los títulos universitarios o gubernamentales no importan, quedan fuera todos nuestros títulos que estemos ejerciendo, para dar paso al título más importante de la vida: El ser papá.
Jairo no es el único papá que clama por protección para su hijo.
Marcos 9:23-25 “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. 25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.”
También está este otro padre con un hijo atormentado por un demonio que clamaba a Jesús por que le ayudara a proteger a su hijo.
También la Biblia cuenta de una madre cananea que rogaba a Jesús porque sanara a su hija, también atormentada por un demonio, tal vez esta madre no tenía un esposo que fuera el responsable de proteger a su hija, tal vez ella estaba sola, como muchas mamás hoy en día, que luchan solas por proteger a sus hijos, ellas también lo que significa el miedo a no saber proteger a sus hijos.
III. EL PRINCIPIO DE LA PROTECCIÓN A NUESTROS HIJOS
El Salmo 127 nos hace recordar algo que con frecuencia los papás tendemos a olvidar, nuestros hijos fueron sus hijos primero, de hecho aunque al nacer se vuelven nuestros hijos, aun le pertenecen.
Abraham fue un claro ejemplo de esto. Él y Sara tuvieron que esperar casi 100 años para tener un bebé, Sara concibió a los 90 y Abraham a los 100 años, pero un día sucedió esto.
Génesis 22:2 “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.”
Dios le recordó al padre de la familia cristiana de todo el mundo, que el hijo al que amaba era suyo y debía devolvérselo. Usted conoce la historia, Abraham obedeció y confió.
Génesis 22:5 “Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.”
Él creía en Dios, que Dios era capaz de resucitarlo de la muerte y devolvérselo, por eso Abraham dice con confianza, iremos allá, “obedeceremos” y volveremos el muchacho y yo. La Biblia dice que en sentido figurado Abraham mató a Isaac para entregárselo a Dios.
Hebreos 11:17-19 “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.”
Jairo quería a Jesús bajo su techo.
Jairo esperaba lo mismo, Jairo no estaba contento con ayuda a distancia, Jairo quería a Jesús bajo su techo, recorriendo sus habitaciones, en especial lo quería recorriendo la habitación de su hija moribunda.
Lucas 8:41-42 “Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; 42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.”
Esto es lo que un padre inteligente debe hacer para proteger a sus hijos. Esto es lo que nosotros los papás de la casa, las cabezas de la casa debemos hacer para asegurarnos de darle la mejor protección a nuestros hijos: Oremos a Jesús para que entre en nuestros hogares, para que recorra nuestras habitaciones, como dice este verso:
Lamentaciones 2:19 “Levántate y clama por las noches, cuando empiece la vigilancia nocturna. Deja correr el llanto de tu corazón como ofrenda derramada ante el Señor. Eleva tus manos a Dios en oración por la vida de tus hijos,” (NVI)
Levantemos nuestras manos para implorar hasta las lágrimas que Jesús entre en la habitación de nuestros hijos y los cubra, los guarde, los proteja, los dirija y los acompañe todos los días de su vida.
Nos descargamos en Jesús o en nuestros hijos.
Debemos ser intercesores leales y tenaces, debemos llevarle a Cristo nuestros temores que tenemos como padres, de hecho si no lo hacemos, vamos a descargar nuestros temores en nuestros hijos.
El temor convierte a algunos padres en guardias de prisión paranoicos que vigilan a cada minuto lo que sus hijos hacen, reprimiendo el crecimiento y comunicando falta de confianza en ellos y en Dios. Ese temor termina por sofocar la vida de nuestros hijos.
Por otro lado, el temor también puede crear padres permisivos, porque por el temor de que sus hijos no se sientan asfixiados, quitan todos los límites, demasiados abrazos y pocos límites, no comprenden que la disciplina apropiada es una expresión de amor.
IV. ¿CÓMO PODEMOS EVITAR ESOS EXTREMOS?
Padres paranoicos o padres permisivos, pero ambos papás que no están sabiendo proteger a sus hijos. Pero ¿Cómo podemos evitar esos extremos? ¿Cómo podemos quitarnos esa sensación de impotencia en lo que a protección se refiere? La respuesta es orando y entregando nuestros hijos a Dios, como lo hizo Abraham con Isaac, como lo hizo Jairo con su hija.
Cada mañana despide a tus hijos con una bendición sobre su día, cada noche despídelos con una bendición para descansar. Si están teniendo problemas en la escuela, ora por ello. Si lo están molestando ciertas amistades, se su intercesor incansable, ora.
Historia de David Robinson.
Conocí la historia de un papá que estaba sentado en la iglesia cuando el pastor estaba orando por la Santa Cena, le pasaron el pedazo de pan y su hijo pequeño le preguntó qué porque comía pan, él le explico brevemente lo que comer el cuerpo de Cristo significaba y enseguida ofreció una oración, después le pasaron el vino, y el pequeño volvió a preguntar ¿Qué es eso? Y el padre le explicó acerca de la sangre de Jesús y la cruz, y ofreció otra oración. Cuando este hombre levanto su cara, el pastor de si dio cuenta que era David Robison, jugador estrella de la NBA, que jugaba para los Spurs de San Antonio.
Lo impactante de este relato, dice el pastor, es que David Robinson había guiado a su equipo a ganar un juego de semifinales contra los Soles de Phoenix, y dentro de 24 horas estaría jugando en Phoenix otro juego semifinal (juegan siete juegos, el que gane cuatro de siete).
Ahí estaba este hombre, estrella del baloncesto, en medio de dos partidos cruciales para él y su equipo, en medio de encestes y reflectores, estaba David Robinson el papá, explicándole la santa Cena a su hijo David.
De todos los acontecimientos del fin de semana, ¿Cuál tuvo más importancia, los partidos de baloncesto o la Santa Cena? ¿Cuál habría tenido más trascendencia en la vida de su hijo? ¿Cuál tuvo más trascendencia, los puntos anotados en la duela o el mensaje recibido en esa iglesia? ¿Qué influenciaría más a ese jovencito, mirar a su papá en tv nacional jugar al baloncesto o escucharlo hacer una oración a Cristo en voz baja?
Padres, no podemos proteger a nuestros hijos de todos los peligros de la vida, pero si podemos llevarlos a la fuente de la vida.
V. EL MIEDO VS. LA ESPERANZA
Pero Jairo tendría otro factor en contra.
Marcos 5:35-36 “Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? 36 Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.”
Jairo tuvo los dos mensajes en su cabeza: El miedo por un lado, la esperanza por el otro. Jairo decidió no hacerle caso al miedo y le hizo caso a Jesús, nuestra esperanza.
Marcos 5:37-43 “Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo. 38 Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. 39 Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme. 40 Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. 42 Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente. 43 Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer.”
Jesús hizo varias cosas más, unió a la familia, porque llamó a la mamá para que entrara con ellos y quitó de los alrededores a los que no tenían la fe de ellos.
Eso mismo demos hacer nosotros papás, cuando invitamos a Jesús a entrar en nuestras habitaciones, él va a restaurar y a unir a la familia, si nos alejamos de aquellos que estorban nuestra fe, que nos quieren llenar de sus miedos.
MINISTRACIÓN
Ponte de pie papá y toda la iglesia con nosotros y vamos a levantar muestras manos y como lo hizo Abraham, devolvámosle a nuestros hijos a Dios. Aceptemos nuestros miedos a no poder protegerlos, tal vez estemos en medio del partido más importante de nuestra vida profesional, o laboral o ministerial, pero no olvidemos que la mejor jugada será enseñarle a nuestros hijos que Dios los protege y que nos vean que nosotros mismos como dependemos de nuestra confianza en Dios.
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