Él ha nacido

Franklin Riera

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Él ha nacido | Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Lucas 2:10-11

Introducción

Queridos hermanos, hoy nos reunimos en este lugar especial, pero quiero que comencemos reflexionando sobre el mundo en el que vivimos. ¿No es increíble cómo, a pesar de todos los avances de nuestra sociedad, seguimos enfrentando crisis tras crisis? La pandemia, conflictos en diversas naciones, desastres naturales… La necesidad de esperanza nunca ha sido tan evidente. Todos los días escuchamos noticias desgarradoras: familias separadas, personas luchando contra enfermedades, jóvenes desesperanzados buscando un futuro mejor.

Imaginen por un momento la escena: es una noche fría en Belén, un pequeño pueblo de Judea. La mayoría de la gente está dormida en sus casas, ajena a la gran noticia que está a punto de cambiar la historia de la humanidad. En medio de la oscuridad, nace un bebé en un establo, rodeado de animales y con la única compañía de su madre y su padre. ¡Qué contraste! El Rey del universo decide venir al mundo no en un palacio, sino en un lugar humilde, para mostrarnos que Su mayor deseo es tocarnos en medio de nuestras luchas y sufrimientos.

Este nacimiento, amigos, no fue solo un evento histórico; fue el inicio de un nuevo capítulo de esperanza y vida. Así como hoy hay miles buscando respuestas y consuelo en medio de la tormenta, hace más de 2000 años, ese niño que nació, Jesús, vino a darnos la solución que todos anhelamos.

Hoy les hago una pregunta: ¿estás cansado de cargar tus propias cargas? ¿Sientes que las circunstancias de la vida te abruman? ¡Hay esperanza! El mensaje que traigo hoy es tanto para aquellos que ya conocen a Cristo como para aquellos que aún están buscando respuestas. Todos, sin excepción, necesitamos reconocer que Él ha nacido y que, en Él, encontramos la salvación y la paz que tanto deseamos.

Porque, al final del día, en un mundo lleno de incertidumbres, la llegada de Jesús nos ofrece una promesa única: una vida transformada. ¡Él ha nacido! ¡Hablemos de ello!

1) EL SIGNIFICADO DEL NACIMIENTO DE JESÚS

Queridos amigos, al reflexionar sobre el nacimiento de Jesús, encontramos un mensaje que conmueve el corazón. Lucas 2:10-11 nos dice: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo; que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.” ¡Qué promesa tan asombrosa!

Imaginemos por un momento a esos pastores en los campos, aterrados por la aparición de ángeles en medio de la oscuridad. Ellos estaban tan acostumbrados a la rutina de la vida, trabajando arduamente cada noche y cuidando de sus ovejas, cuando de repente, una explosión de luz y un mensaje que les cambiaría la vida: ¡un Salvador ha nacido! ¡No un líder político, no un guerrero, sino un Salvador! Eso es lo que el mundo necesita: no más líderes que prometen soluciones que nunca llegan, sino un Salvador lleno de poder y autoridad.

El nacimiento de Jesús no fue solo un evento; amigos, fue la respuesta a la necesidad más profunda de la humanidad. ¿Alguna vez te has sentido atrapado en un mar de incertidumbre? Como esos pastores, tal vez hoy te sientas en medio de la noche oscura, enfrentando miedos que parecen abrumarte. Quizás haya crisis en tu vida, angustia en tu corazón, anhelos que parecen inalcanzables. Esa es la razón por la que Él ha nacido: para traerte un nuevo gozo y darle sentido a tu dolor.

Pensemos en las heridas que llevamos dentro, las luchas que enfrentamos día a día: relaciones quebradas, soledad, estrés laboral… ¿Qué hay en tu corazón que aún no has podido resolver? Hoy te pregunto: “¿Qué necesidad hay en tu vida que solo Cristo puede satisfacer?”

Él no vino a darnos un mensaje vacío; vino a ser la manifestación de la esperanza. Cuando sentimos que nuestras fuerzas se desvanecen, Él se presenta como nuestro Salvador. Cuando el mundo parece oscuro, Él brilla como la luz que trae paz. La palabra “Salvador” no es solo un título; es una promesa de redención.

Te invito a reflexionar sobre esta verdad: en este mismo instante, puedes llevar tus cargas a Él. Aquello que te agobia, esa tristeza que no puedes expresar, esa pregunta que ha estado en tu mente: “¿Por qué estoy aquí?” ¡Él ha nacido para responder estas preguntas y sanar esas heridas!

Y si te sientes perdido, este es el momento de mirar hacia su nacimiento no como un evento del pasado, sino como una invitación a abrir tu corazón. Él te está diciendo hoy: “No temas, porque he venido para rescatarte.” Recuerda: Él ha nacido para ti, y con Él viene la oportunidad de una nueva vida. ¡Amén!

2) LA PROMESA DE REDENCIÓN 

Hermanos y amigos, mientras reflexionamos sobre la increíble y poderosa promesa de redención que encontramos en Isaías 9:6“Porque nos ha nacido un niño, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre: Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”  es fundamental que comprendamos su verdadero significado. ¡Qué versículo tan asombroso! Cada palabra revela características verdaderamente divinas de nuestro Salvador.

Primero, observemos cómo la Escritura comienza: “Nos ha nacido un niño”. Este niño, que parece tan frágil y pequeño, trae consigo la carga de la redención del mundo. ¡Qué irónico y, al mismo tiempo, maravilloso que la respuesta a nuestras más profundas crisis llegue de la manera más humilde! Este Niño es el Consejero y Admirable que te ofrece guía cuando te sientes perdido en la vida. Y, oh, cuántas veces hemos estado allí, ¿verdad? Ante decisiones difíciles, en medio de caminos inciertos, clamando por sabiduría. ¡Él está aquí para aconsejarte!

Luego, Él es Dios Fuerte. No lo olvides: el mismo que nació en un establo es el Dios que tiene todo el poder en Sus manos. Si estás enfrentando batallas que parecen imposibles, déjame recordarte que tienes al Dios Fuerte a tu lado. Las cadenas de la adicción, la depresión, el dolor del pasado; con Él, no hay nada que no se pueda romper. ¡Amén!

Pero hay más en este precioso versículo. Él es Padre Eterno. ¿Cuántas personas hoy se sienten solas? Perdidos en la distancia de relaciones fracturadas, o tal vez por la ausencia de un padre terrenal. Escucha, hoy tienes un Padre que nunca te abandonará, que te ama incondicionalmente y que está dispuesto a tomar tu vida en Sus manos y transformarla.

Y finalmente, Príncipe de Paz. En este mundo donde la ansiedad, la preocupación y el miedo parecen gobernar, ¿cuántos de nosotros deseamos la paz que sobrepasa todo entendimiento? Jesús es esa paz. Él no solo trae paz; Él ES la paz.

Ahora, te invito a una profunda reflexión personal: ¿En qué áreas de tu vida necesitas esa paz? ¿Qué luchas, qué errores del pasado, qué miedos te están robando la tranquilidad? ¡Hoy es el día de tu redención! No importa cuán lejos te sientas o cuán rotas estén las piezas de tu vida, Jesús está aquí, listo para ofrecerte la oportunidad de un nuevo comienzo.

Pero para recibir esto, primero debemos reconocer nuestras necesidades. Debemos estar dispuestos a arrepentirnos y a dejar atrás lo que nos ha mantenido cautivos. Tal vez has estado intentando manejar tu vida en tus propias fuerzas, y hoy es el día para entregarle esas cargas a Cristo. Él quiere y está listo para liberarte. Hoy es el día para decir: “Estoy listo/a. Estoy listo/a para recibirlo”.

3) LA RESPUESTA A SU NACIMIENTO

Queridos amigos y hermanos, Llegamos a un momento culminante y poderoso en nuestra reflexión. Juan 1:12 nos dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” ¡Escuchen atentamente! Esta es una declaración que puede cambiar el rumbo de tu vida.

El nacimiento de Jesús fue el comienzo de una obra grandiosa; un regalo divino para cada uno de nosotros, un regalo que nos ofrece la oportunidad de ser parte de la familia de Dios. Pero, ¿sabes qué? Todo regalo requiere una respuesta. La pregunta es: ¿Cómo responderemos a este maravilloso don que Dios nos ofrece?

Imagina por un momento a un niño pequeño que recibe un hermoso regalo en su cumpleaños. Ese regalo, brillante y nuevo, se queda en la mesa. ¿De qué le sirve si no lo abre, si no lo disfruta? Así es nuestra vida con Cristo. Él ha venido; ha nacido, y te está extendiendo su mano, esperando que lo recibas, esperando que abras tu corazón y dejes que Su amor inunde tu vida.

¿Estás listo para abrir tu corazón y recibir el regalo de la salvación? Esa palabra, “recibir”, es un acto de fe. Es decir: “Yo acepto lo que Tú has hecho por mí. Me rindo ante Ti. Reconozco que no puedo hacer esto solo.” Este es el primer paso hacia una transformación auténtica.

Mi desafío para ti hoy es que enfrentes la realidad de tu vida.

  • Tal vez has estado lidiando con el peso del pecado, sintiendo la carga de decisiones equivocadas.
  • Quizá estas luchas te han dejado exhausto, quebrantado, con el corazón herido.

Pero aquí está la buena noticia: no tienes que cargar ese peso solo por más tiempo. La palabra de Dios nos dice que todos somos bienvenidos a Su presencia. No importa cuál sea tu pasado, nacer de nuevo es posible.

Cuando dice: “Les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”, ese término de hijos es profundo. Significa que ya no eres un extraño, ya no estás solo. Tienes un lugar, una identidad, una familia. ¿Te imaginas? Cada vez que decides seguir a Cristo, estás reclamando tu lugar en la mesa de Su familia. ¡Eso es asombroso!

Hoy, en este momento sagrado, quiero hacerte una pregunta:

  • ¿Sientes en tu corazón ese tirón?
  • Quizá te sientes llamado a dar un paso hacia adelante, a reconocer que necesitas a Jesús en tu vida.

Si hoy sientes que es tu momento de rendirte, de aceptar a Cristo como tu Señor y Salvador, quiero que lo manifiestes. No se trata solo de una decisión en silencio; se trata de un acto que cambiará tu vida.

Te invito a que, si sientes que este es tu momento y estás listo para dejar atrás el pasado y abrazar la nueva vida en Cristo, levantes tu mano. ¡Hazlo ahora! Si deseas más y quieres invitar a Jesús a tu corazón, ven al frente. No te preocupes por lo que piensen los demás; este es un momento entre tú y Dios.

Recuerda que cada mano levantada representa un corazón dispuesto a recibir la gracia, a ser renovado y a convertirse en un hijo de Dios. ¡Es un acto de valentía! Te animo a dar ese paso transformador. Este es el momento de romper con el pasado y abrazar el futuro que Cristo tiene para ti.

Si aún no te has atrevido a pasar al frente, donde estés puedes hacer una oración de entrega, una oración sincera que diga: “Señor Jesús, hoy Te recibo en mi corazón. Te entrego mi vida. Perdóname por mis pecados y hazme nuevo.”

¡Hoy es el día de tu redención, el día de tu salvación! Permite que el amor de Cristo llene cada rincón de tu ser y comienza un viaje glorioso hacia la vida abundante que Él ha prometido. ¡Amén!

Conclusión:

Hermanos y amigos, hoy hemos recorrido un hermoso camino. Desde el humilde nacimiento de nuestro Salvador, hasta la poderosa promesa de redención que nos ofrece, hemos visto que Jesús es la respuesta a nuestro anhelo más profundo. Él ha nacido para traer luz a nuestras tinieblas, para ofrecernos un nuevo comienzo y para darnos el privilegio de ser llamados hijos de Dios.

Si hoy has sentido esa chispa en tu corazón, si has tomado la valiente decisión de abrirte a Cristo por primera vez o de reconciliarte con Él, te animo a que vivas esta nueva vida con alegría y propósito. La vida que Él tiene para ti es abundante, llena de esperanza y transformadora.

© Franklin Riera. Todos los derechos reservados.

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Franklin Riera
Autor

Franklin Riera

Magister en Teología y Estudios Bíblicos, Lic. en Teología Pastoral y Estudios Transculturales. Pastor en Ecuador por 20 años.

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