¿Dónde esta tu hermano?

Franklin Riera

¿Dónde esta tu hermano?

¿Dónde esta tu hermano?

0
(0)

¿Dónde esta tu hermano? | Predicas Cristianas

Introducción

Comencemos recordando un episodio muy antiguo, el que nuestra historia nos presenta en el libro de Génesis. ¿Recuerdan la primera pregunta que hizo Dios después de la expulsión del Edén? “¿Dónde está tu hermano?” fue la voz del Creador que resonó a través del tiempo, preguntándole a Caín sobre su hermano Abel. Y la respuesta que Caín dio fue una de las más horribles: “¿Soy acaso guarda de mi hermano?” ¡Qué respuesta tan egoísta y desconsiderada!

Este diálogo nos muestra que desde el principio de la humanidad, el egoísmo, la envidia y la falta de interés en los demás han estado en el corazón del hombre. No es un problema nuevo. ¡Miren a nuestro alrededor! Muchas veces queremos lo mejor para nosotros, y esa búsqueda egoísta puede dividir nuestras relaciones, envenenar nuestras interacciones y arruinar nuestra armonía como comunidad de fe.

Esa falta de sujeción a la autoridad, el murmullos en secreto, chismes y rumores, todas estas son manifestaciones de esos problemas muy antiguos. ¿Cuántas veces hemos dejado que un comentario malintencionado o una malinterpretación nos dirija a separaciones y disputas? La falta de unidad no es solo un tema de hoy; ha sido parte de la humanidad desde sus comienzos.

Sin embargo, en medio de todo esto, hay luz. Hoy, nuestro enfoque será el Salmos 133:1 ¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! 2 Es como el buen aceite que, desde la cabeza, va descendiendo por la barba, por la barba de Aarón, hasta el borde de sus vestiduras. 3 Es como el rocío de Hermón que va descendiendo sobre los montes de Sión. Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición y vida eterna.

Estas palabras son un recordatorio poderoso de que, aunque los conflictos son parte de la experiencia humana, Dios nos llama a vivir diferente, a un actuar en amor, unidad y paz.

Así que, hoy nos vamos a sumergir en la riqueza de este salmo para entender cómo podemos trabajar juntos en esta unidad que Dios desea para nosotros. En un mundo lleno de divisiones, escándalos y chismes, el llamado de Dios es claro: ¡Es tiempo de vivir en armonía!

I. BUENO Y AGRADABLE

Déjenme hacer una pausa aquí. Cuando hablamos de lo “bueno”, estamos tocando un concepto que está profundamente arraigado en la perspectiva de Dios. No se trata solo de lo que yo creo que es bueno, sino de lo que Dios dice que es bueno. En la Escritura, lo “bueno” puede incluir corrección. ¿Cuántas veces nos cuesta oír una verdad que no nos gusta? Pero, ¡escuchen esto! lo “agradable” es lo que acaricia nuestras almas, es el deleite de la paz que experimentamos al vivir en unidad.

Cuando estamos juntos en la iglesia, ese debería ser el lugar donde Dios puede ver su bondad y agradabilidad. Pero eso no significa que siempre será fácil. ¿A cuántos de ustedes les gusta entrar en una discusión? ¡Nadie levanta la mano! Pero, ¿saben qué? A veces, para que haya unidad, necesitan escucharse y corregirse unos a otros en amor.

Ahora, todos anhelamos poder estar en un lugar donde se sienta la paz de Dios. Anhelamos ese ambiente donde podamos ser nosotros mismos, donde podamos dejar las máscaras y compartir nuestras cargas. Pero amigos, eso no siempre es fácil. Puede que la vida te presente desafíos, diferencias de opinión, o hasta malas decisiones que se toman entre nosotros. Así que, permítanme preguntarte: ¿estás dispuesto a ser parte de la solución?

La verdad es que el “bueno” puede incluir esas conversaciones difíciles. Aunque no son agradables en el momento, y a veces nos hacen sentir incómodos, son necesarios para nuestro crecimiento. Es como ir al médico; nadie disfruta de un chequeo, pero sabemos que es por nuestro bien y por nuestra salud.

Ahora, el “agradable” es esa sensación que recibimos cuando hemos elegido el amor sobre la división, la verdad sobre la mentira. Es ese momento después de una conversación difícil cuando ambos lados sienten que han crecido y han sido escuchados. Es como cuando, tras una tormenta, vemos salir el sol y todas las preocupaciones se disipan.

Hermanos, aquí es donde llegamos a la parte más impresionante: ¿Cómo podemos ser una comunidad que elige lo “bueno” en lugar de lo que simplemente parece agradable? ¡Vamos a ponerlo en práctica!

Promovamos el Diálogo en lugar del Chisme: La próxima vez que escuches un rumor, pregúntate: “¿Estoy hablando de esta persona en su ausencia cuando podría hablar con ella en su presencia?” Si necesitas hablar sobre una situación, hazlo de forma constructiva. Ven y hablemos, pero no a espaldas de otros. La comunicación clara es esencial.

Valoremos la Corrección: Si alguien viene a ti para corregirte o darte un consejo, no lo veas como un ataque personal. En su lugar, piensa en ello como una oportunidad de crecimiento. Recuerda el proverbio: “La herida del amigo es mejor que el beso del enemigo.” (Proverbios 27:6). ¡Esto es hermoso, y así es como realmente crecemos.

Celebremos el Siervo: Encuentra maneras de reconocer y celebrar a aquellos que trabajan en silencio, haciendo el bien. Cuando animamos a los demás, levantamos el ambiente, y lo que es “agradable” florece.

Practiquemos el Perdón: El perdón puede ser difícil, pero es esencial para crear un ambiente armonioso. Libérate de las cargas del pasado y permite que la paz de Dios gobierne tu corazón.

Así que, mis amados hermanos, recordemos que la verdadera armonía en Cristo no es simplemente la ausencia de conflicto. Se trata de vivir en la bondad de Dios, abrazando lo que es correcto, y disfrutando cada día de la alegría de la unidad. ¡Hagámoslo juntos! ¡Amén!

II. JUNTOS Y EN ARMONÍA

Tomemos un momento para entender lo que significa “juntos” y “en armonía”. Primero, “juntos” solo se refiere a estar en la misma proximidad, quizás en la misma iglesia, pero eso no garantiza que estemos unidos. Ahora, “en armonía” implica algo mucho más profundo. Es una relación activa y consciente. Es vivir en paz, apoyándonos mutuamente y demostrando amor.

Imagine esto: hay un grupo de músicos en un escenario. Si todos están tocando sus instrumentos, pero no están sintiendo la armonía de la música que producen juntos, ¿qué sucede? El resultado es un ruido ensordecedor, ¿verdad? Así es como sucede en nuestra comunidad. Podemos estar “juntos” en un servicio dominical, pero si no hay armonía, el caos y la división pueden reinar.

Hagamos una comparación sencilla. Pensemos en las familias que viven bajo el mismo techo. Pueden estar físicamente juntas, comiendo la misma cena, compartiendo la misma sala, pero, si hay conflictos, chismes y desconfianza ¿qué realmente se está viviendo en ese hogar? Las paredes pueden estar unidas, pero el ambiente es de tensión. Es lo mismo en la iglesia. Podemos hacer actividades juntos, pero si hay resentimientos o secretos, no estamos realmente experimentando la armonía que Dios desea para nosotros.

He visto iglesias que luchan internamente. Miembros que se sientan juntos en las bancas pero se hablan en voz baja a espaldas unos de otros. Comentarios despectivos sobre cómo se hacen las cosas, luchas por el control de ciertos ministerios… ¿Qué les parece? Es triste, pero es la realidad. Cuando no hay respeto y amor, la comunidad se ve afectada y las divisiones se perpetúan.

Así que, aquí está nuestro desafío. Quiero que se evalúen a ustedes mismos y reflexionen sobre sus relaciones: ¿están simplemente “juntos” o están buscando activamente la armonía en sus interacciones?

Pregúntate: “Cuando me siento en esta iglesia, ¿realmente estoy conectado con mi hermano o hermana? ¿Les trato con el respeto que merecen como hijos de Dios?” Es momento de evaluar.

Fomenta la Comunicación Abierta: ¿Sabían que la mayoría de los malentendidos surgen a partir de la falta de comunicación? Si algo te molesta, si hay un conflicto, no lo guardes para ti. Háblalo. Pregunta. Escucha. La comunicación es clave. Recuerden: un verdadero diálogo no es solo hablar, ¡es escuchar activamente!

Activa el Perdón: El perdón es una herramienta poderosa. Algunas veces, tenemos que dejar ir ofensas y desacuerdos pasados. En lugar de acumular resentimientos, elijamos liberar esos sentimientos. Al hacerlo, le damos espacio a la armonía para crecer.

Fomentemos la Unidad: Ofrezcamos nuestro apoyo a quienes veamos en conflicto. A veces, solo un toque amable, una palabra de aliento puede cambiar el rumbo de una relación. Seamos agentes de paz.

Hermanos, comprometámonos a no ser solo un grupo que se reúne, sino una comunidad que vive en armonía. La armonía no es solo un ideal; es un trabajo diario. Y cuando lo logremos, el mundo verá que somos verdaderamente diferentes. Que nuestra vida juntos refleje la gloria de Dios y que, como unidad, seamos un testimonio del amor de Cristo. ¡Amén!

III. BENDICIÓN Y VIDA ETERNA

El salmo nos dice que donde hay unidad y armonía, Dios concede “bendición y vida eterna“. La “bendición” en este contexto es más que un simple deseo de bienestar; representa la aprobación y el favor divino. Es esa sonrisa de Dios en tu vida, es Su luz guiando cada uno de tus pasos. Ahora bien, la “vida eterna” va más allá de las bendiciones temporales. Nos habla de la relación eterna que tenemos con Él y de la paz que trasciende la existencia terrenal. ¡Eso es profundo!

Ahora, todos nosotros, sepámoslo o no, deseamos ser bendecidos en nuestras vidas. Queremos salud, prosperidad, amor y éxito. Pero, mis queridos amigos, la mayor bendición de todas es la vida eterna. Nos puede ir bien en esta vida, sí, pero ¿qué pasa después? ¿Hacia dónde estamos dirigiéndonos? La paz duradera que solo se encuentra en una relación profunda con Dios es la que realmente nos satisface.

Imaginemos por un momento. Si un río está fluyendo, en un sentido figurado, lo que fluye es la bendición de Dios. Pero, si los obstáculos como el desinterés, la envidia, o los chismes se interponen, ese río se detiene. En las Escrituras, cuando permitimos que el egoísmo y la falta de amor entre nosotros crezcan, estamos obstaculizando ese flujo de bendiciones. En vez de llenar nuestra vida de paz, estamos sellando las compuertas que permiten que el amor de Dios fluya. ¡Eso es peligroso, iglesia!

Piensen en un jardín. ¿Cómo crece un jardín? Con cuidado, amor y cooperación, ¿verdad? Si uno solo se enfoca en lo propio y no en el bienestar de las plantas que lo rodean, el jardín pasa a ser un lugar seco y estéril. Pero cuando cada planta se cuida mutuamente, el jardín florece. Así es nuestra comunidad; cuando vivimos en unidad y armonía, las bendiciones de Dios brotan.

Así que, hermanos, aquí está nuestra invitación directa: reconozcamos que vivir en unidad y armonía no solo nos beneficia aquí, en esta vida temporal, sino que es esencial para nuestro caminar en la fe y hacia la eternidad.

Sean Guardas unos de otros: Ustedes son responsables de cuidar a sus hermanos y hermanas en Cristo. Si ven que alguien está en peligro de ser arrastrado por envidias o desinterés, ¡hablen! ¡No se queden callados! Seamos agentes de sanidad.

Comprendan el Coste de la División: Reflexionen sobre sus acciones y palabras. ¿Están contribuyendo a la unidad o están retrasando el flujo de bendiciones? Si desean bendición sobre sus familias, sus vidas y esta congregación, el compromiso debe ser actuar en amor, no en chisme.

Caminemos hacia la Vida Eterna: ¡La vida eterna comienza aquí! Cuando vivimos en armonía, experimentamos un anticipo de lo que vendrá. ¿Estás listo para ser parte de algo mucho más grande que tú mismo? ¡Un mundo en armonía bajo la luz de Cristo!

Así que, vivamos en la luz de la verdad. La verdadera felicidad, la paz y la bendición eterna no solo son para disfrutar, son para ser compartidas. Cuando trabajemos juntos en armonía, abrazaremos todo lo que Dios ha preparado para nosotros y para aquellos que nos rodean. ¡Amén!

EN CONCLUSIÓN

Amados hermanos, recordemos que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de ser GUARDIAS de nuestros hermanos en Cristo. La pregunta “¿Soy acaso guardia de mi hermano?” debe resonar en nuestros corazones. Reflexionemos hoy sobre cómo podemos crear un ambiente de amor y apoyo, rechazando la división y los chismes que causa estragos en nuestra comunidad.

© Franklin Riera. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones | Predicas Cristianas

¿Qué tan útil fue esta publicación?

¡Haz clic en una estrella para calificarla!

Franklin Riera
Autor

Franklin Riera

Magister en Teología y Estudios Bíblicos, Lic. en Teología Pastoral y Estudios Transculturales. Pastor en Ecuador por 20 años.

Deja un comentario